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Teresa Forcades i Vila.M. FUENTES

TERESA FORCADES | Monja benedictina, dio una conferencia ayer en Avilés

"En el Evangelio no hay nada contrario a la promoción del talento y el poder de la mujer"

"En las órdenes religiosas, el rol secundario y de sumisión a unas directrices masculinas es cada vez menos digerible por las generaciones jóvenes"

La monja benedictina Teresa Forcades i Vila, valedora de la lucha de la mujer en la iglesia católica, ofreció ayer una conferencia en la Fraternidad de San Francisco bajo el título "Dar a luz la luz. Teología en femenino". Doctora en Medicina y en Teología, la religiosa regresó recientemente al monasterio de San Benito, en Montserrat, después de tres años de exclaustración voluntaria; pasó parte de ese tiempo vinculada a la política.

-Dos mil años después de la fundación de la Iglesia, cree que sigue habiendo discriminación entre hombres y mujeres?

-En la Iglesia hay un sexismo estructural obvio y claro, es una institución que en los lugares de toma de decisión están unidos la ordenación sacerdotal y el sexo masculino. En la práctica, las mujeres, por esta mediación de la ordenación, estamos apartadas de esa toma de decisiones.

-¿Afecta ese sexismo a las congregaciones religiosas?

-Reciente, el Vaticano ha publicado la Cor Orans, una instrucción para modificar alguna de las regulaciones que afectan a las órdenes religiosas femeninas. Si sigue adelante y no se modifica, se nos exige que tengamos nueve años de formación antes de hacer los votos perpetuos, mientras que los varones con cinco ya podrían hacerlos.

-Las mujeres de distintos ámbitos profesionales han sido silenciadas a lo largo de los siglos. ¿Ha ocurrido lo mismo en la Iglesia?

-Esta institución misógina y sexista es capaz de preservar la memoria y la obra de las mujeres del pasado de una forma como no conozco ninguna otra que lo haya hecho. Por ejemplo, Hildegarda de Bingen (menos mal que la Iglesia la ha hecho doctora, aunque tarde), o Clara de Asís. La sociedad debe reconocer el talento y el poder de las mujeres para crear realidades que perduran en el tiempo. Todo el feminismo que conozco está desesperado con que las mujeres tenemos que inventar la rueda cada vez.

-¿Se considera feminista?

-Me defino como feminista y no como teórica de género porque así es la palabra, que viene de fémina, de la lucha de unas pioneras que quiero honrar con lo que pueda aportar. Son mujeres que se jugaron la vida en algunos casos para que pudiéramos votar. Pusieron en juego su tranquilidad mental y prestigio social para poder entrar en la universidad. No hay manera de pensar en una sociedad más libre, mejor y más justa sin tomar como central esta cuestión de las relaciones entre hombres y mujeres, y en el Evangelio no hay nada contrario a ello.

-La ola de reivindicaciones por parte de las mujeres parece ya imparable en la sociedad, ¿hay también una rebelión eclesial femenina?

-Este no es el momento álgido, pero hay mujeres ordenadas dentro de la iglesia católica, se trata de un movimiento que existe, con continuidad, se les margina y son pioneras. También a nivel de órdenes religiosas, donde esa facilidad con la que se aceptaba un rol secundario y de sumisión a unas directrices masculinas es cada vez menos digerible para las generaciones jóvenes.

-Tuvo permiso para exclaustrarse, dio el paso a la política y ahora ha vuelto al monasterio. ¿Qué le impulsó a ello?

-Todo lo que haga a nivel médico, político o lo que ocurra en el futuro sólo lo concibo desde mi vocación monástica, donde siento que está mi identidad. En la política estaba haciendo unas intervenciones públicas que me llevaron a considerar la posibilidad de presentarme a las elecciones; para ello solicité la forma canónica de exclaustración. Duré un mes, porque no tenía una vocación alternativa, era algo instrumental para ese bien común y me encontré en una formación de coaliciones políticas donde la música que sonaba era otra. Vi que el proyecto era una cosa hacia fuera y otra distinta hacia dentro.

- ¿Cree que hay miedo a la entrada de la mujer en los altos estamentos de la Iglesia?

-Hay personas que con lo de la ordenación y esta visibilización de Cristo que fue varón en la tierra tienen dificultades, son personas que por buena voluntad y apertura mental querrían que la mujer ocupara cargos, pero luego tienen una teología que no les acompaña. Es cierto que hay varones que temen esa capacidad de las mujeres de recordarles el rol materno, el tiempo que dependieron de ellas; esa dependencia no la quieren encontrar en su vida adulta, son infantilismos.

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