La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El visionario de la industria asturiana

La jubilación de Enrique Macián deja a Du Pont sin el ingeniero que ideó e impulsó su gran complejo de Tamón

Enrique Macián. PABLO SOLARES

Tamón era un rincón ganadero encajado entre la autopista "Y" y la gran siderurgia asturiana hace tres décadas, cuando Enrique Macián comenzó a enviar informes favorables a los altos mandos de Du Pont para construir en la parroquia carreñense un complejo químico. Este ingeniero industrial nacido en Valencia logró que le hicieran caso y, a finales de los ochenta, el proyecto cuajó para alivio de la maltrecha economía asturiana y regocijo del Gobierno autonómico, presidido por el socialista Pedro de Silva. La multinacional norteamericana ha invertido desde entonces casi 800 millones de euros en la factoría, que genera actualmente unos 1.200 empleos. Un crecimiento paralelo al del propio Macián, presidente de la firma para España y Portugal tras acumular cargos a lo largo del tiempo. Hace unos días, comunicó a varios de sus colaboradores su intención de prejubilarse. Lo hará a escasos meses de que culmine la fusión de su empresa de toda la vida con Dow Chemical, una operación de trascendencia mundial para el sector.

Macián ingresó en Du Pont hace 37 años, cuando era un joven recién titulado con ganas de comerse el mundo. No tardó en ponerse al frente de la planta de pinturas que la compañía tenía en Benicarló (Castellón). Y se convirtió en el hombre de confianza de Germán Lastra, que era director general de ventas y marketing en Barcelona. Ambos recibieron el encargo de elaborar informes sobre emplazamientos para construir el quinto complejo europeo de la multinacional. Recorrieron media España y recalaron en Asturias, donde entraron en contacto con la entonces consejera de Industria, Paz Fernández Felgueroso. Saltó la chispa y los dos "enviados" comenzaron a alabar las bondades de Tamón ante sus superiores.

Según ha revelado el propio Macián, los directivos de Du Pont pedían que aquellos informes rebosaran datos. "Querían saber cómo iban a vivir sus empleados y sus familias. Nos sorprendió la calidad de vida de Asturias, su paisaje y su gente, el buen nivel de la educación y la sanidad...", ha dicho en varias ocasiones. En el otro lado de la balanza estaban las huelgas, el paro, las pintadas y los destrozos callejeros de las manifestaciones. Pero, al final, cinco factores pesaron a favor de los intereses asturianos: la calidad de la mano de obra cualificada, la tradición industrial, la extensión del emplazamiento (345 hectáreas), una situación geográfica estratégica y la disponibilidad de materias primas y suministros. Además, la Junta General llegó a aprobar una ley "ad hoc" para favorecer el aterrizaje de la multinacional, que se produjo oficialmente a finales de 1989.

Desde ese primer momento, Macián tuvo un protagonismo fundamental. Bajo su gestión, se construyeron en 1990 las primeras oficinas de la compañía en Gijón, trasladadas más tarde a Tabaza. Poco antes, hizo frente a las reticencias de los ecologistas y a la lucha a brazo partido de los dueños de las fincas expropiadas. Las obras para el edificio administrativo comenzaron en 1991 y, dos años después, se puso en pie la planta de nómex. Poco a poco, el complejo fue cogiendo forma hasta convertirse en un referente mundial de la compañía. "No se ha vuelto a hacer otro igual", ha dicho Macián más de una vez.

El primer gran contratiempo para el ingeniero valenciano llegó con la cancelación de la puesta en marcha de la fábrica de corian, un plan que había anunciado a bombo y platillo. Además, en 2004 afrontó el cierre de la planta de tetrahidrofurano, otro duro golpe. Pero se repuso pronto y logró, en meses, que la dirección aprobara una millonaria inversión para la mejora de las instalaciones. Casi al mismo tiempo, fue nombrado director general en España. Macián se había convertido ya en uno de los ejecutivos más influyentes de Asturias, con numerosos contactos dentro y fuera.

Y supo emplear ese prestigio para lograr nuevas inversiones. Su mediación fue vital para que recalaran en Asturias CSC, que fijó su sede en Avilés avanzado ya este siglo, y Flúor, que se estableció en un polígono industrial del concejo de Llanera. En paralelo, logró más dinero para el complejo de Tamón, como la planta de isocloruro de isoftaloilo (ICL), que arrancó en 2010.

Durante el último lustro, tanto la producción como la competitividad no han parado de crecer en Carreño. Du Pont ha sabido incluso sacar provecho de la venta de su fábrica de sontara a un grupo suizo. Aunque el mayor punto de inflexión para el gigante químico desde que se asentó en la región se producirá en cinco meses, cuando se ejecute su fusión con Dow Chemical, de acuerdo al calendario que han pactado ambas partes. El cambio de filosofía es ya de tal magnitud que, a principios de este año, tuvieron lugar las primeras elecciones sindicales de la planta asturiana, que ha pasado siempre por ser un lugar discreto, con una plantilla altamente cualificada y poco acostumbrada a los conflictos laborales.

En este contexto adelanta su jubilación Enrique Macián, el hombre que logró convertir un pequeño pueblo a mitad de camino entre Avilés y Gijón en un referente mundial del sector químico. El ingeniero, que alcanzó hace ya unos años al cargo de presidente de Du Pont para España y Portugal, redacta estos días una carta de despedida para sus empleados y para el resto de la sociedad asturiana. Dicen sus incondicionales, que son muchos, que se va con la satisfacción del deber cumplido. Y como una de las figuras más relevantes de las últimas décadas para el desarrollo económico de Asturias.

Compartir el artículo

stats