Los cristianos celebran la resurrección de Jesús el Domingo de Pascua, dos días después del Viernes Santo, el día de su crucifixión y muerte... menos en Avilés. La Semana Santa avilesina, para evitar que la procesión de la Resurrección coincida con el inicio de las fiestas del Bollo el Domingo de Pascua, adelanta la salida a la calle del paso de Jesús resucitado a la noche del Sábado de Gloria, y así ocurrió de nuevo anoche. De ese modo, el conocido principio teológico de que "al tercer día resucitó, conforme a las Escrituras" se reinterpreta por conveniencia para que el retorno de Jesucristo al mundo terrenal sea "al segundo día".

El adelanto de la Resurrección es una licencia de la Semana Santa que nadie cuestiona y que contribuye a poner broche de oro a siete días en los que las calles de Avilés se abarrotan de gente deseosa de ver las procesiones, unos movidos por la fe y otros atraídos por la espectacular escenificación callejera de la Pasión de Cristo. El esforzado trabajo de los cofrades -favorecido por el buen tiempo que hizo este año- logró, según opinión generalizada, sacar adelante una de las mejores Semanas Santas de los últimos años. Mención especial para la procesión del Santo Encuentro, en palabras de los entendidos, "la mejor que se recuerda".

En línea con la vistosidad de la procesión de La Resurrección celebrada anoche (cofradías de Jesús de la Esperanza, San Pedro y La Soledad), el Viernes Santo rayó a gran altura. A mediodía sonaron al unísono cientos de tambores anunciando el momento de la expiración de Cristo; de tarde discurrió por el centro de la ciudad la mayor procesión de toda la Semana Santa, la del Santo Entierro; y bajo la luz de la luna llena procesionó la Virgen de la Soledad por el barrio marinero de Sabugo.

El exhermano mayor de La Soledad José Iván Álvarez Heres fue el encargado de leer el pregón previo al inicio de la procesión. Nunca antes un seglar había tenido ese privilegio. El pregonero recordó que la cofradía está activa durante todo el año, pidió a la Virgen de la Soledad "que proteja a todos a los jóvenes, a los enfermos, a los que más la necesitan y a todos los que esperan verla en la plaza de La Merced, su plaza". Así mismo, rogó para que la reliquia del Madero (Lignum Crucis) donde Cristo murió "nos haga reflexionar en un mundo cada vez más desprovisto de fe".