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DIARIO DE ABORDO

El que pierde paga

La presencia francesa en La Florida, una ocupación en toda regla, con levantamiento de fuertes y el envío de tropas para anexionar el territorio

El que pierde paga

El artículo que me fue publicado el 5 de octubre y cuyo título era "Franceses e indígenas en Florida", iba ilustrado por un grabado de Theodor de Bry, hecho sobre un dibujo de Jacques Le Moyne. La ilustración, que forma parte de las imágenes del libro "Brevis Narratio", es especialmente significativa. Se representa en ella al cacique Saturiwa, acompañado de Jean Ribault y un grupo de franceses, mirando a un círculo formado por indios timucua que rodean a dos prisioneros indígenas de rodillas y, a su lado, un guerrero con un hacha o garrote golpeándoles la cabeza. Previamente ya les había rebanado la cabellera y, por ello, de sus cráneos manan abundante sangre.

La ilustración no es sospechosa de manipulación, pues el editor, Theodor de Bry, es conocido por ser uno de los "historiadores" que crearon la famosa "Leyenda Negra" sobre España, y Jaques Le Moyne, el ilustrador y cartógrafo autor del dibujo, fue testigo de la presencia francesa en Florida, pues acompañó a Ribault, participando con él en toda la epopeya francesa en tierras americanas. Es decir, dibuja en directo, sobre el terreno, lo que estaba ocurriendo. Los dos, el primero belga y el segundo francés, eran hugonotes.

La ilustración por tanto, realista y fidedigna, representa claramente la actitud salvaje de los indígenas floridanos con guerreros enemigos prisioneros, de otra tribu diferente, y la complicidad y participación francesa con las torturas infligidas a los mismos. La actitud francesa se justifica con la finalidad perseguida de conseguir la alianza y respaldo del poderoso cacique timucua Saturiwa, a su presencia y asentamiento en Florida. Esa era la regla de los enfrentamientos en América: "El que pierde paga".

En la crónica francesa titulada "La Historia Memorable de la reconquista de la isla de la Florida", de Dominique de Gourgues, se narra el ataque de los franceses a los fuertes españoles de San Mateo, el asentamiento que previamente les fue arrebatado por Menéndez y que ellos denominaban Fuerte Carolina. Vamos a repasar lo que se dice en esa narración.

Pero no debemos ignorar u olvidar quien era Dominique de Gourgues. Había nacido en Mont de Marsan en 1530, en el seno de una familia noble procedente de Burdeos. Desde muy joven se enroló en el Ejército, llegando a alcanzar el grado de capitán. Con solo veinte años ya estaba en Italia combatiendo contra los Tercios españoles, que lo capturan y lo envían a remar en galeras. Más tarde, su pena a bordo fue suavizada siendo utilizado como cocinero de los remeros esclavos, pero recibiendo un trato muy brusco y desagradable por parte de sus captores.

Por tanto, ya desde muy joven tenía una marcada animadversión hacia todo lo que tuviese que ver con la Península Ibérica. Estando sirviendo en galeras, la nave en la que estaba fue capturada por los turcos, pero su posición no mejoró, solo sus dueños a bordo. Esta situación cambió al ser rescatada su nave por cristianos, circunstancia que le reportó la libertad. Regresa entonces a Francia, pero decide continuar con su actividad marítima, enrolándose en navíos que surcaban el Atlántico Sur, por las costas de Brasil, de África y el mar de las Indias.

Cuando en 1565 Menéndez toma Fort Caroline, Dominque Gourgues se hallaba en Francia. Al ver que su gobierno no reacciona ante la sangrienta derrota a manos de los españoles, la indignación de Gourgues creció hasta límites insospechados. No podía dejar aquella acción sin la correspondiente venganza. Entonces, sin apoyo ni permiso alguno por parte de la Corona o del Gobierno francés, organiza una expedición de castigo. Vendió todas sus pertenencias y consigue incluso dinero prestado de un hermano suyo llamado Antoine. Con ese capital compró tres barcos, no muy grandes, y contrató una tripulación de 80 marineros, contratando también a cien arcabuceros y hombres de mar y guerra, entre los que se encontraba alguno de los supervivientes de la batalla de Fort Caroline, que había escapado con Laudonnier.

El 2 de agosto de 1567 se hace a la mar desde el puerto de Burdeos, sin comentar a nadie cuál era su destino, ni tampoco la misión que iban a desarrollar en la travesía. Se dirige hacia el sur pasando frente a Finisterre el día 22, tras haber superado una fuerte tempestad que lo retrasó mucho y estuvo a punto de truncar su aventura. Una vez sobrepasado Finisterre, pone proa hacia Africa y, después de llegar a las costas de las islas de Cabo Verde, toma rumbo hacia las Indias, llegando al Caribe y fondeando en isla Dominica donde realizan reparaciones en sus buques y se reabastece de agua y provisiones. En ese momento comunica a su tripulación que su destino y misión es vengar la afrenta que los españoles habían hecho al Rey de Francia y a toda la nación francesa en Fort Caroline, en 1565. Una vez realizadas los arreglos y el reabastecimiento zarpa rumbo a Florida, cuyas costas alcanza en la primera quincena del mes de abril de 1568.

