Síguenos en redes sociales:

Arturo Castro: «Maqua no era consciente de lo que estaba revolviendo entonces»

LA NUEVA ESPAÑA organiza hoy la reposición de «El cadáver del tiempo», veinte años después de su estreno

Arturo Castro: «Maqua no era consciente de lo que estaba revolviendo entonces»jesús farpón

Saúl FERNÁNDEZ

«El cadáver del tiempo» -documental que LA NUEVA ESPAÑA repone esta tarde a las siete en el Centro de Arte de El Arbolón con la presencia del director Javier Maqua y del ex alcalde Manuel Ponga- se presumía en su génesis como una película sobre el recuerdo, aunque éste fuera crudo. Javier Maqua, cuando se decidió por contar la historia de los orígenes de Ensidesa, sólo pretendía dejar constancia de unos años pasados, de un tiempo que había construido una ciudad sobre los cimientos de una villa de grandes apellidos con la mirada puesta en la otra orilla del Atlántico. «Pero no era consciente de lo que estaba revolviendo», dice Arturo Castro, director de la compañía de teatro «Margen», uno de los responsables de la elección de los actores que intervinieron en la filmación del documental que iba a remover las conciencias de los avilesinos, en un tiempo en que se estaba saliendo de un túnel negro de escoria y contaminación.

«Margen» era entonces, en 1988, una de las pocas compañías que se dedicaban al teatro de forma profesional. «Maqua necesitaba de nuestro trabajo para dotar de naturalidad a esos episodios, en plan "flashback", que recordaban la época de los coreanos», señala Castro. «A esto había que añadir la necesidad que Maqua tenía entonces de un actor que encarnase a ese coreanoÉ», añade. Fue Ramón Pérez «Monchi», uno de los cuatro socios de «Margen». Los otros eran el propio Castro, José Antonio Lobato y Ceferino Cancio. «A mí me llamaron los de "Margen" para hacer figuración», recuerda José Rico, director, en la actualidad, de la compañía «Bacanal Teatro», de Piedras Blancas. «Nos pagaron mil duros de aquel entonces; desde luego, comparado con lo que hacen ahora, estaba muy bien pagadoÉ Y encima me invitaron a comer de plato, nada de bocadillo de sobrasada», comenta.

Tras el estreno del documental la polémica asaltó las calles. «A Monchi le insultaban por la calle o le pasaban la mano por la espalda y le decían: ¿qué necesidad había de contar todo esto?», señala Castro con una medio sonrisa. «Aquella polémica la montaron cuatro pijos de la ciudad que querían que se sacara el Avilés guapo y lleno de jardines. Pero Maqua decidió hablar de la industria», concluye José Rico.

Pulsa para ver más contenido para ti