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Las baterías de Arcelor de Gijón recibirán en julio a los primeros 70 empleados de Avilés

Los trabajos de encendido de la coquería de Veriña se solaparán con los de apagado de la planta de Llaranes al menos hasta mediados de octubre

Instalaciones de baterías de coque en Avilés MARÍA FUENTES

Las nuevas baterías de coque que está construyendo Arcelor-Mittal en Gijón recibirán entre julio y agosto a los primeros 70 trabajadores procedentes de las de Avilés, según el plan de traslado al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA. La multinacional siderúrgica trabaja sobre la hipótesis de combinar la labor de encendido de la coquería de Veriña con la de apagado de la planta actual. Así sucederá, al menos, hasta mediados del próximo mes de octubre (la fecha oficial de apertura de las nuevas instalaciones es el 1 de ese mes).

Las instalaciones de Veriña están en obras actualmente y contarán con dos baterías (Avilés tiene ocho). Por eso, la producción que se prevé que salga de Gijón no llega ni a rozar a la que se produce en Llaranes. El destilado de carbón es una operación fundamental para la fábrica de acero, dado que los hornos altos sólo pueden convertir el hierro en arrabio echando mano del carbón coque.

Todo esto es lo que está encima de la mesa de la multinacional: en cuanto termine la obra, la nueva coquería va a precisar alrededor de una veintena de maquinistas, otros tantos especialistas en subproductos (gas, ácidos, sulfatos...) y la decena de obreros destinada a calentar los hornos. A todos ellos, se sumarán -ya en otoño- los trabajadores de mantenimiento. Las primeras previsiones cuantifican que este último grupo de operarios será de alrededor de medio centenar.

El plan de traslados de empleados de Arcelor echa a andar después de haber concluido la selección del personal. Esta se produjo por medio de oposiciones de carácter interno. Es decir, a partir de los resultados de un examen al que se enfrentó el personal que la propia Arcelor tiene en las Baterías de Avilés la compañía determinó elegir a los 220 obreros que se irán a Gijón.

Estas 220 personas están distribuidas por los distintos talleres de Baterías de tal modo que, por ejemplo, sólo una decena se dedicará al calentamiento de los hornos de las baterías. La idea que maneja la empresa es que esa decena se divida en dos en los primeros meses del traslado: cinco se dedicarán a apagar Avilés y los otros cinco, encenderán Gijón.

Se da la circunstancia de que el trabajo de calentamiento precisa de diez personas. Por esto, mientras echa a andar Gijón, los dos medios equipos se completarán con otros tantos trabajadores de la multinacional, de tal modo que al final tanto en Llaranes como en Veriña habrá cinco titulares de la plaza y cinco eventuales. Cuando comience la producción de carbón destilado en la planta gijonesa, el equipo sobrevenido se reubicará en otro tajo de la propia Arcelor: eso está asegurado.

La plantilla que la multinacional Arcelor tiene destinadas a las Baterías de Avilés en la actualidad es de 370 operarios. Todos ellos son los que se encargan de la buena marcha de las ocho baterías en que se distribuye su producción. La marcha a Gijón va a suponer la recolocación de 130 personas, es decir, el personal sobrante. Los que quedan se irán de Avilés entre octubre y la próxima primavera, que es cuando encenderá la segunda de las nuevas baterías. Para entonces, 220 empleados avilesinos serán los que pongan en marcha la nueva coquería.

Los sindicatos de Arcelor y la propia multinacional han planificado el traslado de tal modo que se evite el conflicto laboral en la principal: nadie va a ir al paro cuando las venerables instalaciones de Llaranes echen la persiana, que es uno de los deseos más ambicionados por el Ayuntamiento de Avilés, que promueve desde hace tiempo un proyecto urbanístico para destinar esos suelos a uso empresarial.

Las previsiones es que la liberación del suelo de Baterías de Avilés -más de medio siglo aportando energía a la economía avilesina- se empiece a desarrollar, al menos, en 2020. Entonces, la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), "casera" de Arcelor, debe acordar con su inquilino quién va a limpiar (descontaminar) la gran parcela.

Pero esta no va a ser la única traba en el camino. La principal es recolocar a los trabajadores que las empresas auxiliares tienen en este momento en las Baterías de Avilés. Son 400 personas, buena parte de ellos, trabajadores eventuales. Si existe acuerdo en Arcelor, no hay, por el contrario, ninguno en la industria auxiliar. Y el cronómetro ha empezado la cuenta atrás: la empresa quiere cerrar su planta de Avilés el 31 de diciembre.

El conflicto se ha atenuado un tanto porque a 380 trabajadores más o menos fijos se les ha incluido en los Acuerdos de Oviedo, el órgano que vigila las relaciones en el sector de las subcontratas. Sucede, sin embargo, que son escasos los que están en Baterías y han entrado en la lista. El verano se prevé caliente.

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