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Sexo, vídeos y Whatsapp, un cóctel explosivoMARA VILLAMUZA

El uso irresponsable de las nuevas tecnologías

Sexo, vídeos y Whatsapp, un cóctel explosivo

"No grabes lo que te avergonzaría ver publicado", aconseja el fiscal de delitos informáticos a la vista del incremento de denuncias por la difusión de archivos íntimos de índole sexual

La Policía española lleva dos años advirtiendo cada 17 de mayo, Día Mundial de Internet, del "sensible aumento" de delitos relacionados con la difusión digital (internet, teléfonos móviles, redes sociales...) de contenidos (fotos y grabaciones de vídeo) relacionados con delitos contra la intimidad, grabación y difusión de imágenes sexuales, chantajes y vejaciones y, en especial, entre los menores de edad. El fiscal asturiano especializado en delitos informáticos, Alberto Rodríguez, confirma esa tendencia y se suma a las voces que llaman la atención sobre la proliferación de unas prácticas que de inocentes tienen poco y que, además, están penadas con fuertes multas e incluso condenas de prisión. Y el desconocimiento de la ley, al igual que en otros delitos, no es eximente en este caso.

La fiscalía asturiana de delitos informáticos, cuyo titular es Alberto Rodríguez, recibe decenas de denuncias cada año relacionadas con la difusión no consentida de archivos privados de índole sexual, por lo general grabaciones realizadas en un momento feliz de las parejas que se vuelven un arma arrojadiza en el momento en que la relación se rompe o, sencillamente, por imprudencia, acceso a ese material de una tercera persona o mala fe de una de las partes.

Del alcance y repercusión que tienen estos casos cuando la bola de nieve echa a rodar y se vuelve imparable da fe lo ocurrido estos últimos días con un vídeo porno casero que habían grabado un conocido futbolista avilesino y su amante, un asunto que está en manos de la Policía tras haber puesto denuncia la mujer tras tener conocimiento de la difusión no consentida y generalizada de la cinta a través de la aplicación telefónica Whatsapp. Hace meses el escándalo había salpicado a una docena de adolescentes avilesinas que se habían retratado en poses provocativas y ligeras de ropa; ellas mismas difundieron esas imágenes entre personas conocidas y alguien acabó subiéndolas a Internet, donde se multiplicaron por cientos los reenvíos convirtiéndose en un fenómeno vital. La investigación abierta a raíz de las denuncias que pusieron algunas de las afectadas no dio frutos.

"En este tipo de casos, las dificultades de la investigación suelen ser grandes y casi siempre se queda todo en sospechas por las características de los medios tecnológicos empleados en la difusión de los archivos comprometedores", comenta Alberto Rodríguez, que por la misma razón aconseja prevenir antes que lamentar: "No grabes lo que te avergonzaría ver publicado", sentencia dando a entender que desde el mismo momento que existen grabaciones o fotografías se corre el riesgo de que acaben siendo exhibidas o compartidas.

El fiscal aclara que el delito no es la grabación de imágenes de índole sexual (excepto que se trate de menores de edad) sino el acceso no consentido a ese material y, por supuesto, la difusión (o en el caso de menores su mera tenencia). La pena contemplada en el artículo 197 del Código Penal para estas conductas es de entre uno a cuatro años de prisión y multa.

La principal causa del incremento de los casos de difusión de archivos íntomos de índole sexual es la universalización del uso de los smartphones y tablets. Estos dispositivos permiten a cualquiera, y de forma muy sencilla, la grabación en cualquier sitio de imágenes y su distribución masiva a través de Internet, las redes sociales o las distintas aplicaciones de mensajería instantánea móvil. El fiscal Alberto Rodríguez destaca que el principal conducto de difusión es, con diferencia, Whatsapp.

La casuística de este tipo de delitos es variopinta, pero Rodrígez llama la atención sobre las parejas rotas donde aflora el ánimo de venganza y sobre las difusiones hechas por alarde, a modo de vanagloria de una hazaña o conquista sexual. "Hay que ser conscientes de que una vez que hemos sido grabados, es muy fácil perder el control de esas imágenes. Desde luego, si te grabas no compartas; y en cualquier caso, no te grabes en situaciones avergonzantes", resume a modo de consejo.

La sexóloga avilesina Ana Fernández es tan consciente del impacto de las nuevas tecnologías en las relaciones sexuales que en los talleres para adolescentes que imparte con el también sexólogo Iván Rotella ha acabado por incluir clases relacionadas con el manejo de las redes sociales y las aplicaciones tecnológicas. "Grabarse practicando sexo puede formar parte del sano divertimento de una pareja y cada vez es más fácil hacerlo porque cualquiera tiene la tecnología al alcance de la mano. Otra cosa es cuando el uso de esas imágenes vulnera la ley", comenta la experta.

Sobre la brutal repercusión social y mediática que tiene la difusión de imágenes sexuales "robadas", la sexóloga echaca esa reacción de la gente al déficit de educación sexual. "Lo esperable si en este país existiese una formación sexual adecuada sería que esas imágenes no llegasen siquiera a ser difundidas, pero desgraciadamente aún acusamos la risa floja y el chascarrillo cuando surgen estos temas".

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