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Comuniones en grupos reducidos y con invitados contados hasta octubre

Las parroquias se adaptan a la "nueva normalidad" con aforos limitados y estrictas medidas higiénicas

Asistentes a la misa de la tarde, ayer, en San Nicolás. RICARDO SOLÍS

En grupos reducidos, con invitados contados de acuerdo al aforo de cada iglesia y sin grandes fastos. Los más de doscientos niños llamados este año a tomar la primera comunión, y que tuvieron que posponer la celebración debido a la crisis sanitaria, podrán elegir fecha en los próximos días: en La Magdalena y en San Nicolás, por ejemplo, las celebraciones se sucederán de julio, cuando presumiblemente Asturias entrará en la segunda fase de desescalada, a octubre casi todos los sábados y domingos. En La Magdalena los días señalados son el 25 y 26 de julio; el 1, 8 y 15 de agosto; el 5, 6, 26 y 27 de septiembre y el 3 de octubre.

"En San Nicolás ofrecemos un amplio abanico de posibilidades, porque según las familias a unas les interesa más una fecha u otra. Lo que pretendemos es que sean celebraciones supersencillas, todas igual. Sabemos que hay muchas familias que lo han pasado mal y también queremos evitar, en lo posible, los gastos innecesarios", manifestó Alfonso López, de San Nicolás. El párroco de La Magdalena, David Cuenca, destacó igualmente que las celebraciones serán siempre igual, independientemente del número de niños que participe en cada tanda.

En San Nicolás se permitirán grupos de primera comunión de hasta doce niños como máximo con una veintena de invitados por crío como tope. El templo hace los cálculos en base a la mitad del aforo, que es de 600 personas. En Santo Tomás también se dividirán los niños en grupos. Entre ambas parroquias suman 206 menores llamados a la primera comunión.

Las iglesias, por otra parte, abrieron ayer sus puertas de par en par después de sesenta días sin celebraciones. Lo hicieron con estrictas medidas higiénicas y aforos limitados. Los primeros fieles no se hicieron de rogar. Hasta San Nicolás, por ejemplo, acudió Juanita Prendes. "Vengo a rezar por mis padres y por mi marido. También por los que están sufriendo con esta epidemia", dijo. Detrás de ella entraron al templo Soledad Cuesta y Generoso Álvarez: "Teníamos gana de venir y queremos rezar por todos, pero sobre todo por un hijo que tenemos fuera y queremos ver". Hubo primeras misas en la mayoría de las parroquias del arciprestazgo. Alfonso López dio las "gracias" en la homilía de las siete de la tarde y anunció más misas para evitar aglomeraciones. "Llegamos al final de un camino. Han sido días de miedo y temor, pero hemos hecho brotar la esperanza, el compromiso y la decisión de salir adelante. En esta historia cada pagina ha sido imprescindible, y cada pagina ha sido escrita por cada uno de vosotros", sentenció.

Diez personas

María Rosa Yudego Martín, de 92 años, recibió el último adiós ayer pasado el mediodía acompañada por sus tres hijos, Alfredo ("Fredi"), Antonio y Ángel García, las parejas de éstos y sus cuatro nietas. Diez personas en total, todas con mascarilla, ocuparon separadas entre sí los 32 huecos habilitados en el tanatorio de Avilés para los funerales, el 30 por ciento del aforo. El de Yudego Martín fue el primer funeral celebrado en Avilés en la recién inaugurada fase 1. Fue oficiado por David Cuenca, también con máscara de protección. María Rosa Yudego, aunque natural de Castilla y León, llevaba 64 años residiendo en Avilés, en La Texera. "Se puso mala la semana pasada. El viernes ingresó y ya no se pudo hacer más. Le llegó la hora, ley de vida", manifestó su hijo Alfredo García, conocido corredor avilesino que forma parte de un grupo que se hace llamar "Los verdes". No se infectó por covid-19, la prueba de Yudego Martín dio negativo. "Indirectamente sí sufrió las consecuencias del coronavirus: una persona de 92 años a la que se le prohíbe salir al exterior va, poco a poco, perdiendo masa muscular y vitalidad", sentenció el primogénito de la familia.

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