La concejala de Cultura y Festejos, Yolanda Alonso, ha comenzado a dar las claves de lo que será el verano más anómalo de los últimos años. Defiende que la programación estival ha de tener muy en cuenta las limitaciones fijadas por las autoridades sanitarias durante la pandemia tales como el distanciamiento social y la higiene. La crisis sanitaria puede alterar considerablemente la agenda de conciertos y festivales de música, sobre todo, durante los meses de julio y agosto. Alonso quiso lanzar un mensaje positivo para los programadores y aficionados a la música, que confían en poder acudir de nuevo a eventos como La Mar de Ruido, La Grapa, el Sol Celta y el Intercéltico. "Hay que estar preparados para el sí, tenemos que contar con la programación y analizar cómo evolucionado todo para su desarrollo", señaló la concejala de Cultura y Festejos. "Hay que animar la ciudad", añadió no sin antes recordar lo importante de las acciones culturales y festivas para la economía y la cultura de Avilés durante los meses de verano. Los organizadores de los dos primeros festivales están dispuestos a retomar sus respectivos conciertos, no así el Sol Celta que nada en la incertidumbre para desarrollar el festival de música folk que solía llenar las calles del casco antiguo durante la primera semana de julio. El Intercéltico, por su parte, también quiere estar presente en la agenda cultural avilesina. "Tenemos que contar con los festivales y adaptarnos a las limitaciones marcadas por las autoridades sanitarias", manifestó la edil de Cultura y Festejos, consciente de que el panorama musical ha cambiado como consecuencia de la pandemia por covid-19.
Actualmente, Asturias continúa en la fase 2 de desescalada tras el confinamiento y prevé llegar a la 3 la próxima semana. En esa fase, continuarán las limitaciones de aforo para conciertos al aire libre, que se situarán en ochocientas personas como máximo, cifra que se verá ampliada en la denominada "nueva normalidad".