Navegan costeando hacia el norte, con rumbo a lo que había sido el Fort Caroline francés, ahora Fuerte San Mateo español. Pasan por delante de la colonia española de San Agustín, desde donde son avistados. Era el día de viernes santo de 1568 y, desde el asentamiento español son avisados por dos disparos de cañón. El propósito era el de advertirles, si eran enemigos, que estaban preparados para un posible ataque. Pero Dominique ordena seguir la navegación, sin prestar atención. Tenía muy claro su destino que no era otro que Fort Caroline, y estaba ansioso por llegar y poner en marcha su plan.

El historiador francés Joseph Pérez, premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales en 2014, falleció la pasada semana a los 89 años en Burdeos. Una de sus obras más influyentes fue su ensayo sobre "La Leyenda Negra", que contribuyó decisivamente a desterrar de la historiografía este proceso de distorsión de la historia española. Es importante subrayar que los historiadores rigurosos, tengan la nacionalidad que tengan, ponen sobre la mesa los datos objetivos.

Sin duda Joseph Pérez es uno de ellos. Viene esta digresión a cuento, para indicar que tanto Theodor De Bry, como Jaques Le Moyne, y qué vamos a decir de Dominique de Gourgues, fueron los iniciadores de esa llamada "Leyenda Negra" sobre España. Y dicho esto, volvemos al libro "La Historia Memorable de la reconquista de la isla de la Florida" de Dominique de Gourgues. Comienza la narración con las siguientes palabras: "Si existe una historia digna de ser recordada, y ser puesta a la luz es la siguiente, amigo lector, tanto para mostrar un gran milagro como para dar noticia de un juicio de Dios, que jamás deja ninguna fechoría impune. Sabéis bien, como en tiempo del buen Rey Enrique, el segundo de su nombre, La Florida fue descubierta por los franceses, enviándose acto seguido hombres y mujeres para habitarla, así como soldados para salvaguardarla al mando de los capitanes Jean Ribault y Laudonnière, que levantaron allí fuertes y cultivaron la tierra".

No hace falta subrayar que el relato, ignora que la presencia española en Florida se remonta al año 1513, cuando llega a estas costas americanas Ponce de León. También obvia los diferentes tratados, como el de Alcaçovas o el de Tordesillas, así como las Bulas Papales que daban soporte jurídico a la soberanía de la Corona española sobre aquellos territorios.

En todo caso, queda claro por lo que se recoge en la crónica de Gourgues, que la presencia francesa de La Florida se trata de una ocupación en toda la regla, con levantamiento de fuertes y el envío de soldados para anexionar el territorio a Francia. Pero veamos como continúa el relato:

"Sin embargo, los españoles, celosos y furiosos de tal hecho y considerando que si ellos permitían a los franceses habitar en la llamada Florida, ello iría en perjuicio suyo, dado que las naos que retornaban del Perú o de las Indias occidentales pasaban frente a sus costas, decidieron promover desde Sevilla una expedición para expulsar a los franceses e incluso aniquilarlos."

El motivo que se aduce para la posición española es una reacción primaria de celos y furia, pero no se oculta en el relato la posición estratégica del territorio, que es paso obligado de las flotas ibéricas que retornaban hacia la metrópoli y que, esta causa y no otra, es la que motiva el que se promueva una expedición para expulsarlos e incluso, señala, exterminarlos.

A continuación la fuente establece la justificación de la expedición de castigo del capitán Gourgues, cuando dice, refiriéndose a los hechos que protagonizaron los españoles: "?cosa que hicieron el año de 1565, como podréis comprobar por un relato que se imprimió en Dieppre y en otros lugares, en el que se cuentan las inhumanas crueldades y horcas que llevaron a efecto con hombres, mujeres y niños: las mismas mujeres fueron desventradas, extrayéndoles sus fetos, diciendo que querían exterminar a los luteranos. Así pues, tan grande matanza fue acompañada de una tal maldad que muy pocos escaparon; sin embargo, Dios Nuestros Señor no quiso dejar tal hecho en execrable impunidad. Para ello, guio en días pasados y en el mes de abril de 1568, a un gentilhombre llamado Gouguez Gascón, para que tomara venganza?"

En este párrafo podemos ver, la contradicción con otras fuentes francesas y también españolas que coinciden en la actitud de respeto de Menéndez para con las mujeres y los niños menores de quince años. Se hace alusión a un tema muy importante, la utilización de la imprenta para difundir el relato, tanto en Dieppe, la ciudad normanda de donde era natural Jean Ribault, como también en otros lugares.

La imprenta fue la gran baza tecnológica utilizada por los reformistas, para la creación de la denominada "Leyenda Negra" a la que ya hemos hecho alusión. En el relato se introduce así mismo el elemento religioso de la confrontación y el fanatismo que, sin duda, acompañaba las posturas de los contendientes, católicos y luteranos. Se perfila claramente el posicionamiento de Dios, del lado francés, subrayando que el Altísimo no puede dejar hechos tan malvados, cometidos por los españoles, en la impunidad, y haciendo que esa postura divina, apriorística y subjetiva, sea la fundamentación, el soporte que justifica la expedición y posterior masacre de Gourgues.

En definitiva, que el capitán francés se autoproclama en su historia el brazo ejecutor de la venganza reclamada por Dios contra los españoles, justificando así su ataque y sus ejecuciones.

Pero el relato continúa y, en el próximo artículo, veremos cómo se relatan en él, los hechos que en él acaecieron en el ataque a San Mateo.

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