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La sonrisa de las víboras

La sonrisa de las víboras

Alfonso Ussía, menos conocido como Ildefonso María Ciriaco Ussía Muñoz Seca, decidió hace ya tiempo ser nuestro Pelham GrenvilleWodehouse. Sólo que Ussía es más pródigo como humorista que el padre literario de Jeeves. Ussía, nieto de Pedro Muñoz Seca, autor de «La venganza de don Mendo», una de las piezas humorísticas más representadas en la escena española durante décadas, tiene actualmente en las librerías una segunda parte de su estupenda antología poética satírica, «Bohemios y malvados. Coñones del reino de España II», homenaje a la incorrección política y un texto, por tanto, digno de leer en estos tiempos en que la autocensura mema impera por doquier. Y no digamos la progre y santísima inquisición.

De la misma manera que nos había introducido con «Coñones del reino de España» en el castizo mundo del epigrama, Ussía vuelve ahora con más de lo mismo, que es demasiado, y en el buen sentido de la abundancia. Se trata de un libro para disfrutar y reírse a mandíbula batiente, con unas ilustraciones preciosas de Barca, el mismo artista autor de los dibujos en la serie del Marqués de Sotoancho y en «Carpe Diem. Confesiones de un pollo de barra», otra referencia descacharrante de nuestro autor más británico en la medida del humor.

Ussía, al estar ungido por la gracia de Wodehouse y Waugh, no le ha declarado la guerra a Inglaterra, al contrario de lo que hicieron de manera disolvente y cachonda todos aquellos escritores y dibujantes que formaban parte del elenco de «La Codorniz» en los años cincuenta del siglo pasado, pero nos presenta en «Bohemios y malvados» el auténtico despiporre burlón, con versos golfos y malintencionados de ayer y hoy. Empieza, por ejemplo, citando al poeta Manuel del Palacio, que, vengándose del duque de Almodóvar del Río, ministro de Estado y responsable de la pérdida de las colonias, escribe lo siguiente:

-Le llaman grande y es chico,

fue ministro porque sí,

y en cuatro meses y pico

perdió a Cuba, a Puerto Rico,

a Filipinas... y a mí.

Al inolvidable Jaime Campmany y Díaz de Revenga, el mejor poeta satírico de los últimos tiempos, le dedica Ussía un capítulo de su obra donde recoge su formidable estudio sobre los culos.

-Porque hay culos respingones,

esféricos, plenilunios,

escurridos, mapamundis,

esteatopigios, menudos,

marítimos por los anchos,

y fluviales por los agudos,

antífonas de matrona,

monadas de boquirrubios,

peinados con raya en medio,

selváticos melenudos,

movidos de pizpireta,

alternos de uno, dos, uno,

sedentes de gran señora

y transitados por turno,

enfajados o libertos,

sueltos, prietos, blandos, duros,

de mírame y no me toques,

o de hínchese, don Facundo.

Mucho más que los insectos,

es penoso y peliagudo

el catalogar traseros

y el clasificar los culos.

Aquí querría yo ver

a un entomólogo culto.

En plena efervescencia humorística, Ussía nos conduce por las pendientes del epigrama y el verso publicitario, a veces tan hermoso. Vean: «Y dijo el toro al morir:/ Siento dejar este mundo/ sin probar pipas Facundo». Los octosílabos, endecasílabos y alejandrinos. Los versos capados o de cabo roto. La monda, en su conjunto, para expresar la tremenda capacidad e ingenio de unos autores, Pérez Creus, Manolito el Pollero, Julián del Toro, Calvo Sotelo, Tip, Coll, Mingote, Garmendia, Samper y otros que han practicado el humor en este país de manera indesmayable.

Comprueben lo que hacía José Antonio Garmendia con Teresa de Cepeda, Santa Teresa:

-Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero

que mientras muero o no muero

me estoy haciendo pipí.

Bibliografía

«Bohemios y malvados. Coñones del reino de España II. Alfonso Ussía. Ediciones B.

«Coñones del reino de España. Alfonso Ussía. Ediciones B.

«El jardín de las víboras». Jaime Campmany. Espasa Calpe.

«Occidente contra Occidente». André Glucksmann. Taurus.

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