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Julián Valdavida antón | Presidente de Difac

“Quitar barreras arquitectónicas es positivo para toda la sociedad”

“Hay personas que ocupan mal los estacionamientos reservados, escanean las tarjetas y usan las de familiares ya fallecidos”

Julián Valdavida, ayer,. en la sede de Difac.

Julián Valdavida Antón (Velilla de Valderaduey, León, 1953) es el presidente de la asociación Difac (Discapacitados físicos de Avilés y comarca), una entidad que ayer cumplió sus primeros veinticinco años de vida. Valdavida fue, además, uno de los fundadores de este colectivo que lucha por la accesibilidad, por la eliminación de barreras, arquitectónicas y de todo tipo. La conversación se desarrolla en la sede de Difac al mediodía.

–Difac cumple 25 años...

–Hoy –por ayer– mismo, el 20 de noviembre de 1995.

–Vayamos a ese día, ¿cómo surge Difac?

–Nos reunimos siete amigos que no podíamos andar por Avilés de las barreras que existían, no había ningún paso de peatones que estuviera adaptado. La asociación nació para intentar eliminar esas barreras ya fuera en espacios o en edificios públicos. Aquellos siete amigos éramos Domingo Martínez, José Manuel Parada, Mercedes Vieites, Juan Majada, Valeriano Perancho, José Manuel Corrales y yo. También estaban los voluntarios.

–¿Cuál fue el primer objetivo que consiguió el colectivo?

–Lo primero que conseguimos fueron las comisiones de barreras en los ayuntamientos de Avilés, Castrillón y Corvera, en las que presentábamos propuestas de las barreras que veíamos por la calle que estaba mal. Hasta que poco a poco se iban adaptando, por ejemplo, pasos de peatones. Después, hicimos lo mismo con los edificios... Ahora los polideportivos de Avilés son todos accesibles, menos el de Los Canapés, que faltan baños y duchas, no subir a gradas pero sí quedar a pie de pista... En aquellos tiempos, teníamos un problema para andar por la calle porque no había nada adaptado, para bajar un bordillo de diez centímetros, necesitábamos que nos echaran una mano.

–Después de haber cumplido veinticinco años, muchas cuestiones han cambiado. ¿En qué se transformó la comarca a la hora de eliminar barreras?

–Se ha cambiado, pero queda mucho. Día a día van saliendo barreras. Se lo he dicho a los ayuntamientos: ‘No es solo eliminar una barrera y ya está, después hace falta el mantenimiento’. Hay pasos adaptados que ahora están deteriorados. El alquitrán se ha marchado por el paso del tiempo y hay hoyos. Necesitan cada cierto tiempo darle una capa de rodadura.

–¿Qué dificultades encuentra una persona en silla de ruedas en Avilés hoy?

–En ocasiones, el mobiliario urbano no está colocado donde tiene que estar. Hay veces que los contenedores ocupan pasos de peatones, hay pocos pero los hay, también ocupando plazas de estacionamiento para personas con movilidad reducida. Ahí se ganó mucho, también. Antes no había ni una plaza pintada de estacionamiento, ni una. Con la ley de barreras, hoy en día, está bastante bien. Aunque hay personas que ocupan mal esas plazas reservadas, con la tarjeta escaneada, falseada, de personas que han fallecido y las están usando sus familiares, eso es lo que nos mata a nosotros. La Casa de Cultura debería tener una puerta automática y seguimos esperando por el ascensor del Ayuntamiento.

–Difac mantiene su lema que es “Difac somos todos”. Explíquelo.

–Si se elimina una barrera, no solo es bueno para las personas que se desplazan en silla de ruedas, es positivo para las mamás que llevan al niño en carrito, para los repartidores, para las personas mayores que usan andador... es para todo el mundo. Nuestras reivindicaciones son para todos, son por la inclusión social. Por otro lado está la barrera mental, que esa no se elimina.

–¿Por qué?

–Es difícil de cambiar. Hasta que no entras en una asociación de este tipo en la que ves los problemas de accesibilidad que tenemos... y hasta que no sufres el problema no te das cuenta. Hace falta empatía.

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