Sexólogo del Centro de Atención Sexual de Avilés

Marta PÉREZ

El sexólogo Iván Rotella, responsable del Centro de Atención Sexual de Avilés, impartió ayer una charla sobre educación sexual en el colegio Enrique Alonso. La actividad se enmarca en el proyecto de Escuelas de Familia del Ayuntamiento de Avilés y ha contado con la colaboración de la Asociación de Madres y Padres (AMPA) del colegio Enrique Alonso. El ponente es autor de una guía sobre la educación sexual en el entorno familiar.

-En la educación sexual, ¿hay unas pautas generales que puedan seguir todas las familias o cada una es un mundo?

-Cada familia tiene sus características, y estas tienen que ver con la intimidad y con el pudor. Es importante escuchar sus preocupaciones y sus temores. Lo que procuramos es darles a las familias herramientas sencillas, de uso fácil. También es importante explicar que educación sexual no es hablar de temas coitales ni genitales, sino de lo que somos como hombre y como mujer.

-¿Y qué es lo que más les preocupa a los padres?

-No saber contestar adecuadamente a las preguntas que les hacen sus hijos.

-¿Qué consejos recomienda a los padres en apuros?

-Las preguntas hay que contestarlas siempre. Eso es lo más importante. Los niños preguntan por curiosidad, y no hay que ver en estas cuestiones connotaciones eróticas o sexuales. Si nos quitamos al niño de encima verá que algo está mal con este tema. Deben confiar en el padre como interlocutor. Así tenemos claro cual es la información que le va a llegar. Si no respondemos, buscará la respuesta en otro lugar.

-¿Hay respuestas universales?

-Deben ser claros y concretos. No estar una hora dando vueltas, porque el niño acabará por aburrirse y no entenderá nada. Las preguntas de niños no requieren respuestas adultas.

-¿A qué edad empiezan a preguntar sobre su sexualidad?

-Empiezan a preguntar a partir de los tres años, aunque la curiosidad la han tenido siempre. Se han tocado, han tocado a otros niños y al adulto. Con cuatro o cinco años ya empiezan a preguntar de dónde vienen los niños, como salí de la barriguita de mamá, y la más difícil de todas: cómo entré yo ahí. Esa es la pregunta del millón, queremos explicar tantas cosas que nos perdemos.

-¿Cuál es la respuesta correcta a la pregunta del millón?

-Hay que olvidarse del tema de las semillitas y hablar más bien de las celulitas de mamá y papá. Cuando vayan creciendo poner nombre a esas celulitas, que unidas conforman un bebé. Dejándoles claro que esto pasa cuando las personas son adultas. Y todo esto adaptado a su lenguaje. Además, los padres no deben tener miedo a pasarse. Si se pasan conseguirán que el niño siga preguntando, y eso no es malo.

-¿Qué papel juegan los colegios en la educación sexual?

-Es importante abordarlo. En Avilés tenemos suerte porque la Escuela de Familias está muy pendiente. Creo que la formación del profesorado sobre el tema es escaso, y que les faltan herramientas para trabajar la educación sexual.