"Primum non nocere" (Lo primero no hacer daño). Esta máxima del Juramento Hipocrático, el código de honor de los médicos, no siempre se cumple. "A los médicos nos preocupa curar, pero lo primero es no hacer daño y cuando hay secuelas después de un tratamiento por cáncer, hay problemas", sentenció ayer el avilesino Herminio González Suárez, oncólogo radioterápico del HUCA, profesor universitario y responsable de la clínica "Fresneda Salud" durante una conferencia en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés. Habló de cáncer, de tratamientos, de secuelas y aportó soluciones en caso de iatrogenia o consecuencias indeseables después de un tratamiento oncológico. Analizó la radiofrecuencia a 448 kilohercios que activa las células madre, de hipertermia... "Existen tratamientos que consiguen que el paciente se recupere de sus secuelas, pero en este caso no los aporta la Seguridad Social", aclaró ante un auditorio entregado.

El especialista comenzó por el principio. "El cáncer empieza en una célula que se duplica, se divide, entra en reposo... Funciona como un reloj perfecto. Cuando hay una alteración el propio sistema inmunológico la destruye, por lo que podemos decir que tenemos cánceres cada milésima de segundo. El problema es cuando el sistema inmune no la destruye", dijo. Diagnosticado el cáncer llega el tratamiento.

Puede ser quirúrgico, con radioterapia y aceleradores lineales, con quimioterapia, inmunomoduladores... "Con el tratamiento debemos poner en una balanza curación o secuelas, porque a veces sanamos, pero quedan problemas". Estos problemas fruto de la curación de una neoplasia maligna van desde cicatrices a edemas o fibrosis. Los pacientes pueden sufrir también y según qué cáncer trastornos del colon, dolores abdominales, cólicos, uretritis, incontinencia... "Todo esto nos preocupa mucho a los médicos y de ahí surge el consentimiento informado. Hay que explicarle a cada paciente los pros y los contras de cada tratamiento para que pueda tomar la decisión que considera más conveniente: en mi consulta, por ejemplo, he tenido gente que ha preferido vivir el tiempo que fuera con un cáncer a quedar impotente", manifestó el oncólogo del Hospital Universitario Central de Asturias.

Elegido el tratamiento, el paciente queda en manos de cirujanos cuidadosos, aceleradores "que esculpen" y también de la investigación, que en el caso de la quimioterapia busca reducir sus efectos secundarios. "Incluso así a veces no se consiguen eliminar secuelas", manifestó. Ahí surge la clínica privada y tratamientos como "Indiba Deep Care", que facilitan la recuperación tras procesos oncológicos gracias a un bajo sistema de radiofrecuencia.