Arranca la campaña de las elecciones europeas: Asturias vota el 9J con un ojo en Bruselas y el otro en la Moncloa

Dos candidatos asturianos en los principales partidos, PP y PSOE, reforzarán la imagen de duelo político nacional y regional

Asturias vota el 9J con un ojo en Bruselas y el otro en la Moncloa

Asturias vota el 9J con un ojo en Bruselas y el otro en la Moncloa / Ilustración: Pablo García

Vicente Montes

Vicente Montes

Las elecciones europeas que se celebran el próximo 9 junio, y cuya campaña electoral comenzó ayer, cuentan con ingredientes extra. Las urnas para elegir a los integrantes del Europarlamento suelen constituir un plato más bien secundario en el pulso político de los partidos regionales, más volcados en las elecciones autonómicas y municipales o generales. Sin embargo, tres planos concurren en esta ocasión para elevar el interés y motivar una atención extra.

Un total de 450 millones de europeos están convocados para elegir a 720 diputados, 15 más que en los pasados comisiones, que se celebraron en 2019, porque las legislaturas europeas tienen una duración de cinco años. En España saldrán los nombres para ocupar 61 asientos en el Parlamento Europeo, dos más que en 2019.

Europa en la encrucijada. El interés por Europa ha crecido en el electorado: de hecho, el último Eurobarómetro prevé en España un incremento de participación. La razón puede estar en la lección aprendida que supuso la pandemia y en el escenario de incertidumbre por las escaladas bélicas, en especial la de Ucrania. Esas incertidumbres han motivado que la Unión Europea haya virado ligeramente el rumbo de sus objetivos. Conseguir una Europa menos dependiente de otros países en materia defensiva o en suministro de energía, tecnología o materias primas constituye otro de los ejes que, probablemente, cobrará fuerza para este nuevo periodo, coinciden los analistas.

A ello se suman los planes de ampliación de la UE, hacia antiguas repúblicas soviéticas (Ucrania, Moldavia y Georgia) o los territorios de los Balcanes occidentales (Albania, Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia), que sin duda tendrán consecuencias geopolíticas, pero también económicas en el reparto de ayudas, un asunto en que afectará a las expectativas de Asturias.

Pero en especial hay dos cuestiones en debate relevantes: la primera, el futuro del impulso económico que han supuesto los fondos activados tras la crisis del coronavirus. Agotado su plazo inicial de existencia, el debate está en si arbitrar otro mecanismo extraordinario o, por contra, dejar ya en manos de los países que cada cual espolee su propia economía. La segunda cuestión tiene que ver con el reciente auge de los partidos populistas, muchos de los cuales incluyen en su ideario un modelo de Europa distinto al actual.

Un plebiscito encubierto. Aunque se eligen parlamentarios españoles en Bruselas, tanto PSOE como PP convertirán estas elecciones en un plebiscito encubierto. Los socialistas tratarán de demostrar que las expectativas del popular Alberto Núñez Feijóo son demasiado optimistas, y los populares quieren que, indirectamente, el voto del 9J se convierta en una forma de castigo al socialista Pedro Sánchez por decisiones como la amnistía por el «procés». Esa lectura se notará en Asturias. Al contrario que en los comicios de 2019, socialistas y populares cuentan con candidatos asturianos, situados en puestos de salida en sus respectivas listas (Jonás Fernández, del PSOE, y Susana Solís, del PP), que terminarán por visibilizar ese duelo encubierto. Ya se vio en el debate preelectoral organizado por LA NUEVA ESPAÑA el pasado viernes 17.

Los asuntos que importan a Asturias. Pero lo cierto es que Asturias se juega también mucho. El diseño de la Política Agraria Común (PAC) o el futuro de la protección del lobo son cuestiones que afectan de manera significativa al campo asturiano. Pero también el ritmo de la descarbonización, las ayudas a la transición justa, las medidas para combatir el despoblamiento, el impulso a las infraestructuras o la protección al tejido industrial terminan por impactar de lleno en los intereses del Principado. Asturias ha recibido importantes inyecciones económicas de Bruselas, algunas mejor gestionadas que otras, pero la irrupción de nuevos socios disminuirá las posibilidades de la región para acudir a fondos destinados a lograr una Europa más igualitaria. Hay, no obstante, también oportunidades, como el interés comunitario por la política de Defensa, donde Asturias podría encontrar un nicho de actividad económica y atracción de inversiones.

A todo ello, resulta inevitable sumar una lectura política regional. Aunque el reparto de escaños a Bruselas se hace tomando España como circunscripción única, será inevitable un análisis en clave autonómica de los resultados. En especial, cuando los partidos con opciones de colocar un representante asturiano, PSOE y PP, teñirán sus mensajes de proclamas relacionadas con la batalla política regional, también para poder hacer lecturas locales.

Habrá, pues, mensajes en tres niveles aunque el objetivo de estas elecciones no es otro que el de conformar un parlamento europeo del que saldrán las leyes que marcarán el rumbo de una Europa que se enfrenta a importantes retos y que, en especial en los últimos años, ha demostrado que en situaciones de incertidumbre es mejor para los países actuar de manera conjunta que hacerlo de manera individual.

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