El "Jovellanos de América" reclama salir del olvido en Asturias

Una descendiente de Ramón de Posada cumple su sueño de homenajearlo en Cangas de Onís

María Teresa Pendás entrega una biografía de Ramón de Posada al presidente del Tribunal Supremo, Francisco Marín Castán.

María Teresa Pendás entrega una biografía de Ramón de Posada al presidente del Tribunal Supremo, Francisco Marín Castán. / Tribunal Supremo

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

La canguesa María Teresa Pendás Fernández lleva veinte años reivindicando la figura de uno de sus ilustres antepasados, el jurisconsulto Ramón de Posada y Soto, considerado como "el Jovellanos de América", nacido en la aldea de Onao, en Cangas de Onís, en enero de 1746, y que en 1812 fue nombrado primer presidente del Tribunal Supremo, designado por las Cortes de Cádiz. "Siempre me preguntaba: ¿Por qué Cangas de Onís no recuerda a alguien tan importante? Pero la gente le había olvidado", dice María Teresa Pendás, que reside en Madrid. No obstante, sus esfuerzos –y los de uno de sus seis hijos, Felipe Estévez– han tenido fruto. Este viernes se rinde homenaje a Ramón de Posada en su Cangas de Onís natal en un acto promovido por la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia, el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y el Ayuntamiento cangués. El acto contará además con la presencia del actual presidente del Supremo, Francisco Marín Castán.

Con él se reunió hace unos días María Teresa Pendás, acompañada de uno de sus hijos, Rafael María Estévez Pendás, magistrado del Tribunal Superior de Madrid, para entregar a Marín Castán la única biografía dedicada a Ramón de Posada –hoy descatalogada–, titulada "El Fiscal de la Real Hacienda de Nueva España, Don Ramón de Posada y Soto", obra del historiador sevillano Vicente Rodríguez García y publicada en Oviedo en 1985, que se centra especialmente en el periplo americano del cangués.

Allí, en tierras mexicanas, donde se casó con su primera mujer, una sobrina política del virrey Gálvez, Ramón de Posada fue juez y fiscal, protector de los indios e impulsor de reformas administrativas, económicas y fiscales, motivo por el que ha sido llamado en alguna ocasión "el Jovellanos de América".

Lo cierto es que hay una relación mucho más cercana con el polígrafo gijonés. Ramón de Posada se convirtió en concuñado de Gaspar Melchor de Jovellanos por el matrimonio de su hermano Sebastián con Juana Jacinta de Jovellanos. Pero mucho antes habían estudiado juntos en Ávila, en el improvisado seminario creado por el obispo asturiano Romualdo Velarde Cienfuegos, en el que también recalaron José, Juan y Romualdo Mon Velarde y los cuatro hermanos Arias. Todos ellos "llegaron a los más altos empleos, ministerios y dignidades de la monarquía", según el biógrafo de Jovellanos Carlos González de Posada. Jovellanos y Ramón de Posada compartían su amor por las bellas artes, especialmente la poesía, y mantuvieron contacto toda su vida, como muestran las cartas conservadas.

Ramón de Posada y Soto.

Ramón de Posada y Soto. / LNE

El discurso de Ramón de Posada para entrar en el Supremo provocó sus más y sus menos, según el historiador Vicente Rodríguez. Y es que no sonó demasiado radical a algunos oídos de las Cortes de Cádiz, por lo que fue criticado en un opúsculo, respondido por sus defensores poco después. Todo indica que, aunque ilustrado y avanzado, no abogaba por derrocar a la monarquía o cambios drásticos, con lo que incluso hasta en sus ideas estaría en comunión con Jovellanos.

La descendiente canguesa de Posada, María Teresa Pendás, nació en Labra, muy cerca de la aldea de Onao, pero su familia, muy vinculada con la abogacía, se instaló en Ribadesella tiempo después. Allí conoció al que sería su marido, el magistrado Rafael Estévez Fernández, que tras un largo periplo terminó obteniendo plaza en la sala de lo penal del Tribunal Supremo. Fue allí cuando, al ver el retrato de Ramón de Posada, exclamó: "Ese es de mi familia". Estévez, miembro de "Justicia Democrática", y jovellanista de pro, fallecería con 59 años en 1990.

María Teresa Pendás aún se maravilla de que alguien nacido en un lugar tan pequeño como Onao alcanzase las más altas instancias de la magistratura. "Ramón bajaba a Labra, para ver a sus abuelos, y luego fue a estudiar a Celorio (Llanes), antes de marcharse de Asturias para completar su formación en Ávila y Valladolid", relata. "La figura de Don Ramón siempre ha estado muy presente en mi familia", asegura María Teresa, que desciende de la hija pequeña de Ramón de Posada. "Ahora estamos tratando de reunir a los familiares que proceden de su hijo Vicente", asegura.

María Teresa Pendás quiere recuperar ahora la biblioteca de la familia, con más de 300 años de antigüedad, formada por unos 10.000 volúmenes, algunos incunables, y todo ello para donarla a laguna institución.

El próximo viernes, María Teresa Pendás acudirá a Cangas de Onís acompañada de su hija, la periodista Tesa Estévez, y su nieta Sara para hacer justicia a su lejano antepasado.

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