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Marcianos «a las fartucadas»

Las peñas de Carnaval cogen fuerzas para la «Odisea» festiva, que comenzará el miércoles con un desfile por las calles de Llaranes

Marcianos «a las fartucadas»ricardo solís

E. CAMPO

«¡A las fartucadas, por el triunfo de la buena digestión!» Coreando esta consigna irrumpieron ayer los príncipes del Goxu y la Faba, la peña «Los Haique», en la espicha de hermanamiento que cada año caldea los ánimos para el Antroxu. Semejante alarde reivindicativo pronto tuvo sus frutos, ya que las mesas de Casa Alvarín estaban llenas de tortillas y embutidos ya que los organizadores, sin duda temerosos a ser abducidos por los alienígenas que serán coronados reyes la próxima semana, no repararon en gastos. Había hasta empanadas, plato exótico que sin duda fue apreciado por los paladares de los invasores.

Los incondicionales del carnaval avilesino acudieron en pandillas que, invariablemente, hacían una parada a la entrada del restaurante para apurar los cigarrillos. Las peñas que constituyen el alma del Antroxu exhibieron en sus cuerpos variopintos atavíos, sin orden ni comparsa, y lo mismo se podía encontrar un árabe con madreñas que una japonesa, gente de malos hábitos y otros de largos hábitos, poseedores de cornamentas, payasos y chinos. No faltó a la cita la concejala de Festejos, Ana Hevia, que en esta ocasión se vistió de bruja de puntiagudo cucurucho. Lolo Solís, que cada año deslumbra con sus elaborados disfraces en los desfiles de carnaval, iba de Lolo Solís. Los únicos que coordinaron sus vestimentas fueron de la Cofradía de la Sardina Arenque y Los Diaños. «Pero ellos aprendieron de nosotros», aseguró José Ángel del Río, sardino mayor de los de Llaranes, haciendo ondear su capa colorada.

El gerente de Festejos, Rubén Arias, tomó altura y después tomó la palabra para referirse a esa «Odisea» que promete ser el Antroxu, y que comenzará el miércoles en Llaranes, como manda la tradición, con la clausura formal del Carnaval del año pasado y el desfile por las calles del barrio. Pocas palabras bastaron de preludio antes de animar a los asistentes a vaciar las bandejas. Y, en efecto, los fieles devotos del Antroxu se encomendaron al propósito coreado por «Los Haique»: la fartura. Que el hambre es mala consejera para los asuntos del beber.

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