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Illas conquista juventud: “Lo tiene todo”

Familias treintañeras deciden fijar su residencia en el concejo verde la comarca, el décimo de Asturias que más población ha ganado este año

Alberto García y Almudena Álvarez con Ares y Alma, en brazos, en la terraza de su casa, con su perro “Yuna”.

Illas se vende como “Un mar de verde”. Y ese mar de montañas suaves ha conquistado en la última década a numerosos treintañeros, enamorados hasta el tuétano del medio rural, que han decidido fijar su residencia en casas que miran de frente o al menos de reojo a la sierra de Bufarán. Solo en el último año, Illas ha sumado nueve vecinos y, de acuerdo al ranking oficial, es el décimo concejo asturiano que más población ha ganado, el tercero entre los municipios de menos de 1.100 habitantes y el único de la comarca que ha inflado el censo. Suma 1.023 vecinos. Pero, ¿qué tiene Illas?

“Lo tiene todo”. Responde Alberto García Bayón, avilesino de 42 años, que se trasladó a Illas hace dos años y medio con su pareja, Almudena Álvarez, de 34 y natural de Piedras Blancas. Formaron una gran familia. Como anécdota, el día que inauguraron la casa ella se puso de parto: nació Ares. El pasado 15 de octubre, Alma. A ellos se suma su mascota, “Yuna”. “Antes vivíamos en un apartamento en Rivero, y cuando decidimos tener hijos el piso se nos quedaba pequeño. A esto sumamos que a los dos nos justa mucho la naturaleza, el deporte y la montaña, así que decidimos buscar casa en Illas y tuvimos suerte”, explica Bayón, que trabaja en Arcelor-Mittal. Álvarez es enfermera en la UCI del San Agustín. De su decisión de cambiar el asfalto por la caleya no se arrepienten. “Tenemos el CRA (Colegio Rural Agrupado) a ochocientos metros para los críos, unas comunicaciones magníficas, la posibilidad de criar a los hijos entre vacas y caballos y de comprar productos locales de calidad a dos pasos”, elogia este avilesino que sólo lamenta el cierre del chigre La Tenada, por eso de socializar. Aún así, apunta: “En Illas se hace mucha vida de pueblo”.

Sobre estas líneas, Rocío Quintana y Miguel Cervantes con sus mascotas: la oveja “Sidra” y el perro “Peñón”. A la izquierda, Iván González y Edén Córdoba con sus hijos Mateo y Sofía.

Al “mar verde” de la comarca también se fueron a vivir hace dos años Rocío Quintana y Miguel Cervantes, concretamente a La Laguna. Ella, de 32 años, es natural de Avilés; él, de 35, de Candás. “Queríamos vivir en la zona rural e Illas nos pareció un buen sitio: es un sitio agradable, tranquilo y está cerca de Avilés. A esto se suma que mi familia vive aquí cerca”, cuenta Quintana, que actualmente teletrabaja. Es contable de Pasek. “Es muy agradable sacar el ordenador a la terraza y estar en plena naturaleza”, afirma. Cervantes es mecánico. “En 15 minutos podemos estar en nuestro puesto de trabajo, aprovechamos la cercanía de la ciudad para la compra o el gimnasio y nos beneficiamos de todas las ventajas que ofrece el medio rural, que son muchas”, puntualiza esta pareja, que convive con dos mascotas: la oveja “Sidra” y el perro “Peñón”.

Illas conquista juventud: “Lo tiene todo”

“Soy de pueblo”

Iván González, de 30, y Edén Córdoba, de 33, son otra pareja amante de lo rural. Tienen dos hijos, Mateo, de 8 años, y Sofía, de 5. “Mi mujer es del Pozón, yo viví allí también un tiempo, pero me considero de pueblo. Cuando nos conocimos decidimos venir al pueblo de mis abuelos, a Reconco. Aquí compramos una cuadra y una tenada y decidimos arreglarlas. Para nosotros, vivir en Illas son todo ventajas: no nos falta de nada para estar bien”, dice González, concejal de IU en el equipo que lidera Alberto Tirador y un vecino muy querido por su lucha titánica contra la leucemia. Él está jubilado y su pareja trabaja en la residencia del ERA del Nodo.

“Cuando vivía en El Pozón tenía que coger el coche igual que aquí si necesito hacer algún recado y, por contra, a la vuelta no debo buscar aparcamiento”, dice a modo de ejemplo de las bondades de vivir en un oasis verde. Otro más: “Mi hijo, en su día, fue a un colegio de ciudad, ahora va al CRA y la calidad que se ofrece aquí es impresionante”, apunta este nuevo vecino que, como las anteriores familias, se ha dejado engatusar por el “Mar de verde” de Illas, un concejo, pese a todo, todavía envejecido que abre las puertas de par en par a nuevos moradores: “Todo lo que pueda faltar se compensa con lo que ofrece Illas”, concluyen los nuevos conquistadores.

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