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La comarca cuenta con 23 enclaves deshabitados, la mayoría en Castrillón

Muchas construcciones destinadas anteriormente a la ganadería se han reconvertido ahora en segundas viviendas de uso residencial

Casas deshabitadas en Rozaflor (Illas).

Rozaflor, en Illas, lleva desde los años setenta del pasado siglo sin habitantes. Al igual que Rozaflor, varios enclaves de la comarca avilesina están oficialmente deshabitados, según los últimos datos oficiales, correspondientes a 2019. Las estadísticas elaboradas por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) señalan que son 23 los lugares "sin ocupación" en los concejos de Avilés, Castrillón, Corvera, Illas y Soto del Barco. Sobre el terreno, la realidad es menos dura: algunas caserías antaño con actividad agroganadera se han convertido en chalés de segunda residencia e, incluso, en primera a raíz de la pandemia (mira como ha crecido la población en Illas, por ejemplo); otras, las menos, están realmente comidas por la maleza. Totalmente abandonadas.

El nomenclátor de localidades de Sadei recoge cuatro lugares sin población en Avilés: La Escucha y Estrellín, en la parroquia de Navarro; y Corros en Grandiella y La Atalaya, en Entreviñas. En el caso de Corvera los núcleos sin población son L'Ablaneda en Los Campos, La Cogulla y Esquilera en Molleda y El Barriero, en Villa. Es no obstante el concejo de Castrillón el que registra, según los datos oficiales, más enclaves sin habitantes. Estos son: El Pino, El Plano y El Sablón, en Bayas, donde hay otras zonas como Muniellas donde vive solo un hombre y una mujer. El Barro y El Molino, en Santa María del Mar, también figura como despoblados al igual que el aeropuerto, Vallina, La Amuria o Bujandi, este último núcleo perteneciente a Pillarno. En Soto del Barco, según los datos del Sadei, hay únicamente un núcleo sin habitantes. Se trata de El Forcón, un pueblo integrado por cuatro viviendas, algunas rehabilitadas y con vida pese a los números oficiales.

No obstante, se trata en el caso de Avilés, Castrillón y Corvera de ejemplos aislados, que para nada reflejan la tónica general del entorno rural asturiano cada vez más vacío. Desde los distintos ayuntamientos insisten en que "no hay pueblos deshabitados" en una comarca con alta densidad de población. Lo que ocurre es que el declive de las ganaderías y de la producción agrícola ha propiciado un cambio de uso. Gran parte de los inmuebles se han convertido en segundas viviendas que suelen permanecer en manos de los herederos de sus anteriores moradores.

En el caso de Illas, el Sadei no contabiliza ningún pueblo deshabitado. El Alcalde sí cita Rozaflor. "Este caso es peculiar ya que los últimos moradores abandonaron en los años setenta y el núcleo está formado por dos viviendas, que siguen en propiedad de las familias", relata Tirador. En Gozón, siempre según los datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales, no hay enclaves sin habitantes.

Si bien la despoblación no es llamativa ni preocupante en la comarca avilesina por el momento sí lo es el envejecimiento de los vecinos: Avilés, por ejemplo, cerró el pasado año con 78.715 habitantes, de los cuales 19.309 tienen más de 65 años y sólo 8.802 menos de 15. Del total, 41.558 han nacido en esta ciudad que tiene 15,41 vecinos por hectárea. En Illas el número de chavales menores de 15 años es de 104 y el de mayores de 65 suma 301. En este caso el número de vecinos por hectárea es de 0,21, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), recogidos por Esri, líder global en sistemas de información geográfica (GIS) en su portal "La España vacía".

En Castrillón, el número de vecinos alcanza los 22.464, con 2. 681 menores de 15 años. En este caso los residentes nacidos en el concejo son 4.189 y el número de habitantes por hectárea es de 2,12. En Soto del Barco se contabilizan a día de hoy 3.887 residentes (338 menores de 15), en Gozón 10.427 y en Corvera 15.721.

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