"Es necesario que la planta de Avilés de Alcoa eleve su producción de chatarra. Es alto, pero tiene que ser mayor. La que puede recibir es muy escogida: es la llamada chatarra de extrusión. Si Alcoa, o quien venga después, quiere dar futuro a Avilés debería recibir chatarras más diversas, no sólo la de la carpintería. En el mundo hay más chatarra, pero para eso hace falta la inversión". Esto es lo que sostuvo ayer el ingeniero Plácido García, que trabajó en la factoría de San Balandrán durante 32 años, en el marco del seminario "Apuntes sobre historia y perspectivas de la industria química y de procesos asturiana", que dirigió el catedrático la Universidad de Oviedo. La reunión de expertos formó parte de la cuadragésima edición de los cursos de La Granda.

García, vinculado también a la Sociedad Española de Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, explicó que el reciclado de aluminio (algo más que refusión, que es lo que hacen todas las fábricas de aluminio del mundo) salvaría el final anunciado de las cubas electrolíticas (el método como se fabrica aluminio primario desde hace más de medio siglo). "La anterior presidenta de Alcoa [Rosa García Piñeiro] anunció el cierre de las cubas hace cuatro años. Todos estamos esperando el santo advenimiento de una decisión que pasa por la política energética, por una estabilidad política que no vive el país todavía", sentenció el experto.

Lo que pasó hace cuatro años es que como consecuencia de una mala subasta eléctrica, la multinacional Alcoa puso en marcha el cierre de su fábrica avilesina (además, de la de La Coruña). Ese cierre no se llevó a cabo, pero la espada de Damocles se cernió sobre la planta de San Balandrán. Todos los años ha vivido con el alma en un hilo (ha estado incluso en venta, aunque la multinacional nunca reconoció este hecho de manera oficial). Los sindicatos consultados consideran que apostar por el reciclado supondría "un cambio de negocio, una reconversión que sólo empequeñecería las consecuencias de un cierre". Alcoa de Avilés, vaticinan desde el comité de empresa, cerrará el ejercicio anual con números negativos como consecuencia del alza de materias primas y de la energía. Es decir, los trabajadores son conscientes que la producción de aluminio electrolítico "es actualmente deficitaria".

Por otra parte, Javier Llera, el responsable de Desarrollo Estratégico de Arcelor en Asturias, presentó una ponencia en la que desentrañó la historia de la producción siderúrgica en el Principado a lo largo d ela historia. Tras esto, planteó una prospectiva en la que la empresa -propietaria del chalé de La Granda, que acoge los cursos- tiene que desarrollar "productos de alto valor añadido" y es que, según señaló, "los fabricantes de coches reclaman acero de alta resistencia para garantizar la seguridad". Respecto al medio ambiente, se centró en métodos de captura de CO2.