Cientos de caras de asombro, fascinación y mucha ilusión dieron la bienvenida, ayer, a los Reyes Magos a su llegada a la ciudad. Tras un largo y cansado viaje desde tierras de Jerusalén, los niños y adultos de Avilés recibieron y acogieron a Sus Majestades con grandes muestras de alegría y corearon sin cesar sus nombres.

Melchor, Gaspar y Baltasar arribaron a la ciudad a bordo de La Rechalda, perteneciente al puerto de Avilés, custodiados por algunas lanchas, y desembarcaron a la altura de la escultura Avilés entre el griterío de los pequeños, que los esperaban con manifiestas muestras de nerviosismo. Luciendo sus mejores galas (Melchor vestía túnica y capa de color rojo con brillantes adornos, Gaspar optó por el azul con destellos plateados, y Baltasar eligió el morado intenso para su atuendo), los personajes más queridos por los niños repartieron saludos, se mostraron cercanos con el público que demandaba su atención y agradecieron la calurosa bienvenida.

En el paseo de la ría, entre tanta algarabía, el grupo de gaitas Urriellu alegraba aún más el ambiente con la interpretación del tema "Ya vienen los Reyes" y el animador Toño Caamaño alentaba a los más pequeños durante la triunfal llegada de Sus Majestades.

Del paseo de la ría, los soberanos se trasladaron al Quirinal para iniciar un recorrido que les llevó por varias calles del centro de la villa y, acompañados de sus respectivos séquitos, regalar fantasías y muchos deseos entre las miles de personas que se agolpaban en las aceras para contemplar el paso de la cabalgata.

Abrió la comitiva el príncipe Aliatar a lomos de un corcel y escoltado por una docena de jinetes igualmente a caballo. Tras ellos, una bandas de tambores, malabaristas, escupefuegos, zancudos y músicos medievales animaban la marcha que presentó su primer momento álgido con la presencia de la carroza de Melchor, decorada en llamativos colores con el rojo, amarillo y naranja como protagonistas. La aparición del rey de la barba blanca, que no cesaba de lanzar caramelos al público, arrancó gritos de emoción entre los niños.

A continuación, y con reminiscencias asiáticas, se presentó un grupo de tambores y seis atractivas jóvenes bailando la danza del vientre. Anunciaban la llegada de Gaspar, que se exhibió desde lo alto de una luminosa carroza en tonos claros y en la que destacaban una pirámide, dos camellos y una gran estrella.

El tercer rey, Baltasar, recorrió las calles avilesinas con un cortejo que hizo sonar ritmos de las tierras africanas. Además de la música de percusión, ofrecieron pequeñas muestras de bailes que despertaron ríos de aplausos entre los presentes de más edad. El rey negro, al igual que sus compañeros, elegantemente vestido, saludaba a los vecinos, desde lo alto de una carroza que entre otros elementos, incluía dos leones.

Cerraron la comitiva real diferentes personajes infantiles, entre ellos Bob Esponja, Micky, Dora La Exploradora y Buzz Lightyear (de Toy Story), un carro tirado por un caballo cargado de regalos y dos camiones de época restaurados, uno también lleno de regalos, y otro con carbón que hicieron sonar durante todo el recorrido sus estruendosas bocinas. El Mofletes, histórico primer camión de bomberos de Avilés, tan presente en los desfiles de la ciudad, circuló igualmente en la cabalgata de Reyes de este año que finalizó en la plaza de España, ante el Ayuntamiento. A las puertas del edificio consistorial, la alcaldesa Pilar Varela, acompañada por miembros de la corporación, recibieron a Sus Majestades y les invitaron a subir al balcón municipal para que pudieran dirigirse a la multitud que se agolpaba en El Parche.

Desde lo alto del regio edificio, iluminado y decorado para estas fiestas de Navidad que hoy llegan a su fin, Melchor, Gaspar y Baltasar dieron las gracias por las constantes muestras de cariño que recibieron del conjunto de la ciudadanía y aunque reconocieron estar cansados por el largo viaje realizado, "todavía nos quedan fuerzas para repartir durante toda la noche los regalos que traemos", apuntó un Melchor sonriente y que explicó que se encontró con sus compañeros de aventura en Jerusalén, a donde habían llegado procedentes de Asia (en el caso de Gaspar), África (Baltasar) y él del norte de Europa.

El rey de la barba castaña, en el relevo de la palabra, señaló tener "una larga noche por delante" por lo que recomendó a los niños que se encontraban en El Parche "que os acostéis temprano y os levantéis tarde para darnos tiempo a dejar todos los regalos". Y terminó su intervención pidiendo a los pequeños que "os portéis bien" al tiempo que les deseó "mucha felicidad"

Por último, Baltasar, entre los aplausos de los allí congregados, pidió a los niños que estudien y se porten bien.