La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Somos legos en derecho, pero no lelos ni lerdos; jamás me tiraron abajo una sentencia"

- ¿Algo de autocrítica?

-Como sabemos que somos cuestionados por nuestra no profesionalidad, tenemos que ofrecer un buen ejercicio profesional. Como sabemos que se nos cuestiona por ser legos en derecho, la formación permanente siempre es una constante en nuestras reivindicaciones. El juez de paz es lego (no específicamente formado en derecho), sí, pero ni lelo ni lerdo. Y como padecemos un sistema de elección criticado por poner en cuestión nuestra independencia, debemos permanecer equidistantes de los avatares políticos... esa es nuestra esencia, nuestro ADN y nuestra razón de ser. Sólo mejorando el factor humano podremos reivindicarnos como útiles y necesarios. Dicté más de cien sentencias de juicios de faltas, más de la mitad me las recurrieron y nunca me tiraron abajo ninguna.

- ¿Una figura que fue fundamental y que ahora peligra?

-El juez de paz, que está tan denostado, es una figura que fue muy necesaria en la zona rural y, debido a la orografía asturiana todavía hoy es muy necesaria. Era la única persona que podía mediar en un conflicto. Los demás que podían hacerlo estaban en Oviedo, en la capital de la provincia, y el juez de paz era una persona de autoridad. No se le pide experiencia en derecho, sino experiencia de la vida, que sepa distinguir entre lo justo y lo injusto, y que sepa aplicarlo en base a unas sencillas normas de derecho que puede entender cualquiera.

- Sus funciones están ya muy limitadas.

-Las principales son los actos de conciliación (hasta la cantidad de 6.000 euros), el registro civil y algunos servicios ordinarios, como colaborar con la junta electoral en las elecciones.

Compartir el artículo

stats