La francesa Marlène Mourreau vivió sus momentos estelares en la televisión española de la mano de dos de los reyes Midas del negocio, José Luis Moreno y Chicho Ibáñez Serrador; antes había explotado su belleza como modelo y en programas eróticos de la televisión francesa e incluso tuvo escarceos políticos de corto recorrido. En 2004, ganó la primera edición de "Gran Hermano VIP" con el 72 por ciento de los votos y desde entonces su estela televisiva decayó pero no su popularidad entre los españoles, que para entonces ya la habían convertido en un "sex-symbol".
La artista sigue en activo y esta misma noche y mañana estará en la calle Ramón Pérez de Ayala de Luanco, donde amadrina la inauguración de un local de copas. Atiende a este diario por teléfono horas antes de emprender viaje hacia Asturias.
- Ha dejado de ser una cara asidua de la tele pero su popularidad no parece haber decaído ¿cómo se explica este cariño que le tiene la gente?
-Tengo la suerte de ser la francesa que ha caído bien a los españoles. Creo que esto se debe a que pese a haber nacido muy al norte (Versalles-París) soy muy "del sur", muy abierta y sociable, mezclo bien con todo el mundo... Tengo un carácter más español que francés. Y lo mas curioso es que, además de los españoles, también me quieren las españolas, especialmente las abuelas... Me siento muy afortunada de ser tan querida.
- ¿No desconfían las mujeres de su imagen de "femme fatale"?
-(Carcajadas) La verdad es que son pocas las que me invitan a su boda, pero yo no soy una "comehombres"; eso es una creencia errónea derivada del personaje público. La otra Marlène, como se vio en "Gran Hermano VIP", es una mujer normal y sensible que puede hacer reír y llorar; por esa forma de ser y no por mi cuerpo gané ese programa.
- No obstante, su trayectoria - series eróticas, posados fotográficos, su cuenta de Instagram - apunta a una mujer que vive con naturalidad el desnudo. ¿Esto le hace más cómodo vivir en la piel de un personaje identificado como una bomba sexual?
-Nací sin ropa, hice varios trabajos de desnudo y mi cuerpo aún me permite lucirlo, ¿por qué no voy a hacerlo? No obstante, que nadie se confunda: además de la Marlène pibón hay otra con más cerebro que cuerpo.
- ¿Tiene planes para cuando ese cuerpo envejezca?
-Sé que no viviré toda la vida de esto, por supuesto que soy consciente de la caducidad del físico. Por eso tengo mis inversiones, he procurado hacer patrimonio para el día de mañana poder retirarme y vivir en paz en algún sitio tranquilo, a poder ser una isla.
- ¿Qué le parece, a usted que fue once veces portada, el cierre de la revista "Interviú"?
-Se veía venir, aparte de la crisis generalizada de las revistas en papel dejaron de cuidar debidamente la estética glamurosa de la "pin-up" para caer en lo cutre y zafio. No obstante estoy muy orgullosa de mi marca de portadas.
- ¿Se sube a la ola del feminismo emergente en España'
-Me siento e identifico con el feminismo, pero no con éste que se ha puesto de moda que predica el extremismo. España es muy peculiar en este sentido, no parece haber términos medios. Cuando yo llegué, desnudarse era escandaloso y luego pasó a generalizarse tanto que se vulgarizó. O el tema de la homosexualidad, donde se ha pasado de reprimirla a que, al parecer, sólo puedan trabajar en televisión los gays.
