La relación de Marta (nombre ficticio por protección a las víctimas de género) y J. A. L. L. era "un calvario". "Amenazaba con matarme a mí y a mi hijo si iba a la policía", reconoce la mujer que el pasado sábado denunció a la persona con la que compartió los dos últimos años de su vida en una vivienda de su propiedad de Coto Carcedo, en Castrillón. Marta nunca hasta el sábado se atrevió a denunciar a su pareja. "Sentía pánico", reconoce. El sábado todo cambió. Salió a comer con su pareja y los tres hijos fruto de relaciones anteriores (uno de Marta, dos de J. A. L. L., todos menores de edad) a una conocida sidrería de Avilés. El desencadenante de la bronca "fue una chorrada". "Unos niños querían comer el postre en el Intercéltico, otros en el bar. Fui a coger mi bolso, y me lo quitó. Me dejó sin llaves de casa, del coche y sin móvil. Cuando vi que otra vez me quitaba las llaves ya dije que no, que no aguantaba más. Sabía lo que me iba a pasar si salí de allí con él, tenía pánico", reconoce esta mujer que reunió el valor necesario para decir "basta ya", como relató a LA NUEVA ESPAÑA.

J. A. L. L., de 51 años, temía acabar en prisión. Por eso se atrincheró en su casa de Coto Carcedo (Castrillón) durante tres horas después de agredir presuntamente a su pareja en una céntrica sidrería de Avilés ante menores de edad. Su temor era fundado. Ayer, el titular del Juzgado número 5 de violencia de género de Avilés, Julio Martínez Zahonero, ordenó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza tras escuchar su declaración y la de la supuesta víctima. Decretó también una orden de protección para la mujer. El investigado no reconoció la autoría de los hechos ante el magistrado. Marta visitó el domingo la vivienda: "Me destrozó la televisión y la habitación del niño", confiesa esta mujer que en un intento por agilizar el caso el mismo domingo solicitó testigos del altercado en la sidrería por la red social Facebook.

Sobre J. A. L. L. pesa ahora un supuesto delito de violencia de género y se le imputan lesiones (existe un parte médico de la denunciante) sin perjuicio de que se pueda ampliar la causa: "Hay hechos pendientes de esclarecer", según fuentes de la investigación. J. A. L. L., además de agredir supuestamente a su pareja, amenazó con prender fuego al bloque en el que reside -el número 3 de la calle Peña Ubiña- y con quitarse la vida. Su actuación obligó a la Guardia Civil a activar un dispositivo especial de emergencia.

La supuesta víctima nunca, hasta el sábado, había denunciado a su pareja. Él sí cuenta con antecedentes penales -como reconoció cuando contactó telefónicamente con este diario- por violencia de género. Ambos llevaban relativamente poco tiempo de relación, en torno a dos años. Ahora J. A. L. L. pasará un tiempo en prisión que variará en función de las averiguaciones que se realicen, de cómo evolucione el riesgo atribuido y de cómo evolucione también la instrucción de la causa. Por el momento, el juez prevé tomar declaración a testigos del suceso en los próximos días.

El suceso alarmó el sábado a quienes coincidieron con la pareja en la sidrería donde se desencadenaron los hechos -intervino la Policía Nacional- y, horas después, a los vecinos de Coto Carcedo que vieron como la Guardia Civil desplegaba un espectacular dispositivo para evitar cualquier desenlace fatal. Todo se resolvió con éxito gracias principalmente a la figura de un mediador de la Benemérita que durante buena parte del encierro negoció con J. A. L. L. la salida de la vivienda. Este depuso su actitud y finalmente se entregó. De Coto Carcedo fue trasladado al San Agustín, donde le sometieron a un reconocimiento médico. Luego quedó en manos de la Policía Nacional, que ayer lo llevó ante el juez Zahonero que se ha hecho cargo del caso al tratarse de violencia de género.

J. A. L. L. llegó al Palacio de Justicia en un coche de la comisaría de Río San Martín poco antes de mediodía y su pareja llegó a la sede judicial casi al tiempo custodiada por la Guardia Civil entre importantes medidas de protección. Ambos abandonaron el Juzgado también con pocos minutos de diferencia: primero salió ella en un vehículo de la Guardia Civil con el rostro oculto por una chaqueta y luego él, en un coche de la Policía, esposado. J. A. L. L. también se escondió de las cámaras. "Nunca pegué a ninguna mujer", aseguró el acusado cuando, atrincherado en su casa, contactó con este diario. Quería contar su historia, temía ir preso a Villabona como así ha sido por orden judicial.

Los vecinos de Coto Carcedo, entre tanto, ayer no hablaban otra cosa que del "espectáculo bochornoso" protagonizado por su paisano. Se da la coincidencia de que en el mismo bloque donde reside el investigado intervino hace años la Guardia Civil por otro suceso, en aquel caso relacionado con el tráfico de drogas.