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"Estamos peor que hace un año", claman los trabajadores de la antigua Alcoa

"La decepción es total, no se ve esperanza y cada vez queda menos tiempo", lamenta la plantilla en el aniversario del apagado de las cubas

Las cubas en las que se fabricaba aluminio primario.

El corazón de Alcoa se paró hace un año, en los últimos minutos del 14 de febrero. Aquella medianoche se dio la orden de cortar la corriente en la subestación. "Cayó la tensión y se apagó todo. Ahora toca esperar, confiamos en que se pueda rearrancar otra vez", relataba entonces a este periódico uno de los trabajadores de la entonces Alcoa (hoy Alu Ibérica) que participaron en el apagón. Ahora, doce meses después, la esperanza de que las cubas de aluminio primario se reactiven es cada vez menor y el calendario sigue avanzando. El ansiado Estatuto del Consumidor Electrointensivo, llamado a abaratar la factura eléctrica de grandes plantas consumidoras de energía como las de aluminio, lejos de abrir una puerta parece haber dado una nueva estocada. "Estamos peor que hace un año", clama la plantilla en el aniversario del apagón.

"El ambiente está muy mal en la fábrica, no se ve esperanza y cada vez queda menos tiempo. Parter (el fondo que compró Alcoa) se comprometió a reactivar las series de electrolisis si el precio del megavatio hora se quedaba en unos 40 euros hora. Con el Estatuto estamos hablando de unos 48 euros, queda mucho para que se den sus condiciones", incide el presidente del comité de empresa de Alu Ibérica, José Manuel Gómez de la Uz (CC OO).

Hace un año, había más mimbres para la esperanza. "El Gobierno estaba comprometido con los problemas del aluminio en España, aseguraba que es seis meses tendría un Estatuto que resolvería el problema de los electrointensivos, que las cubas podrían volver a producir, que se estaban buscando inversores para comprar la fábrica y había bastantes interesados. Se había firmado un acuerdo por el que no se cerraban las plantas de Avilés y La Coruña y la propia Alcoa se había comprometido a buscar inversor dando un plazo de seis meses", recuerda De la Uz.

Hoy, transmite la plantilla, "la decepción es total". "Nos sentimos totalmente defraudados, durante un año han estado a vueltas con el Estatuto, poniendo todo tipo de disculpas para no sacarlo adelante, y ahora han diluido aún más el problema de los consumidores electrointensivos de verdad. La preocupación es total. Y el Principado, en vez de apoyar el aluminio, intenta dar la razón al Gobierno con excusas sin sentido", añadió el portavoz de la plantilla.

"Aquel día del apagado fue de mucha tristeza, veías como tu modo de vida se iba al garete. Nosotros mismos tuvimos que parar las cubas, pero había la esperanza de volver a activarlas. Ahora resulta que el Estatuto no cumple las expectativas", lamenta Juan Bautista Huergo, el aluminero con el que conversó en la plaza de España ovetense, en plena protesta de la "marea amarilla", con la ministra de Industria Reyes Maroto. "Me pidió que confiáramos en ellos, que no habría problemas, que se iba a igualar el precio de la energía al del resto de países de Europa. Todo lo que nos dijeron es mentira, la decepción con los políticos es total, nos sentimos engañados", añadió.

Huergo y sus compañeros siguen preparando las cubas de la fábrica de San Balandrán para un posible arranque que se antoja complicado. Dos tercios de la plantilla no tienen carga efectiva de trabajo, se dedican a trabajos no productivos, a tareas de mantenimiento. "Eso es insufrible", afirman desde la fábrica. "Si no se arrancan, sobramos aquí ciento y pico personas", añade Huergo. Una situación idéntica se da en la fábrica de La Coruña, también en manos de Parter.

El Estatuto entra en fase de alegaciones y en ellas está la última esperanza "para poder seguir produciendo aluminio primario y mantener el empleo y la actividad industrial", manifestaron desde la sección sindical UGT-FICA de Alu Ibérica.

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