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Álex, el senegalés paciente

Malick Djité relata su vida: la de un inmigrante que duerme al raso y confía, con proverbial esperanza africana, en que la situación económica cambie pronto

Álex, el senegalés pacientericardo solís

Illán GARCÍA

Paciencia, mucha paciencia. Esa es la filosofía con la que Malick Djité, un senegalés de 37 años residente desde hace cinco en España que duerme en la calle y se alimenta en los albergues de cocina económica, se toma la vida. «Hay muchas injusticias, pero hay que aguantar... Aguantar y esperar con paciencia», afirma Djité. Álex, como le gusta que le llamen, recaló en Pineda del Mar, en la provincia de Tarragona, cuando llegó a España para participar en una exposición africana donde se vendían djembés, ropa y demás artículos del continente negro. Allí decidió comenzar su aventura española, el sueño de dejar atrás la miseria de su tierra natal y emprender una vida más próspera. Y más feliz. Aquel día se dijo así mismo «no hay que tener miedo». Y con ese lema por bandera -y la consabida paciencia- recorrió buena parte del país y acabó afincado en Avilés.

En Albacete consiguió trabajo en una explotación agrícola y así se pudo costear un piso de alquiler durante varios meses. Cuando terminó la tarea, a Álex no le quedó más remedio que volver a la calle. Y pasó el tiempo y Malick Djité llegó a Gijón, ciudad que, según cuenta, le acogió con los brazos abiertos. La presente no es la primera incursión europea de Álex. En 1998, según relata, estuvo en París, pero «por culpa de una mala experiencia con otros senegaleses» tuvo que regresar a Thies, su región natal de Senegal. «Lo pensé bastante y a los pocos años decidí intentarlo de nuevo para ayudar a mi familia», asegura el senegalés, que describe a los africanos como una gente «que no hace daño a nadie, sino que vive para ayudar». La intención de Álex es volver pronto a su país y abrazar de nuevo a su madre, Wore M'Baye, y a sus sobrinos. «Mi padre se murió; sufrí mucho porque antes de morir preguntó por mí y yo aquí, en Asturias, llorando», se emociona.

Álex está cansado. Y le duele la espalda. En Gijón duerme en una casa abandonada. Algunos días, descansa en Avilés. «Mi tío es el ministro de la economía en Senegal, Abdoulaye Diop, y me gustaría que supiera lo que su sobrino está sufriendo en España», comenta Álex. «Al menos, puedo ir a la cocina económica. Se come bien, para cubrir lo básico; sin comida no se puede vivir», dice.

A Malick Djité le encanta leer y si su escaso poder económico se lo permite no duda en invertirlo en un libro. Un bolígrafo y una libreta le ayudan a pasar las horas. «Me leí "El Arlequín", te lo recomiendo», señala. Si ya de por sí la vida de transeúnte es difícil, más aún se complica con un problema pulmonar que le llevó a estar ingresado varios meses en el hospital Monte Naranco. Pese a su estado, Djité siempre procura esbozar una sonrisa, un gesto esperanzado que le saque de la rutina de su drama. Le gusta hablar de política y afirma que España «es el mejor país de Europa, en el que mejor se vive». Por ello, le incomoda la crisis económica. «Pero vamos a tener esperanza y a compartir», se consuela.

Djité sabe que la crisis económica no es un fenómeno propio de España, sino un problema internacional. Y expone su teoría al respecto: «No hay que vivir por encima de las posibilidades de cada uno; si se hace eso, luego no se pueden echarlas culpas al gobierno». Y añade: «Si alguien tenía 500 euros en el bolsillo y ahora tiene 35, al menos, tiene 35 euros; yo estoy en la calle». Álex confía en que la situación se arregle lo antes posible y que se reduzca considerablemente el número de parados «porque hay que sacar este país adelante teniendo claro que esto es España y no Suiza o Alemania, como algunos pensaron». Los altos sueldos de los políticos también le molestan. «¿Cómo es posible que haya alcaldes de pueblos que cobren 100.000 euros y José Luis Rodríguez Zapatero cobre 75.000? Lo leí esta mañana en el periódico -por el pasado miércoles-», critica.

Este verano, Malick Djité piensa vender artículos en ferias y por la calle para intentar salir del bache. «Chavales, sólo os pido paciencia, que vamos a salir», anima de nuevo el senegalés, que se desvive en agradecimientos a la asociación «Mar de Niebla»; a Laura y a Paloma -«que me visitaron cuando estuve en el hospital»-; a Loli y a Aliou -un amigo senegalés-; a César, de Gijón; a Osman; a Grif...

Su amor por España le lleva a ser un fan acérrimo de la selección de fútbol que en pocas semanas disputará el Mundial en Sudáfrica. «Senegal no juega, por eso soy de España, que va a ganar con goles de El Guaje y de El Nenu -por el delantero Fernando Torres, "El Niño"- y se va a enfrentar a Brasil en la final», predice con una sonrisa de oreja a oreja. Como en todo en su vida el fútbol no iba a ser menos y por eso Malick Djité da la clave para ganar el Mundial: «Paciencia».

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