El Ministerio de Fomento estudia una nueva solución para eliminar la barrera ferroviaria de Avilés. Esa alternativa ha sido remitida por el propio Ayuntamiento de Avilés y, según pudo saber ayer este periódico, una de sus claves es el cambio de los accesos del tren a la ciudad con respecto al último plan. Con este paso, tanto el Estado como el gobierno local dan por superado el proyecto que presentó en 2009 el entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, y que incluía una ronda férrea de 17 kilómetros paralela a la variante del concejo, además de la "tranviarización" (usos similares al tranvía) del trazado junto a la ría. "Hay contactos frecuentes entre el gobierno de Avilés y el Ministerio. El Ayuntamiento ha presentado a Fomento una propuesta, que se está analizando", aseguró ayer un portavoz de la administración estatal.

El proyecto de las vías, con esta decisión, vuelve de nuevo a la casilla de salida tras dos décadas de debate. Ya Luis Ramón Fernández Huerga, portavoz del gobierno local, avanzó a este periódico el pasado jueves que abría las puertas a negociar un nuevo trazado a la vista de los reparos de Fomento al proyecto ideado durante el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero: acumulaba problemas legales, de seguridad y económicos. En los dos primeros casos, las dudas estaban relacionadas, sobre todo, con el transporte de mercancías. En la tercera, por el alto coste del plan, estimado en unos 250 millones de euros en medio de una época de crisis y de escasas inversiones estatales.

"Los tiempos a los que vamos son de dificultades presupuestarias y donde las grandes infraestructuras requieren otros tiempos. Para que algo pueda salir adelante, lo necesario es que haya viabilidad política; de ahí que tenga que haber un consenso en el trazado", afirmó Fernández Huerga. "Nosotros estamos abiertos al diálogo con el Ministerio para intentar buscar la mejor de las soluciones", prosiguió el concejal socialista.

Se suma así un nuevo capítulo al problema ferroviario en la ciudad, con unas vías que encorsetan la relación de la ciudad con la ría de Avilés. El debate sobre qué hacer con las vías comenzó a finales de los años 90 del siglo XX, aunque fue un Gobierno del Partido Popular el primero que se lanzó a la carrera de los planes ambiciosos: el soterramiento, una idea que aún hoy persiste entre algunos colectivos. En mayo de 2002, comparecieron juntos en el Ayuntamiento de Avilés populares y socialistas para anunciar un acuerdo para soterrar las vías que llevaba las bendiciones del entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, y del ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos. La condición era que el coste de enterrar las vías no lo asumiría Fomento, que únicamente se haría cargo de los costes ferroviarios. El proyecto estaba estimado en 142 millones de euros. El dinero debía salir de las plusvalías urbanísticas.

Los conflictos

Las buenas relaciones duraron poco y se cerraron con un enfrentamiento entre el entonces alcalde Santiago Rodríguez Vega, y Álvarez-Cascos. La llegada del PSOE al Gobierno central descartó definitivamente el soterramiento por problemas técnicos y quedó relegado por otra opción más barata: un tren tranvía.

En 2008, el Ministerio de Fomento, de la mano de la socialista Magdalena Álvarez, acordó iniciar un camino para la integración de las vías con la firma de un protocolo para constituir una comisión que buscase nuevas soluciones. El resultado de los estudios se presentó a mediados de 2009: la variante ferroviaria en paralelo a la nacional N-632. Ese proyecto cayó en el olvido. La decisión ahora será si lo sustituye otro.