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Alcohol y cocaína, el binomio letal que más "engancha" a los avilesinos

Amigos Contra la Droga impulsa visitas culturales como ocio alternativo para sus setenta usuarios diarios, cincuenta de ellos en régimen ambulatorio

Usuarios del centro de Amigos Contra la Droga, en el local de Piqueros de Abajo, en una imagen de archivo. R. SOLÍS

Setenta usuarios -veinte en el centro de día y cincuenta ambulatorios- cruzan cada día el umbral de Amigos Contra la Droga, un colectivo que desde 1991 ha prestado asistencia a más de un millar de personas con trastornos por abuso de sustancias. Cada caso es único, pero a todos les une la misma pesadilla: una adicción a la que quieren dar puerta. Cuatro de cada diez son adictos a un cóctel letal de cocaína más alcohol. Lo positivo: "Las cifras se mantienen estables en los últimos años", según Pilar Soberón, psicóloga del centro y vicepresidenta de la entidad. Ayer visitó junto a un grupo de chavales la exposición "La unidad dividida por cero" de Genovés, una fórmula matemática que lleva a un desconcertante infinito. Aunque, paradojas, los de Amigos Contra la Droga pasaron de la nada a ser visibles.

Y por ahí pasa su futuro: "Queremos darles la oportunidad (a los usuarios) de que conozcan un ocio alternativo más allá de las drogas", recalcó Soberón. La visita al Niemeyer ha sido la primera de muchas más a distintos centros culturales y ha contado con el respaldo de la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, y del propio complejo, con Carlos Cuadros, el director, de anfitrión. De la exposición de Genovés que se clausura en días pasaron a la de Nadia Lee Cohen: "Not a retrospective". Se mostraron encantados.

En porcentajes similares a los del binomio cocaína más alcohol están en Amigos Contra la Droga los adictos al alcohol y el cannabis, que experimenta un leve repunte. El consumo de caballo (heroína) no computa, "es residual". La media de edad de los usuarios a tratamiento es de 38 años, aunque los alcohólicos que piden ayuda rondan ya la mediana edad.

El perfil es variado. La mayoría son hombres que tuvieron en su adolescencia contacto con los porros, y el hachís "no es inocuo". "Es una droga muy peligrosa porque afecta al cerebro; estamos viendo a mucha gente joven con brotes psicóticos, ataques de ansiedad de más de un mes...", explicaba Soberón en las páginas de este diario a finales de año. Los que empezaron "liando un peta" se engancharon después a la cocaína para "sacar rendimiento" la madrugada, lo que los profesionales denominan consumo recreativo. Ahora quieren salir del pozo, de esa nada que es la unidad dividida por el cero, como el nombre de la exposición que visitaron ayer, de Juan Genovés.

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