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Javier Gancedo hace entrega simbólica del archivo de Ensidesa salvado en 2011 a Valentín Iglesias, técnico del Archivo Histórico de Asturias.L. MURIAS

Patrimonio se ofrece a salvar el archivo de las Baterías, en riesgo de destrucción

Cuatro meses después de apagada la instalación, el problema estriba en costear el transporte del material al centro documental en Oviedo

El archivo de las baterías de coque, apagadas desde hace cuatro meses, se halla al albur de los acontecimientos, sin noticias ciertas de qué se va a hacer con él. En 2011 se salvó in extremis una parte sustancial -que no toda- del archivo documental de Ensidesa que estaba condenada a ser destruida gracias a la mediación, entre otros, del entonces concejal de Cultura de Avilés, Román Antonio Álvarez, y del exjefe de documentación de la siderúrgica, Javier Gancedo, pero poca lección parecen haber sacado de aquel episodio los responsables de velar por el patrimonio industrial avilesino. Vistos los antecedentes, no falta quien teme lo peor: que el destino del archivo sea el vertedero de Serín.

Así lo advierten extrabajadores de la planta y lo corroboran expertos en la conservación documental como Conchita Paredes, la directora del Archivo Histórico de Asturias, con sede en Oviedo, que ha cursado la oportuna correspondencia para, por un lado, interesarse por los planes que hay para ese material y, por otro, ofrecer el archivo provincial para la custodia y mantenimiento de la memoria escrita de las Baterías, la última instalación de la Ensidesa genuina que queda en pie. De momento, la archivera no ha obtenido respuesta oficial a su legítima preocupación.

Como ya pasó hace nueve años el problema es de índole económico, aunque más nimio de lo que podría creerse: el presupuesto del Archivo Histórico de Asturias no prevé partidas para asumir los gastos del transporte del material, hay que dejárselo a la puerta. Y hasta el momento ninguna administración, empresa o colectivo ha mostrado disposición a pagar el coste de los camiones necesarios para trasladar a la antigua cárcel de Oviedo, la sede del Archivo Histórico, la documentación existente en las oficinas de Baterías. En 2011 la solución adoptada fue tan sencilla como usar camiones del servicio municipal de Parques para hacer el traslado.

Aquellos primeros fondos de Ensidesa enviados a Oviedo se encontraban depositados en las dependencias del Centro de Desarrollo Tecnológico. El fondo documental de Ensidesa salvado entonces de la destrucción cuenta con una gran cantidad de referencias (documentos, planos, libros, fotografías? ) relacionada con la empresa que convirtió a Avilés en el máximo exponente de la actividad siderúrgica del país en el siglo XX. Era, además, un fondo que se encontraba repartido en varias dependencias y su propietario, Arcelor, no estaba por la labor de invertir recursos en su conservación y mantenimiento. El exjefe de Documentación de Ensidesa, Javier Gancedo mostró entonces su contrariedad por la probable pérdida de aquellos objetos que no fueron susceptibles de archivo: trofeos, placas, material de oficina, herramientas, maquinaria, material para publicidad... Tenían tan poco futuro que hoy son historia.

Gancedo es uno de lo que vuelve ahora a la carga para tratar de salvar el archivo, en este caso, de las baterías de coque. Se trata, fundamentalmente, de una veintena de planeras (muebles diseñados para guardar documentos de gran formato) de gran tamaño (pesan cerca de mil kilos cada una) que contienen los planos de las baterías, un laberinto de conducciones. Pero, además, hay fotografías, memorias, documentos relativos a producción e ingeniería. La historia documentada, en suma, de una planta que estuvo en funcionamiento más de 60 años.

La jefa del Archivo Histórico de Asturias asegura que su superior jerárquico, el director general de Patrimonio, el historiador Pablo León, comparte la preocupación por la posible destrucción del archivo de las Baterías y que, en tal sentido, está tratando de hallar la manera de preservarlo. Nuevamente, el obstáculo es de orden logístico.

La sociedad estatal Sepides, propietaria en última instancia de las Baterías y su contenido, no ha hecho ningún pronunciamiento oficial sobre el archivo en cuestión, si bien fuentes consultadas por este diario aseguran que en un momento dado de su toma de contacto con la instalación que tendrá que desmantelar se planteó llevar los fondos a Madrid para unirlos a los allí existentes, herencia del Instituto Nacional de Industria (INI), el organismo al que perteneció Ensidesa. No obstante, tal posibilidad carece de crédito entre expertos en conservación patrimonial: "No saben lo que dicen: el único destino razonable para ese material, por un criterio lógico de unificación, es llevarlo al Archivo Histórico de Asturias". A preguntas de este diario sobre sus intenciones en materia de conservación del patrimonio documental, Sepides lleva una semana sin dar respuesta.

Presupuesto extraordinario

Si bien la preocupación inmediata es salvar el archivo de Baterías, a más largo plazo se plantea otro problema: la magnitud de los fondos de Ensidesa en el Archivo Histórico es tal que no hay medios humanos para catalogarlo y hacer los tratamientos de conservación pertinentes. Fuentes del centro documental de Oviedo estiman que sería necesario un presupuesto de entre 150.000 y 250.000 euros para afrontar el operativo con garantías. Pese a la carencia de medios, la plantilla ya ha puesto totalmente a salvo (limpieza, catalogación, restauración y conservación) unas 20.000 fotos y más de mil cajas con documentación variada. "Pero todavía queda una verdadera monstruosidad por gestionar, más lo que pudiera venir de Baterías", asegura Paredes.

Por si los argumentos proconservacionistas fueras insuficientes para evitar la pérdida de los fondos documentales de Baterías, los historiadores recuerdan que la destrucción de bienes muebles pertenecientes al patrimonio regional -y eso incluye todos los documentos con más de 40 años de antigüedad- está penada por ley. "Confiemos en que impere el sentido común: estamos hablando del archivo de la mayor empresa pública que hubo en España; es obligado legar a las generaciones venideras su historia documental", apostilla la jefa del Archivo.

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