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La Torre de Difunfín, en Barreo.ILLÁN GARCÍA

Los vecinos urgen atención para la deteriorada Torre de Difuntín

Cultura enviará una carta al propietario del inmueble para que vele por la conservación de este espacio protegido

La estructura de la denominada Torre de Difuntín sigue deteriorándose conforme pasan los años y eso motivo a los vecinos del entorno a alertar sobre su posible derrumbe. "Es una pena que el edificio se encuentre así, deberían hacer algo", destacó uno de los residentes. Hasta la fecha, el propietario del inmueble pretendía convertir este espacio en un hotel rural adosado a un restaurante para banquetes y convenciones con capacidad para 250 personas. Sin embargo, la situación económica lastró este proyecto. Entre tanto, el inmueble sobrevive a duras penas. El concejal de Cultura, Manuel Hernández Barrios, destacó que el edificio ubicado en Barreo (Ambiedes) goza de una protección integral y por lo tanto, "el dueño debe garantizar su deber de conservación, como así se lo haremos saber en los próximos meses". El estado de los edificios patrimoniales públicos y privados es uno de los principales objetos de estudio del consejo sectorial de Patrimonio, que volverá a reunirse en noviembre.

"Otra opción podría ser la adquisición por el Ayuntamiento de este tipo de palacios rurales y tras llevar a cabo una restauración de los mismos, habilitarlos como equipamientos culturales o de otro tipo, pero es evidente que en la situación de ruina económica en la que se halla el Consistorio es inviable actualmente", explicó el concejal de Cultura, que detalló además que la Torre de Difuntín fue un espacio construido entre los siglos XVIII y XIX y, en sus inicios, fue propiedad de la familia Bango, como así se ve reflejado en el escudo heráldico situado como bajo relieve en el edificio.

Esta no es la primera vez que la administración local demanda al propietario del inmueble que vele por su conservación. Ya en 2010, el entonces alcalde y ahora concejal del PP, Salvador Fernández, reclamó al dueño por escrito que se acometieran las reformas pertinentes por miedo a que se causen perjuicios indeseados a los vecinos. Un año más tarde, el edificio sufrió varios incendios, uno que afectó a varias plantas y otro al mobiliario.

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