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La infancia avilesina de Marita Aragón, una pionera en la Universidad asturiana

La catedrática de Filología, hija del primer director del Carreño Miranda, fue docente en Santiago

Marita Aragón.

Marita Aragón, la primera mujer que ocupó la plaza de vicerrectora de la Universidad de Oviedo, tenía raíces avilesinas. Su padre, Francisco Aragón Escapena –casado con María Teresa Fernández, de Grullos, con quien residió en los primeros años de matrimonio en Avilés–, era catedrático de instituto de Ciencias Naturales y ocupó la dirección del Carreño Miranda recién inaugurado en Avilés. Con el tiempo se jubilaría como catedrático de la Universidad de Oviedo, una trayectoria que seguiría después su hija. En el terreno profesional, a ella se la conocía como una gran especialista del ciclo literario medieval del rey Arturo.

Su primer destino como docente la llevaría desde Avilés hasta Santiago de Compostela, donde también tuvo oportunidad de compartir aquella etapa con la familia avilesina, que acostumbraba a llevarle LA NUEVA ESPAÑA para no perder de vista la actualidad de su tierra. “Le hacía mucha ilusión”, cuentan sus primos de Avilés. Tras un año en Galicia, después regresa a Oviedo, donde completaría toda su carrera en la Universidad asturiana.

Tras su fallecimiento, el pasado viernes, la comunidad universitaria del Principado está de luto. Además de convertirse en la primera mujer vicerrectora, fue también la primera en ocupar el cargo de decana de la Facultad de Filología.

Marita Aragón, catedrática de Lingüística Francesa, tenía 87 años en el momento de su fallecimiento. “Rompió moldes y superó épocas hollando terrenos inexplorados en la Universidad y, desde luego, vedados a una mujer por aquel entonces”, subrayó el rector, Santiago García Granda, quien este sábado emitió un comunicado lamentando el fallecimiento de una mujer que considera “brillante y eficaz”.

El vicerrectorado que ocupó en su día Marita Aragón fue el de Ordenación Académica y Profesorado, encargado de gestionar los procesos administrativos y académicos relacionados con la oferta formativa y con la planificación docente. Ocupó esa responsabilidad en tiempos de tres rectores: el que la nombró, Teodoro López-Cuesta; el que la mantuvo, Juan López Arranz, y el que la convenció para una prórroga a la que por aquel entonces se resistía, Santiago Gascón. “En ella podemos ver reflejadas a todas las mujeres de nuestra Universidad que cada día apuestan por sí mismas, compaginando con una responsabilidad descomunal todas las cargas que la sociedad deposita en ellas, ya sean las públicas o las privadas e íntimas”, abundó García Granda.

Ignacio Villaverde, candidato al Rectorado, también manifestó su admiración por Marita Aragón. “Era una universitaria ejemplar, una gran investigadora y una gran mujer”, aseveró el catedrático de Derecho Constitucional.

José Antonio Gómez, decano de la Facultad de Filosofía y Letras, destacó el merecido lugar que ocupa la catedrática en la historia de la institución académica. “Fue una universitaria de pro en una institución gobernada por hombres en beneficio de todos sus compañeros; se dejó lo mejor de su vida en estas aulas”, resaltó.

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