Una semana después del devastador incendio que afectó el pasado martes a las baterías de coque de Avilés, la empresa Arcelor-Mittal, responsable del funcionamiento de la instalación, confía en tener operativa hoy mismo la planta de sulfato, pieza vital para el tratamiento de los gases y fluidos derivados del proceso de destilación del carbón y que acaban convertidos en subproductos como ácidos de diversas naturaleza, amoníaco, benzol, alquitrán y otros hidrocarburos.

Del buen funcionamiento del complejo de subproductos depende, a su vez, la producción de las baterías de coque. Ambas instalaciones deben trabajar "acompasadas", según explican fuentes laborales de la empresa, pues en caso de que los gases e hidrocarburos generados en los hornos al calentar el carbón no fuesen debidamente lavados, derivados a otras plantas para su uso como combustible o convertidos en subproductos se produciría un "cuello de botella" que colapsaría el proceso de obtención del coque.

El día del incendio, la planta de sulfato "cayó" víctima de la caída eléctrica generalizada y debido a la necesidad de atender otras urgencias no fue hasta ayer que se tomaron medidas para devolverle la actividad. En estos días pasados, como casi todo dentro del complejo de baterías de coque, los procesos relacionados con los subproductos fueron atendidos en términos de mínimos. La reactivación del área de subproductos comenzó ayer por la mañana y al cierre de esta edición la creencia de los trabajadores era que durante la madrugada de hoy sería una realidad.

De cumplirse la previsión de arranque de la planta de subproductos, las baterías 5, 6, 7 y 8 (las que se libraron de daños en el incendio) podrán aumentar su ritmo de producción si Arcelor lo estima conveniente y siempre a expensas de que dé abasto el operativo extraordinario de carga dispuesto para salir del paso. Y es que el incendio, además de destruir la cinta transportadora de carbón a la torre 1 (la que alimenta las baterías 1, 2, 3 y 4) dañó la cinta transversal que lleva el mineral a las cintas 1 y 2. Es decir, la cinta 2 está en buen estado pero no puede ser cargada en condiciones normales si no que esta tarea se hace con ayuda de calamarros (una especie de cucharas que se acoplan a las grúas para el movimiento de grandes cantidades de mineral).

En paralelo al trabajo en la planta de subproductos, otros trabajadores comenzaron también ayer las tareas de desmantelamiento de la galería metálica por cuyo interior discurría la cinta transportadora que ardió el pasado martes. La retirada de esta chatarra es el paso previo para dos nuevos cometidos: el desmontaje de la tubería principal de gas de las baterías que rompió en dos al caer sobre ella la galería en llamas y la evaluación pormenorizada de los daños que presentan las baterías números 1, 2, 3 y 4, salvadas in extremis de la ruina la pasada semana gracias a la inyección de gas para mantenerlas con una temperatura superior a 900 grados pero con dudas sobre si merecerá la pena repararlas para que vuelvan a producir.

Para retirar de la "zona cero" del incendio la tubería rota -que no será repuesta-, se usará una cizalla gigante que cortará los restos de acero. Descartada la reposición de esta tubería, las funciones que desempeñaba serán suplidas con la realización de baipases, desviaciones de los conductos pensadas para salvar el punto donde rompió.

Con la producción de carbón de coque en Avilés "tocada" por las secuelas del incendio, Arcelor garantiza el funcionamiento de los hornos altos de Gijón con envíos de coque desde su factoría de Dunquerque. El primero de los cargamentos se espera para esta misma semana; llegará a El Musel y desde allí se transportará a los hornos altos de Veriña en tren.