Areces también aceptó facturas falseadas del Niemeyer, afirman algunos proveedores

Vicente MONTES

La Presidencia del Principado del gobierno de Vicente Álvarez Areces también aceptó facturas presuntamente falseadas por servicios que el Niemeyer no podía pagar por falta de liquidez, aseguraron ayer proveedores. Los hechos se produjeron a mediados de 2011, en los últimos días del gobierno arecista antes de que tomase posesión Francisco Álvarez-Cascos. Según reconocieron a LA NUEVA ESPAÑA proveedores del Niemeyer, la operación fue similar a la que la Agencia Tributaria ha detectado con las facturas falseadas que se cargaron al Ayuntamiento como si fueran gastos de la inauguración de la cúpula del Niemeyer.

«En mi caso me pidieron que refacturase cinco o seis pagos pendientes que tenía con el Niemeyer por su inauguración, así que anulé las facturas que había emitido al Centro y emití otras por el mismo importe a Presidencia del Principado», explicó ayer a este periódico uno de los que fueron proveedores habituales del complejo cultural en la etapa de Natalio Grueso. La petición de que se hicieran las modificaciones provino de los entonces gestores del centro cultural, aseguraron las fuentes consultadas.

Y el procedimiento fue el mismo que el que ha detectado la Agencia Tributaria: el proveedor anulaba la factura que había emitido con destino al Niemeyer (bien mediante una factura de abono o informando que se trataba de una operación errónea) y emitía otra factura que podía tener diferente fecha o concepto y que se remitía en este caso al Gobierno del Principado.

«La explicación que me dieron era que así se podían agilizar los pagos, ¿quién no hace eso con tal de cobrar?», se preguntaba el proveedor. «La impresión que tuve es que hubo gastos del centro cultural que se repartían entre el propio Niemeyer, el Ayuntamiento y el Principado», añadió.

La Fundación del Niemeyer llegó ya con problemas de liquidez a la inauguración de los edificios del centro cultural. Sólo así se entiende que los anteriores gestores quisieran «colar» al menos unos 80.000 euros de gastos (según Hacienda) al Ayuntamiento haciéndolos pasar como facturas de la inauguración de la cúpula (diciembre de 2010) cuando en realidad se trataba de servicios anteriores. No obstante, el informe de la Agencia Tributaria sobre esas facturas, que desveló el pasado jueves LA NUEVA ESPAÑA, señala que «del análisis de la documentación obtenida, parece desprenderse un cierto grado de conocimiento y consentimiento por parte del Ayuntamiento de Avilés con este cambio en la facturación».

La complicada situación financiera de la Fundación se acrecentó a medida que iniciaba su actividad: aumentaban de forma considerable los gastos y algunas de las actividades cuya programación suponía un fuerte desembolso (como la exposición «Luz» de Saura, el espectáculo «Utopía» de María Pagés o las actividades teatrales del Old Vic) terminaban en números rojos. «La petición de refacturar se hizo aprovechando los últimos días ya del gobierno de Areces y me pagaron antes de que cesase», relató un proveedor afectado.

El análisis de las facturas efectuado por la Agencia Tributaria ha causado cierta inquietud también entre los proveedores, que temen acabar siendo ellos también objeto de una investigación.

A la vista de las conclusiones del informe elaborado por un perito fiscal, el juez que instruye la investigación de la anterior etapa gestora del Centro Niemeyer, Ricardo Badás, ha solicitado al Ayuntamiento que remita los originales de todas las facturas que de forma indebida o no pagó el Consistorio para los gastos de inauguración de la cúpula. Además, ha reclamado un informe en el que se explique la naturaleza y el contenido del acuerdo por el que el Consistorio sufragó esos servicios. Y además, otro informe que explique «el sistema interno de autorización del gasto y ejecución del pago».

El Ayuntamiento recibió en la última quincena de 2010 numerosas facturas atribuidas a la inauguración de la cúpula. Tuvieron que ser contabilizadas con urgencia antes de que cerrase el ejercicio. En algunos casos, al no tratarse de proveedores habituales del Consistorio, fue necesario hacer trámites previos y resultó difícil obtener todos los originales de las facturas, según fuentes municipales.