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Unos padres ofrecen su casa al Principado para su hijo dependiente cuando se mueran

Bienestar Social responde a los progenitores que "se requiere una cantidad importante de dinero para mantener un piso tutelado"

José Antonio Huerta, con su madre, Ángeles Menéndez. JULIÁN RUS

-"¿Y mañana, qué?".

Esta es la preguntan que se hacen a diario Ángeles Menéndez "Geli" y Eduardo Huerta, padres de José Antonio, "Tono", un hombre de 43 años diagnosticado de una encefalopatía moderada de etiología no filiada, una alteración que se traduce en un retraso madurativo. Ambos le propusieron recientemente a la que fue alcaldesa de Avilés y ahora responsable de la consejería de Bienestar Social, Pilar Varela, la posibilidad de dejar todos sus bienes al Gobierno regional para hacer de su vivienda un piso tutelado para unos tres chavales más como su hijo, con la única condición de que ese mañana que está por venir, Tono pueda seguir residiendo en Las Vegas, donde tiene una vida plena: toca la batería, participa en un grupo de teatro, practica deporte... "El día que faltemos no queremos que se quede dos veces huérfano: sin familia y sin su entorno", sentencia Menéndez.

La respuesta que obtuvieron del Principado, incide Huerta, es que además de los bienes "se precisaría de una cantidad importante de dinero para mantener un piso tutelado". Eduardo Huerta, que aún así agradece al equipo de Varela su compresión, lamenta que las políticas para personas con retraso madurativo "sean ficticias". "El mayor drama es este. Las soluciones que se aportan pasan siempre por llevar a estas personas a centros que llaman especializados en los que los chavales son un número y no tienen opción a nada. ¿Alguien estaría dispuesto a llevar a su hijo a un sitio así por su propia voluntad?", dice.

Eduardo Huerta está jubilado y Ángeles Menéndez trabaja en casa. Tienen 68 y 65 años, respectivamente. Su hijo tiene autonomía suficiente para participar en un sinfín de actividades: Tono es uno más en Las Vegas, donde ha hecho su vida y sorprende a propios y extraños con su talento a la batería. Acude a clases en la Escuela de Música de Corvera con el profesor Juan José Díaz Guerrero, donde es feliz. Es también un enamorado del teatro y de los rallys, como su padre. "Sí necesita ayuda para la ducha y el aseo. Tampoco maneja dinero y sabemos que siempre va a depender de terceras personas. Tono está incapacitado legalmente", reconoce Menéndez, que hace ya años decidió grabar los progresos de su hijo en vídeo. Ahora los "cuelga" en Facebook y tiene ya "un montón de seguidores". Porque Tono es un ejemplo de integración.

Huerta nació hace 43 años "con ventosa". "Al principio todo era normal, y en las revisiones el pediatra nos decía que no detectaba nada raro. Nosotros lo veíamos parado, sobre todo, si lo comparábamos con su primo, que era un torbellino", rememora Menéndez. Ya en la guardería sus características se definieron y comenzó un periplo de médicos y zancadillas. La familia Menéndez Huerta debió escuchar frases ahora tatuadas a fuego: "A los tres años nos dijeron que el niño estaba para llevar a un colegioPero la familia corverana decidió apostar por su hijo, lo merecía. Lo apuntaron a todo lo que podían: manualidades, atletismo, natación...

De la "guarde", Tono Huerta pasó a estudiar en el colegio público de Las Vegas. De aquel tiempo los recuerdos no son demasiado buenos, a juzgar por los padres. Siguió luego en el Colegio Público De Educación Especial San Cristóbal y, entre tanto, hizo su primera comunión en la ermita de La Luz. Aquel día lloró, tal vez por la emoción, tal vez porque algún párroco se negó a darle el sacramento "por no estudiar el catecismo". Sin dejar de practicar una de sus pasiones, el deporte, continuó su formación en la Unión, en Salinas, y ahora es un habitual del Centro de Apoyo a la Integración de Villalegre. Y no pierde comba: que si toca la batería, que si va al teatro...

Pero los años pasan, y Ángeles Menéndez y Eduardo Huerta se preguntan una y otra vez: "¿Y mañana, qué? Ese mañana sin padres. "El mayor drama de estos chavales es este, que un día se quedarán huérfanos dos veces, del entorno y de la familia y los recursos no son los que nos gustarían", reitera este matrimonio dispuesto a dejar su casa para que Tono siga siendo Tono, un músico de Las Vegas.

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