Trenes rigurosamente vigilados

Lamentamos advertir...

La inauguración de la Variante abre la época boreal que culminará en el bimilenario de la crucifixión de Jesuscristo, y más allá

Un responsable del catering, ayer, en el tren inaugural de la Variante, a 248 kilómetros por hora.

Un responsable del catering, ayer, en el tren inaugural de la Variante, a 248 kilómetros por hora. / Miki López

Javier Morán

Javier Morán

Lamentamos advertir en estas pocas horas siguientes al acontecimiento ferrocarrilero más notable de nuestra historia (empatado tal vez con la construcción de la Rampa de Pajares, acabada en 1884), que hemos percibido algunas distorsiones en la solemne (¿?) inauguración de la Variante de Pajares, una proeza ingenieril de primer orden que vendrá a darnos a los asturianos muchas más alegrías que frustraciones, aún cuando lo que se inicia desde el punto de vista constructivo consiste en un rosario de obras pendientes de incalculable precio y valor, al fin de las cuales existirá el auténtico AVE Madrid-Gijón.

De hecho, creemos que ya ha nacido el bebé que en unos años viajará en dicho AVE pleno, pero no creemos que sea para su primera comunión, aunque tal vez sí suceda en su confirmación o cuando inicie los estudios universitarios.

Pero antes del futuro los dioses han colocado el presente, de modo que entonaremos de modo respetuoso y objetivo ciertas lamentaciones de ahora mismo.

1) El último descarrilamiento. Quisieron esos mismo dioses que 48 horas antes del acontecimiento una locomotora del Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviaria) se saliera dulce y lentamente de los carriles en un punto determinado de la Rampa de Pajares. ¿Pudo ser el último quejido cósmico del veterano paso montañero después de casi 140 años de servicio? Algo así como "no me dejéis tirada" (la rampa), o "todavía me necesitaréis". Sea lo que fuese, las prestaciones de la Variante permitirán que Asturias permanezca aislada mucho menos tiempo a causa de nieves o railes torcidos. En cuanto a la Rampa, pese a las brumas oficiales, todavía le quedan raíles para rato. Pensemos en convoyes gaseros o de mercancías varias, de cuya homologación en la Variante no tenemos noticias.

2) Un ministro fresco (como una lechuga). Oscar Puente, recién nombrado ministro del ramo ha llegado y besado el santo, es decir, ha inaugurado la magna obra asturiana después de que ocho o nueve ministros bailaran con ella cuando era más fea. A Puente le ha tocado danzar con la más acabada de las debutantes, pero lo hará debajo de la bombilla, que es como un aviso de que su cogote se hallará permanentemente calenturiento de tanto que obligatoriamente le seguiremos pidiendo en Asturias.

Dos observaciones más acerca del neoministro. Como el personaje ha demostrado en los últimos días grandes dotes de locuacidad, o verbosidad, auguramos que al cruzarse con nuestro presidente asturiano Adrián Barbón, de similar facundia, se quitarán las palabras el uno al otro, como si se tratara de un duelo de laringes, o laringomaquia. Esto último es un suponer, pues al ministro podrían recomendarle en Moncloa que se acoplase una brida contra el palabrismo, que hasta entonces podría habernos traído auténticas tardes de gloria. En tal caso, y tal vez embridado el ministro, sólo nos quedaría lo que ya conocemos abundantemente, este nuestro Winston Barbón, persona con una brutal vocación discursiva desde la infancia. Por lo demás, Puente estuvo ayer correcto; incluso diríamos que fue "corto pero breve", como dijo cierto extranjero habituado a los discursos.

La Variante forma parte de la línea Venta de Baños-Gijón, León-Gijón o Madrid-Gijón; el final de la línea siempre ha sido Gijón, pero en la inauguración quedó como un "mojón" tirado a 28 kilómetros de distancia

3) ¿Una auditoría? Otro dato concerniente al nuevo ministro, y que nos atañe gravemente, consiste en que de un tiempo a esta parte el número de incidencias ferroviarias se ha disparado de modo temible. No hay semana, o incluso día, en el que no giman las infraestructuras ferroviarias o los trenes mismos. Tales circunstancias las padecen en primer lugar las Cercanías, de lo cual sabemos todo en Asturias a causa de la deteriorada FEVE. También otros convoyes sufren accidentes o incidentes, pero para disponer de una foto fija del problema deberíamos confiar en Renfe y Adif y en su análisis honesto de la situación. Seguro que el ministro encarga auditoría...

