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Los armadores que dejaron de vender en Avilés descartan su vuelta: "Ya es tarde"

Los empresarios, ahora con la base de operaciones en Burela (Galicia), culpan a los políticos de su "marcha forzosa"

"Ya es tarde para dar marcha atrás; tuvieron la oportunidad de contar con nosotros y la desaprovecharon, ahora trabajamos muy a gusto en Burela y no está en nuestros planes volver a vender en la rula de Avilés". Quien habla así es uno de los armadores asturianos que hasta hace pocos años era vendedor habitual de pescado en la lonja avilesina y ahora está levantando un imperio pesquero en la localidad lucense de Burela. Fue uno de los primeros dueños de barcos con licencia comunitaria "fugados" a tierras gallegas, descontento del trato que recibía en Avilés, y su estela la siguieron después varios más, algunos en fechas recientes, tantos que hoy sólo quedan dos armadores comunitarios -tres a lo sumo- que vendan con regularidad en la lonja local. Y para colmo, uno de ellos, según admitió ayer a este diario, medita sobre su posible marcha.

La deserción de barcos comunitarios, los que pescan merluza en los caladeros de Gran Sol y del cantil de Francia y aportan a las lonjas los volúmenes más importantes de pescado, fue sacada anteayer a colación por la cofradía de pescadores de Avilés como explicación del desplome de la cifra de ventas de la rula avilesina, que superó el 20 por ciento en el primer semestre de este año debido a una caída considerable de las descargas de merluza. Mientras, en Galicia esta especie anima la actividad de las lonjas al punto de haberles permitido mejorar sus resultados en los últimos años. "Merluza hay de sobra, lo que faltan en la rula de Avilés son los barcos que antes la traían. Y no hay que ir muy lejos para encontrarlos pues están en Galicia", aseguran desde la cofradía "Virgen de las Mareas".

El armador "fugado" que aceptó hablar con LA NUEVA ESPAÑA a cambio de mantener su confidencialidad -"no quiero líos", justificó- explica de este modo las razones por las que, al parecer la flota asturiana está más a gusto en Burela que en Avilés: "El servicio que nos da la rula burelense es fuera de lo normal: cobra un 3 por ciento en concepto de tasa de descarga (Avilés repercute un 3,5 por ciento) y no hay más costes que valgan mientras que en Avilés todo se volvían pagaderas de ésto y de lo otro; la lonja de Burela liquida el vale de la venta a dos o tres días vista frente a los quince que solía tardar la rula avilesina; los precios son comparativamente mejores que en otros puertos y la rula de Burela está gestionada por una asociación de armadores y, en consecuencia, cuando hay algún problema hablas de igual a igual con una persona que sabe del negocio, no con políticos que no entienden ni papa del asunto y además creen estar por encima del bien y del mal".

Lo único que lamenta este armador son el centenar de kilómetros que tiene que recorrer en coche cuando viaja de Asturias a Burela, o viceversa, por asuntos relacionados con sus barcos. "Avilés me queda más cerca de casa, qué duda cabe, pero ni eso compensa ya porque la rula avilesina ha dejado de ser un referente comercial para los que nos dedicamos a la merluza. Pudo haberse convertido en la capital merlucera del Norte cuando se construyó la rula nueva, pero los políticos nos echaron a los armadores para tomar ellos el control de la instalación y así les luce el pelo", critica el empresario pesquero emigrado a Galicia que ayer accedió a contar a este diario su versión de la fuga de barcos asturianos a la comunidad vecina.

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