La emotiva reconciliación del diputado asturiano Xabel Vegas con la memoria de su padre

”No nos llevábamos bien. Le debo entender la política como una tarea digna e importante que requiere todo nuestro tiempo”, dice el músico y líder de Más País, hermano de Nacho Vegas, al referirse a su progenitor, que fue director de Trabajo con el PSOE en los años 80 y falleció en 1994 tras un severo declive personal

Xabel Vegas

Xabel Vegas / Athenea Eugon

Vicente Montes

Vicente Montes

Xabel Vegas, músico, militante de la izquierda asturiana más beligerante, es desde el pasado 27 de junio diputado en la Junta General. Hermano del también músico Nacho Vegas, ambos sufrieron un dramático episodio en su adolescencia y juventud: la muerte de su padre, Simón González, quien fue en su día director regional de Trabajo del Gobierno del Principado siendo presidente Pedro De Silva y Paz Fernández Felgueroso consejera de Industria.

Ese hecho marcó a los dos artistas hasta el punto de que Nacho Vegas le dedicó, con una mezcla de rabia y melancolía, la canción «El ángel Simón». Según señaló en su día el propio Nacho Vegas, Simón González «se dejó morir» tras un proceso de caída personal después de haber sufrido el haberse convertido en el brazo ejecutor de algunas duras reconversiones industriales en la Asturias de los años ochenta. Fue hallado muerto una mañana de 1994, fallecido de infarto mientras dormía, arruinado y olvidado por la clase política que podía haberle buscado alguna salida.

La memoria del padre es, para los dos músicos, una constante dolorosa. Este martes, Xabel Vegas, el día en el que se cumplían 29 años del fallecimiento de su padre, escribía un texto emotivo y tierno en el que se reconcilia con las preguntas y la rabia que le dejó el fallecimiento de su padre: «Le debo entender la política como una tarea digna e importante. Gracias, papá», dejó escrito el diputado de Convocatoria por Asturies (coalición formada por IU, Más País e IAS) en la Junta General del Principado.

Para entender esta historia hay que remontarse a la Asturias de los años ochenta del pasado siglo y al impacto que supusieron las medidas de reconversión industrial ejecutadas por el Gobierno socialista de Felipe González. Era un tiempo en el que ser director regional en Asturias suponía un estatus relevante y la política conllevaba tiempos de vino y rosas sin que sus protagonistas fuesen conscientes de la pena de olvido que conlleva una vez que se sale de ella.

Simón González formó parte de aquellos jóvenes valores del Gobierno socialista de Pedro de Silva. Con una edad en la treintena, la política alimentaba grandes expectativas, pero en aquella época también conllevaba sinsabores: ofrecía las fresas más dulces, pero obligaba también a morder las ciruelas más amargas. La reconversión industrial pilló a Simón González en el ejercicio de su cargo. Tuvo que lidiar con decisiones polémicas: «Le tocó gestionar una de las épocas más duras de la reconversión industrial, con conflictos laborales como el de IKE», recuerda Xabel Vegas refiriéndose a la fábrica de camisas de Gijón, que desencadenó una intensa lucha obrera entre 1984 y 1994.

En aquellos tiempos, los jóvenes hermanos Xabel y Nacho desarrollaban una actividad militante de izquierdas y consideraban a su padre parte del problema que sufría la clase obrera. «Por una parte le disgustaba que yo perteneciese a una izquierda radical que les veía a él y a los suyos como auténticos enemigos. Ciertamente mis actitudes de adolescente eran duras, intransigentes, maximalistas…», señala Xabel Vegas, quien supone que a su padre «le preocupaba que me metiese en líos».

Unos meses antes del fallecimiento, Xabel contó en casa que se negaría a hacer el servicio militar, lo que en aquellos tiempos conllevaba un proceso penal por insumisión que podía llevar a la cárcel. «Al mismo tiempo notaba en él cierto orgullo hacia un hijo que estaba particularmente interesado en la política y que era un activista movido por un enorme impulso ético», refiere Vegas en su texto.

Con todo, «no nos llevábamos bien», admite. Nacho Vegas señala en el libro «Cajas de música difíciles de parar o el desencanto de Nacho Vegas» (Lengua de Trapo): «Éramos una familia de izquierdas... con unos valores que parecía que se quedaban en nada. Mi hermano Xabel, que militaba en Griesca y Liberación, se peleaba con mi padre. La posición política de Xabel era opuesta a la que se suponía entonces que era de izquierdas, la izquierda oficial, el PSOE, mi padre».

Al tiempo, en aquellos años duros de batalla obrera a pie de calle, Simón González pasaba su propio infierno. Los hermanos relatan que recibía llamadas telefónicas amenazantes de trabajadores e incluso necesitó protección policial. Los adolescentes rebeldes e idealistas le veían como un traidor a la izquierda; él creía que participaba de algo difícil pero necesario. Llegó a pedir el cese, que le denegó su superiora, Paz Fernández Felgueroso. Y una vez que dejó el cargo, Simón González creyó que podría iniciar una nueva etapa, abandonó la estabilidad que suponía el puesto de siderúrgico en Ensidesa y se lanzó a la aventura de convertirse en consultor, lo que a la postre le llevó al divorcio y a la ruina. Su fallecimiento, tras un largo periodo de abandono personal, supuso un duro golpe para sus hijos. Nacho Vegas recuerda en el relato «El ángel Simón» (en el libro «Política de hechos consumados») cómo dio la noticia a su hermano Javi (Xabel):

«Me quedé varios minutos de pie delante de la puerta. Se escuchaba el sonido de la televisión dentro. Echaban dibujos animados. Mi hermano practicaba ritmos de batería tocando con un par de baquetas sobre sus muslos. También eso se oía. Javi acababa de cumplir 16 años. Le habíamos dicho que papá no se encontraba bien y ahora me tocaba a mí darle la noticia. (...)

–¿Cómo está papá? –preguntó.

–Javi, papá murió.

–Venga, en serio, ¿cómo está?

–No, Javi, es en serio, papá murió.

Comencé a reír y a sollozar al mismo tiempo. Los dibujos seguían en la tele.

–Santi... lo encontró esta mañana –balbuceé– Llevaba tres días muerto... de un ataque al corazón».

Aquella ausencia ha golpeado como un bajo continuo la posterior trayectoria vital de los hermanos Xabel y Nacho.

«Hace apenas unas semanas, cuando prometí el cargo como diputado en la XII Legislatura de la Junta General del Principado, me acordé de mi padre. Traté de imaginar qué pensaría, qué sentiría si me viese ahora sentado en el escaño de ese hemiciclo. Y quiero pensar que estaría muy orgulloso de un hijo que, aunque siga manteniendo la misma radicalidad en los valores y en el pensamiento, ahora ha aprendido que se consiguen más cosas dialogando que gritando. Y que escuchar al otro, a quien no piensa como uno mismo, es más progresista e incluso más subversivo que creerse siempre en posesión de la verdad. Mentiría si dijese que se lo debo a él. Pero lo que sí le debo es entender la política como una tarea digna e importante, que merece que le dediquemos 24 horas al día y 365 días al año. Gracias, papá».

Así cierra Xabel Vegas el homenaje al cumplirse 29 años del fallecimiento de su padre. Precisamente, accede al puesto de diputado con una siglas que conformarán un Gobierno de coalición con el PSOE.

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