Un día con cada candidato a Rector de la Universidad: Lovelle echa en falta más tiempo para hablar y Villaverde insiste en que quiere escuchar

"Cada día tengo más claro que puedo ganar", asegura el catedrático, con un ritmo frenético de charlas por las facultades

"Bueno, yo ya me callo", repite el rector en funciones al final de todos sus actos, en los que llena las salas

A la izquierda, Lovelle, en la Facultad de Geología. A la derecha, Villaverde, entre la profesora Cristina Valdés y Luis J. Rodríguez, director de campaña.

A la izquierda, Lovelle, en la Facultad de Geología. A la derecha, Villaverde, entre la profesora Cristina Valdés y Luis J. Rodríguez, director de campaña. / C. G. / Analia Pello

Un día con Juan Manuel Cueva Lovelle

"Tengo unos hábitos totalmente estructurados. Desde que dejé de ser director de departamento sigo el mismo esquema". El reloj marca las diez y media y por delante hay una larga mañana de actos de campaña. Juan Manuel Cueva Lovelle, candidato a rector de la Universidad de Oviedo, lleva varios días visitando las facultades para presentar el programa con el que pretende erigirse en el máximo dirigente de la institución académica. "Menos mal que siempre libero de clases el segundo semestre, porque sino sería un lío".

La agenda está copada de actos. El primero, en la facultad de Formación de Profesorado y Educación. "Son muchas cosas y muy poco tiempo. Lo más difícil es encajarlo todo", señala. Cada encuentro con la comunidad universitaria dura cerca de hora y media y el catedrático se sincera: "Me alargo mucho. Tienen que avisarme de que se nos echa el tiempo encima". Quien le llama la atención es su equipo de campaña, compuesto por veinte personas "que me ayudan muchísimo". Parte de ese equipo es Daniel Gayo, profesor de Informática y que estos días es su sombra. Al cuello, una cámara con la que crea una galería fotográfica para la web y redes sociales de la candidatura.

Arriba, Cueva Lovelle con José Antonio Vega. Abajo, en la Facultad de Geología. | C. G

Cueva Lovelle con José Antonio Vega. / C. G.

Para controlar el frenético ritmo de una campaña, el Catedrático mantiene un estilo de vida organizado. Cada mañana, su despertador suena a las ocho. "Soy un ave nocturna. Me acuesto tarde revisando documentos o el correo electrónico. Normalmente hasta la una de la madrugada estoy activo", detalla. Ese control lo traslada a la alimentación, y es que mantiene una dieta estricta ya que es diabético. Carne, pescado y mucha fruta y verdura. Además, señala una de sus aversiones: "No me gusta nada el café". Esto, explica, confronta directamente con su pareja, quien es una incondicional cafetera. El alcohol y el tabaco están "vetados".

Son las once y media pasadas y la Facultad de Geología aguarda. En la puerta le espera Carlos López, decano. A las doce, nueva ponencia en un aula especial para él. Allí, el candidato impartió su primera clase recién llegado a la universidad en 1985. "Tenía 27 años. Había algún excompañero que creía que llegaba rebotado de Minas", bromea Lovelle, que recuerda al detalle aquel momento y una anécdota: se encargó del diseño de los proyectores de dicha aula. "Fue en el 2000. Era complicado porque tiene un techo muy alto, pero imposible no hay nada".

Durante la primera parte del curso, el ingeniero compagina sus clases por la mañana con las tutorías y labores de investigación por las tardes. En cambio, el segundo semestre disfruta de más tiempo ya que se encuentra liberado de la docencia. "Es la época en la que me centro totalmente en los grupos de investigación, acudo a congresos o viajo a otras universidades para conocer otras formas de trabajo". Entre sus viajes predilectos, uno a Tailandia el pasado verano con el que quedó "fascinado" por el lugar. Mención aparte sus visitas a Estados Unidos, en concreto a Florida, donde residen su hijo –también ingeniero informático–, nuera y nieto.

A la izquierda, Lovelle, en la Facultad de Geología. A la derecha, Villaverde, entre la profesora Cristina Valdés y Luis J. Rodríguez, director de campaña. | C. G. / Analia Pello

Lovelle en la Facultad de Geología. / C. G.

El tiempo pasa. La exposición de los puntos de su programa se sucede y las preguntas de los asistentes se acumulan. "Tenemos que irnos ya", insisten desde su equipo.

El ajetreo devora los ratos libres. Sin embargo, Lovelle intenta siempre comer en casa para encontrar un rato de tranquilidad. Además, cuando hay ocasión, disfruta de una de sus pasiones: volar a través de la pantalla del ordenador. "En algún momento aprovecho a jugar al ‘Fly Simulator’, aunque estos días no he tenido tiempo". Después de comer, un instante de desconexión: una "minisiesta" de media hora para cargar las pilas. En ese momento, llega la dedicación absoluta con el equipo de campaña. Preparar entrevistas, organizar la agenda o "entrenar" para el debate en LA NUEVA ESPAÑA del próximo lunes.

