T. CEMBRANOS

El timo de la estampita, una de las estafas más conocidas de España, ha vuelto a surtir efecto en Avilés. La Policía Nacional busca ahora a un grupo, formado por una mujer y dos hombres, que robó 1.400 euros y diversas joyas de oro a una mujer de 71 años utilizando ese popular engaño. Los hechos sucedieron el pasado miércoles sobre las diez y media de la mañana. Entonces, la víctima paseaba por la avenida de Cervantes cuando, de repente, se le acercó un joven que parecía tener algún tipo de discapacidad. El chico le dijo que era huérfano, que vivía en un orfanato con unas monjas y que había encontrado más de 120.000 euros. El dinero, según vio la propia mujer, lo llevaba guardado en una bolsa de plástico en fajos de billetes.

El joven, en ese momento, le preguntó si era rica -ya que, según le contó, las monjas le habían aconsejado que regalase el dinero a personas que fueran ricas-, a lo que le contestó que no. Fue entonces cuando hizo acto de presencia la segunda timadora, que le preguntó a la mujer qué pasaba. La víctima se lo contó y la mujer le sugirió que podían fingir ser ricas y repartirse entre las dos el dinero. Para ello, lo único que tenían que hacer era enseñarle al joven dinero y joyas. Mientras hablaban, apareció en escena el tercer timador, que se presentó como sobrino de la otra estafadora, y que se ofreció a trasladarlas al banco en su coche. A todos les pareció una buena idea.

La estafadora, que le fue contando por el camino a la mujer que era psicóloga, fue la primera en bajarse del coche. Apareció al poco rato con un sobre que contenía, según le dijo, 7.000 euros que acababa de sacar de su banco. La víctima, convencida de todo, les dijo entonces que la llevaran hasta su domicilio, de donde cogió 1.400 euros, además de todas las joyas de oro que poseía (dos cordones, cuatro cadenas, cuatro pulseras y cinco anillos).

Cuando llegó al coche, la mujer le indicó que tenía que dejar todo su botín en la bandeja del vehículo para que el joven lo viera. Éste pareció satisfecho y les comentó que estaba dispuesto a entregarles el dinero pero que antes quería comer un bocadillo. Entonces se desplazaron hasta un bar situado cerca del puente Azud, donde le pidieron a la mujer que se bajara y lo comprara. Cuando ésta regresó, se habían ido.

La víctima, al darse cuenta del engaño, se dirigió a la Comisaría de la Policía Nacional para formular la pertinente denuncia. La mujer describió al joven como un hombre de unos 30 años, pelo moreno corto, 1,70 de estatura, ojos oscuros y aseado; vestía una cazadora azul. La mujer era de 1,60 de estatura, unos 35 años, un poco gruesa, pelo rubio con mechas, liso y de media melena; vestía chaquetón. Finalmente, al sobrino de la mujer lo describió como un hombre de unos 25 años, con camiseta de rayas azules y blancas y pantalón vaquero. No pudo aportar más datos. La Policía avilesina ha informado a todas las comisarías de la presencia de esos timadores en la región.

La Policía Nacional asegura que los timos ocupan el escalón inferior dentro de las estafas. Son delitos que han dejado de tener una incidencia importante en las estadísticas policiales, pero, estacionariamente, aparecen de forma renovada. El perjuicio económico no suele ser muy elevado. No obstante, la mayoría de sus víctimas son personas de edad avanzada que, en muchos casos, tienen recursos económicos medios o bajos. Entonces, el daño patrimonial puede dar al traste con los ahorros de toda una vida. Por ello, la Policía aconseja a las personas, para evitar este tipo de hurtos, que no hablen de negocios con desconocidos y que no saquen dinero del banco si se lo requieren aunque le ofrezcan un gran negocio. Recuerda, además, que en la mayoría de timos intervienen dos o más delincuentes perfectamente coordinados aunque aparenten no conocerse.