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La sardina cae en picado en el Cantábrico, frente al gran auge que vive el bocarte

Los científicos detectan una gran mejoría del stock de anchoa, que contrasta con la alarma por la escasez del pescado azul más popular

La sardina cae en picado en el Cantábrico, frente al gran auge que vive el bocarte

Las previsiones de los biólogos y demás científicos que este año han escrutado con sofistificadas máquinas y aparatos electrónicos las aguas del Cantábrico para evaluar la riqueza de los bancos de algunas especies para el año que viene extreman las tendencias que ya se vienen apuntando desde hace cinco campañas: desplome alarmante de los recursos de sardina y explosión histórica del stock de bocarte. Una de arena y otra de cal para la flota asturiana, que vive unos seis meses de lo que consigue sacar en limpio de esas dos costeras, a las que dedican los meses centrales del año.

Sobre la práctica "desaparición" de las sardinas de las aguas cantábricas los científicos han hallado indicios de que no es probable una mejora de la pesquería a corto plazo; las evaluaciones científicas son de lo más pesimista. En cambio, los expertos que participaron en las campañas de evaluación de bocarte no salen de su asombro: han encontrado "manchas" de juveniles de la especie a la altura de La Coruña, un hecho que no ocurría desde los años setenta del pasado siglo y que trastoca -para bien- todas las previsiones, de por sí halagüeñas.

Todas estas expectativas son expuestas con la cautela con la que los científicos suelen revestir su trabajo, pues aún habrán de pasar los duros meses invernales hasta que los alevines y juveniles se transformen en pescados con talla suficiente para ser capturados y en ese tiempo podría pasar de todo. De lo que hoy hablan los informes de los biólogos, un material que acaba en las manos de los políticos que se reunirán este mes en Bruselas para repartir los cupos de pesca, es estrictamente de un estado "preocupante" del stock de sardina y de otro "optimista" del stock de bocarte; lo que los científicos no hacen son quinielas sobre el resultado de las campañas pesqueras venideras.

Los datos recogidos durante los últimos meses en alta mar vienen a confirmar lo que también evidencian las estadísticas de desembarcos en las rulas asturianas. La pesquería de la sardina cerrará el presente año con menos de 43 toneladas capturadas, una cifra cuatro veces menor que la de 2014, año que finalizó con 165,7 toneladas, pero verdaderamente ridícula en comparación con la de 2013: 372,7. En Asturias, se tiene por una costera "normal" de sardina la que ronda el millón de toneladas. Ese desplome también se traduce en menores ganancias para los pescadores, que solo ingresaron este año 60.172 euros por ventas de la especie frente a los 243.305 del pasado ejercicio y los 478.573 de 2013.

También el bocarte refleja en el espejo de las rulas su buen momento en el mar. La de este año ha sido la mejor costera en más de una década con 2.323 toneladas vendidas en las lonjas del Principado que reportaron a la flota 7,44 millones de euros. Algunos pescadores hablaron de costera "histórica", lo cual no es de extrañar si se miran los precedentes: 394,6 toneladas traídas a puerto el año pasado (casi seis veces menos), 372 toneladas en 2013, 165,7 toneladas en 2012, y de ahí para atrás cualquier año fue peor, hasta el punto de que la pesquería estuvo prohibida durante más de un lustro porque la especie había entrado en trance de extinción. Esa veda fue balsámica para la recuperación del bocarte y reportó a los pescadores ayudas indemnizatorias por el tiempo que estuvieron sin ir a faenar, una medida que en medios pesqueros ya empiezan a valorar para aplicarla a la sardina a ver sin de ese modo el popular pescado azul levanta cabeza.

El desasosiego generalizado por que existe por la escasez de sardina tuvo eco hace pocos días en la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo, cuyo presidente, Werner Kuhn, calificó de "preocupante" la situación que atraviesan las pesquerías de sardina y dijo que "hay que hacer esfuerzos" para garantizar que estas poblaciones, en particular en España y Portugal "puedan recuperarse y mantenerse". Kuhn pronunció esas palabras después de que un grupo de expertos, entre ellos varios españoles, presentasen un informe sobre la grave situación de la especie.

El informe indica la necesidad de que España y Portugal "resuelvan" la situación de falta de acuerdo sobre el reparto de capturas, un asunto que enfrenta a ambos países desde hace ya varios años. "Vamos a tener que hacer esfuerzos de consumo para garantizar que las poblaciones puedan recuperarse y mantenerse", indicó Kuhn dando a entender que la veda de la pesquería podría ser una realidad en breve plazo.

Otro informe, pero éste referido al bocarte, pronostica un "alto reclutamiento de anchoa para 2016". Se trata de la conclusiones de la campaña Juvena 2015, que evalúa en 462.000 las toneladas de anchoa juvenil -toda ella nacida en la primavera de este año- presente en el Golfo de Vizcaya durante el pasado mes de septiembre. Para hacerse un idea de la importancia de este dato, cuando la Unión Europea decidió vedar la pesca de bocartes en 2004 lo hizo porque el stock de la especie había caído al llamado "nivel de seguridad", fijado en 28.000 toneladas. Hoy aquella cifra tan pesimista se ha multiplicado por dieciséis.

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