Un agujero en la solera (la zona baja) del horno de la planta de la multinacional francesa Saint-Gobain Cristalería provocó en la madrugada de ayer que se produjera un vertido de vidrio incandescente -a 1.500 grados centígrados- que ha dejado temblando la factoría de La Maruca y que causó un incendio aparatoso de materiales cercanos al corazón de la fábrica. El accidente no provocó ningún daño personal, aunque sí cuantiosos materiales.

El siniestro hizo que reverdeciera el miedo que generó la caída del artilugio principal de la planta a mediados de marzo de 2008 (puedes leer aquí la información Entonces, el horno se precipitó sobre sí mismo generando a continuación una gran nube de humo negro que puso en jaque la continuidad de la fábrica, meses antes del estallido de la gran recesión económica. Por entonces, la multinacional francesa apostó por Avilés y decidió reconstruir la pieza.

Lo que sucedió en la noche de ayer fue, según fuentes consultadas, algo más sencillo: una pérdida de vidrio al rojo vivo por una grieta en la instalación. Este vertido -"colada", según el vocabulario de los trabajadores- obligó a activar el plan de emergencias interno.

Acudieron a la llamada de la empresa los bomberos, que se dedicaron durante horas a refrigerar el material incandescente que se estaba escapando. Además del jefe de zona centro, se desplazaron por parte de servicio de emergencias trece efectivos y un operario técnico de logística. En cuanto a medios materiales, además del VAL (Vehículo de Apoyo Logístico) acudió al lugar también media docena de autobombas, dos de ellas nodrizas, un vehículo de altura, dos furgonetas de intervención rápida y un vehículo de mando.

De este modo, junto a la plantilla de la compañía del turno que estaba cuando se produjo el accidente, lograron taponar el agujero y, consecuentemente, evitar el apagado del artilugio. Durante varias horas el horno redujo su tonelaje. Ayer, al cierre de esta edición, la plantilla trabajaba en devolver la normalidad al horno.

La empresa reunió a los representantes sindicales para explicar que iniciaba una investigación para averiguar qué pasó y por qué causa. La noticia corrió como la pólvora y la intranquilidad se cernió sobre la plantilla. Este accidente se ha producido en un ambiente en el que el futuro y viabilidad de la fábrica están puestas en duda por decisiones estratégicas de la multinacional (desviar a Kénitra, en Marruecos, la producción de los parabrisas más sencillos que hasta hace pocas fechas fabricaban los trabajadores avilesinos). La dirección de la compañía emitió un comunicado en el que se podía leer que la producción continuaba "con normalidad".

Las primeras hipótesis sobre la causa del incendio van por la presión que la empresa ha sometido al horno: está casi siempre al límite de su producción. El vidrio se escapó por el bajo de la instalación, donde se encuentran los electrodos que se aplican a la materia prima a mayores cuando quiere sacar vidrio especial (el horno funciona con gas de manera habitual). Otra de las hipótesis que se estudia es si la pérdida de vidrio se produjo en una zona que habría sido revisada recientemente en busca de posibles deficiencias. La vejez del horno -casi doce años- obliga a este tipo de revisiones constantes.

La decisión final sobre el futuro de la instalación que ardió antes de anoche la va a tomar la dirección central de la multinacional, es decir, serán los ejecutivos de París los que van a decir si se repara el horno y cómo se repara. Esto es lo que no genera tranquilidad entre los trabajadores dado que el otro gran horno con que cuenta la multinacional en España (en Arbós, en la provincia de Tarragona) vive con arreglos eventuales desde hace años. Por eso, los trabajadores reclaman una intervención activa sobre esta instalación fabril.

La multinacional Saint-Gobain Cristalería desarrolla, fabrica y comercializa vidrio para dos mercados: la construcción y el automóvil.