De cara a las elecciones, Lovelle se muestra "positivo". Y es que tiene experiencia. En 39 años en la Universidad, ha ganado cuatro comicios. En 1996 y 2000, se impuso como director de centro en la Escuela de Ingeniería Informática. En 2008 y 2012, se convirtió en director del departamento de Informática. "Cada día tengo más claro que puedo ganar".

Son las dos. El decano de Medicina, José Antonio Vega, ha llegado. La puerta del cubo dos del HUCA se cierra. La maratón continua.

Un día con Ignacio Villaverde

El día de Ignacio Villaverde, rector en funciones, candidato a la reelección el próximo 25 de abril, comienza muy pronto. El despertador suena a las 6.15 de la mañana en su casa de Gijón. "Me cuesta horrores levantarme", admite el catedrático de Derecho Constitucional en el inicio de una jornada frenética –otra– de una campaña que espera que le lleve de vuelta al despacho de Rector para los próximos seis años.

Pero el día tarda en arrancar. "Lo primero que hago es tomarme un café, no soy humano hasta ese primer café", dice Villaverde, un tipo cercano en las distancias cortas, que se para con este y con aquel y que disfruta hablando. Después del café lee la prensa. Vistazo rápido a titulares en prensa digital. Luego, al tajo.

Son las 10.00 horas del martes y el rector en funciones repasa la agenda en la cafetería de la Facultad de Geológicas, en Oviedo. Va como siempre: traje, pañuelo y tirantes. Los usa desde que tenía 30 años por motivos más prácticos que estéticos. Se fija mucho en la ropa y bromea diciendo con que no soporta a los que se hacen mal el nudo de la corbata. Villaverde tiene por delante dos actos de presentación de su programa, primero en la facultad de Formación de Profesorado y Educación y luego en la de Filosofía y Letras. El ritmo no para. El Rector ya ha hecho deporte a esas horas. Lo hace todos los días de 8.00 a 8.30 y media de la mañana, en el gimnasio de la Escuela de Marina Civil de Gijón. Después pone rumbo a Oviedo escuchando la radio. "Radio 5, para eso soy un hombre de costumbres".

Villaverde casi no revisa papeles antes de los actos que tiene, pero los lleva bien preparados. Va con una pequeña botella de agua y echa de menos una mochila. "A ver si me hago con una".

Villaverde insiste en que quiere escuchar

Villaverde, con Francisco Martín Miguel. / Analía Pello

Su director de campaña, Luis J. Rodríguez, es su sombra estos días. No suelta el móvil, le recuerda la agenda y se sienta a su lado en los actos. El rector pasea desde Geológicas a Formación de Profesorado y los alumnos se fijan en él. "Ahí va el Rector". Los responsables de la Facultad le reciben. Muchos le garantizan el voto. Villaverde lo agradece y les contesta a (casi) todos por su nombre. Siempre empieza la presentación de su programa con la misma frase: "Voy a contaros mis ideas, pero sobre todo quiero escucharos", dice a los presentes, que suelen llenar los salones y preguntan y trasladan le sus preocupaciones. Al acabar su intervención suelta su frase estrella. "Bueno, yo ya me calló".

Villaverde no realiza grandes promesas. Insiste mucho en que hay que cambiar la forma de dar clase y pone el foco en asuntos muy concretos. Por ejemplo: "En muchas aulas tenemos bancos corridos y atornillados al suelo. Eso tenemos que cambiarlo". También habla sobre accesibilidad. "Las puertas pesan mucho", dice.

Después del encuentro en la Facultad de Profesorado pone rumbo al campus de El Milán. Le recibe en la puerta de Filosofía y Letras el decano, Francisco Martín Miguel.

Villaverde insiste en que quiere escuchar

Villaverde en una charla en Filosofía y Letras. / Analía Pello

En el salón de actos hay decenas de personas y Villlaverde vuelve a hablar de los retos a corto plazo. Sobre las 14.00 horas, para. Su siguiente parada es su despacho en el Rectorado. Va caminando antes del momento del día en el que tiene más relajación. Come tranquilamente y a las 16.00 horas retoma la agenda.

La campaña es dura aunque, según su equipo, el ritmo de actos no es muy distinto de un día normal. Villaverde dice que aprovecha el tiempo libre y que cuida la alimentación. Ve series de risa, que no le hagan pensar mucho. Aunque últimamente poco tiempo libre tiene el rector en funciones. La campaña le ha pillado en plenos preparativos finales de la boda de su hija mayor. Le toca llevarla al altar pocas semanas después de las elecciones. Villaverde no puede ocultar los nervios. Dice que le hace mucha ilusión.

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