El corte de agua programado para la pasada noche al final no se realizó. O si ocurrió, los establecimientos contiguos ni lo notaron. Por ejemplo, a Mónica Álvarez, que trabaja en La Cantina de la estación de tren le avisaron de que apagara el aire acondicionado antes de cerrar, a las once de la noche, y que podría ser que al abrir al día siguiente tuviera algún problema. No notó nada. El agua en la avenida de los Telares corría como por el grifo como si nada. Y no había llegado nadie con ninguna queja por la mañana.

En "Casa Lin", también en la avenida de los Telares, estaban preparados para el corte. Habían cogido agua en barreños y desenchufado la cafetera y el lavavajillas. Por si acaso. A la una menos veinte de la madrugada del jueves, José Ángel Arena, conocido como "Josepín", y encargado del establecimiento, se marchó a su casa. Todavía había agua. Al día siguiente, cuando llegó le preguntó a sus trabajadores si había habido algún desbarajuste, pero ninguno notó nada. Ni siquiera las limpiadoras que llegaron para desinfectar a las diez de la mañana. "¡Mira, mira!", aseguraba "Josepín" abriendo el grifo de detrás de la barra. Corre agua. "Si hubo corte, a nosotros no nos afectó", explicó a este diario.