Lo cantó hace muchas lunas John Fogerty, el líder de "Creedence Clearwater Revival": "Veo la mala luna elevarse / Veo problemas en el camino / Veo terremotos y relámpagos / Veo tiempos malos hoy". Esos malos tiempos se encendieron ayer a mediodía. Luis Santiago, la voz más veterana de "Los Linces" -banda en la que cantó durante más de cuarenta años-, se apagó para siempre en una habitación del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, donde llevaba días internado, en la última fase de una enfermedad que le empezó a debilitar hace como un año. Tenía 71.

"Era el 75 por ciento del grupo", se lamentó José Miguel Díaz, el componente más antiguo del conjunto yeyé más longevo en el Principado. "Era el mejor cantante de Avilés, sin ninguna duda, un portento de facultades", señaló el empresario Manolo Egocheaga, el propietario de la sala Santacecilia, el último escenario en que Santiago sacó su voz para acompañar a otro clásico, a Lorenzo Santamaría. "Es el John Fogerty asturiano", subrayó Béznar Arias, el productor y promotor musical, el mánager de "Los Linces" desde hace una década, cuando sus componentes más clásicos cogieron un avión y se plantaron en Londres y en Liverpool. "Los Linces" de Luis Santiago tocaron en The Cavern, el templo en el que empezaron "The Beatles", pero también llenaron el teatro Palacio Valdés, el Centro Niemeyer... Su funeral se celebra esta tarde a las 17.00 horas, en la iglesia y el camposanto de San Cristóbal.

Luis Santiago fue, sobre todo, músico profesional. Primero con "Los Student's", después con "Los Linces" y, al final, de nuevo, con "Los Student's". Con ellos tocó en la plaza de la Catedral de Oviedo, en San Mateo. "Planeamos tocar este año también, pero no fue posible. Estaba muy malo", se lamentó José Luis Vigil, que fue compañero de Santiago en las dos etapas de "Los Student's", pero también en "Los Linces". "Éramos amigos de críos. Un día se plantó en casa, en Miranda. Trabajaba entregando paquetes. '¿Qué hacéis?', preguntó. 'Un grupo'. Dijo que él cantaba bien. Y así empezó todo", señaló Vigil visiblemente apenado.

"Puede haber una persona como él, pero ninguna superior", apuntó Egocheaga, otro amigo de la infancia. "Era como mi hermano. Su padre, Luis 'El Limpiabotas', quiso que aprendiera su oficio. Eran una familia que tenían muy poco, pero que repartían todo", destacó Egocheaga, uno de los que se aventuró en medio de Inglaterra, cuando "Los Linces" recuperaron la voz después de años en "stand by", con cada uno de sus miembros liados en sus respectivas carreras profesionales. Entonces Santiago se ganó la vida como antenista. Tuvo un videoclub, luego lo cerró. Últimamente se ganaba la vida con una discoteca móvil, de boda en boda, cantando "Noches de blanco satén", recordando a la "Creedence", haciendo creer que sabía inglés... "Captaba todos los matices. En Benidorm, los ingleses le paraban para hablar con él y él sonreía: nunca aprendió a hablarlo", destacó Egocheaga.

"Llegó a 'Los Linces' en 1966, sustituyó al cantante que teníamos antes. Dos años después cogió la batería y ya no la soltó hasta 2011, cuando llegó Miguel Herrero", recuerda José Miguel Díaz, que en aquel concierto de Lorenzo Santamaría, este pasado diciembre, hizo todo cuanto estuvo en su mano para que volviera a la banda veterana. Unos años antes hubo una crisis, todo fueron grietas que andaban restaurándose.

Luis Santiago grabó por la "Creedence", esa canción que Fogerty había hecho la más grande. "I see the bad moon a rising. / I see trouble on the way. / I see earthquakes and lightnin' / I see bad times today".

Los amigos de Luis Santiago, que son muchos, lloraron ayer la muerte cuya despedida ha llenado de pena la escena más clásica en el Principado.