La Granda (Gozón),

Francisco L. JIMÉNEZ

Todo irá bien si, al final, el «homo ecologicus» le gana la partida al «homo tecnologicus». Así lo cree el economista Ramón Tamames, que se inventa esas dos nuevas especies de homínidos para simbolizar la lucha entre la utilización sostenible de los recursos naturales del planeta y la explotación «depredadora» de que ahora es objeto la Tierra. Ese dilema -esquilmar o preservar- es el telón de fondo de asuntos de actualidad candente, el primero de todos el cambio climático, que desde ayer analizan en los cursos de verano de La Grandas expertos en diferentes campos del saber.

Los invitados al foro académico no perdieron un segundo en discutir sobre si el calentamiento global del planeta es una realidad o un mito. Una batería de datos estadísticos dejó claro a las primeras de cambio que los océanos están más calientes que hace años, que la temperatura en los continentes sube sin tregua y que el perímetro de hielo en los casquetes polares ha menguado ostensiblemente. Ramón Tamames llamó a este fenómeno «el indicio de la existencia de un problema, nunca el problema en sí mismo». Mitos al margen, los hombres de ciencia pasaron a discutir el grueso de la cuestión.

El problema, se vino a decir, es que el hombre no se muestra ni interesado ni aparentemente capaz en poner freno al crecimiento económico, su voracidad por los recursos naturales parece insaciable. «¿Qué están haciendo las potencias ribereñas de las extensas áreas recientemente descongeladas en el Ártico, con Estados Unidos, Rusia y Canadá a la cabeza?», preguntó Tamames. «Pues negociar acuerdos para repartírselas, toda vez que se estima que allí están el 30 por ciento de las reservas de combustibles fósiles de la Tierra», respondió el mismo.

Si el problema es el riesgo del colapso ambiental del planeta por la «depredación y la codicia humana» -así lo expuso el profesor Tamames-, ¿cuál es la solución? El foro de La Granda aboga por cambios en las políticas y en las estrategias económicas. Unos cambios que, según se trató de hacer ver ayer, supondrán mejoras de salud, de calidad de vida y de sostenibilidad ambiental. Las medidas pasarían por aumentar la eficiencia energética, contener el consumo -«somos unos inconscientes manirrotos», acusó Tamames- y marcar límites tanto al uso de las materias primas como al de los llamados bienes comunes (agua, seres vivos, aireÉ).

Puestos a barrer para casa, la predicción del grupo de expertos reunidos en La Granda ante las posibles consecuencias del cambio climático en Asturias no fue muy clarificadora. «Habrá que esperarÉ», indicó Tamames, quien aprovechó para asestar un pullazo a quien, como la ministra Narbona, «se permite hacer predicciones regionalizadas sobre cómo afectará el cambio climático a España».