4) La línea finaliza en Gijón. Ya nos pongamos en una postura u otra, la Variante de Pajares forma parte de lo que se podría denominar (con las correspondientes concesiones ferroviarias originarias o denominaciones posteriores) línea Venta de Baños-Gijón, León-Gijón o de un modo más general Madrid-Gijón. Por tanto, el punto final del trayecto es Gijón y únicamente Gijón. Como decía la recordada exalcaldesa de la Villa de Jovellanos, Paz Felgueroso, finaliza con nuestra "estación Termini" (en efecto, en Gijón, como en Roma, también hay termas).

Pero "término" proviene de un vocablo latino que significa "mojón", así de duro. En consecuencia, anotamos que en esta inauguración Gijón acaba tirado como un mojón a 28 kilómetros de la carpa de los festejos, en Oviedo. Intolerable. O el Ayuntamiento de la Villa ha dormitado al respecto, o Winston Barbón prescinde una vez más de Gijón, como viene haciendo desde hace casi un quinquenio. También pudiera ser que la logística recomendara una posición abrigada para la carpa del festejo. No se olvide que el presidente del Gobierno ejerce una poderosa atracción sobre las laringes, que no se le acercan precisamente para permanecer silentes.

En cualquier caso, el olvido del punto final de la línea llegó ayer al culmen en boca del propio ministro al afirmar que Oviedo "tendrá conexiones con Avilés, Gijón, etcétera". Ciertamente este chico necesita un repaso de 1º de ferrocarriles.

5) La dignidad esperada. No es necesario insistir en al significación para los asturianos de este acto inaugural. Por ello, se esperaba un acto no meramente protocolario, sino de gran dignidad, lo cual incluía discursos bien trabados y, a poder ser, justos. Esto último lo veíamos más difícil, pues abunda la mezquindad política.

Sin embargo, Winston Barbón hizo gala de gran libertad al recordar dos nombres señeros en la historia de la Variante: Alejandro Rebollo (el inspirador), e Isabel Pardo de Vera (la definidora final, en nombre del Adif). No obstante, le faltaron los arreos máximos para rememorar que fue la cabezonería de un ministro, Francisco Álvarez Cascos, la que clavo el proyecto a la realidad.

6) El Rey sólo. Cuando el 15 de agosto de 1884 fue inaugurado el tramo de Busdongo a Puente de los Fierros, acudieron al acto el rey de España Alfonso XII, su esposa, María Cristina de Habsburgo y la Princesa de Asturias Maria de las Mercedes. Lamentamos no haber contado ayer con la reina Letizia, asturiana, e incluso con la Princesa de Asturias, Leonor. Suponemos que la Casa del Rey toma decisiones correctas y no podemos calibrar el influjo reverso de Moncloa o del Ministerio en el acto, aunque sabemos que el rey lo encaja todo con serenidad y estoicismo constitucionales. Sus palabra se echaron en falta. Como también mas creatividad y brillantez en los actos.

7) La cuestión Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso había pedido participar en la inauguración, pero, al parecer, el mismo influjo reverso de Moncloa lo ha impedido. Al margen de la calificación política que nos merezca Ayuso, su invitación hubiera sido aleccionadora. Pero la aversión del Principado por la madrileña es ya legendaria. Y con meteduras de pata como aquella que acaeció durante una ola de la Covid, cuando en Madrid se disparó en número de casos y el ministro Illa, que no daba pie con bola, lo atribuyó a la presidenta. Inmediatamente, aquí en el Principado un mando intermedio de Sanidad y Barbón se llevaron las manos a los pechos y expelieron la famosa sentencia: "¡Nos duele Madrid!". Pues bien, justo a la semana siguiente era Asturias la que alcanzaba cifras temibles. Y por ahí seguido. También es cierto que si hubiera venido Ayuso se habría comido la brillantina de Sánchez, Barbón y demás equipillos. Mientras Barbón no se sacuda la tirria ayusista no se sentará a planificar con el otro extremo de la línea, el más importante.

8) Bimilenario. Según Winston Barbón y sus colabores (como Alejandro Calvo, Alexander Calvin), esta inauguración marca el comienzo de una década prodigiosa para Asturias, que finalizará en 2033, año que marca precisamente el bimilenario de la crucifixión de Jesucristo, según los calendarios más actualizados. A continuación, seguramente proseguirá la peripecia de los trenes asturianos. Será ya "después de Cristo".

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