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Fallece Marietel, el “ángel” de los niños

“Siempre luchaba por conseguir lo mejor para sus pacientes”, dicen de la pediatra, jefa de servicio en el Hospital San Agustín hasta el año 2009

Marietel Suárez, en una imagen de archivo en el San Agustín días antes de su jubilación, en noviembre de 2009. | Ricardo Solís

Sus manos le devolvieron la salud a miles de niños y sus ojos, azules y despiertos, fueron testigos del milagro de la vida. Casualidades del destino tal vez, Marietel Suárez falleció el pasado el 6 de enero, un día marcado en el calendario católico por el recuerdo de la adoración al Niño Jesús. Marietel veneraba a sus pacientes. Porque para esta pediatra que fue del Hospital Universitario San Agustín la medicina no era una carrera universitaria, sino una pasión. Ayer sus compañeros la recordaban con palabras de cariño: “Era una buena profesional, una amiga”, decía de ella Isolina Riaño, que fue quien la sustituyó como jefa de Pediatría en Avilés tras su jubilación, en el año 2009. “Era una persona muy inteligente, con buen sentido crítico para el diagnóstico, para la organización tenía una mente abierta... Siempre estaba dispuesta a colaborar, con sensibilidad social y cultural. Y una cosa muy importante de ella es que siempre intentaba luchar por conseguir lo mejor para cada niño”. Por todo eso, Marietel Suárez conquistó los corazones de los más pequeños.

“Era una persona muy inteligente, con buen sentido crítico para el diagnóstico... Una amiga"

Isolina Riaño - Pediatra en el HUCA

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Llegó al San Agustín el mismo año que se inauguró el centro, en enero de 1976. «Cuando entré en el San Agustín todos los que trabajábamos aquí éramos muy jóvenes. Había gente de Avilés que decía: no vayáis a la residencia, que los médicos son unos críos. Eran tiempos preciosos, todos nos ayudábamos y pusimos en marcha este hospital con el firme propósito de hacer las cosas bien», sentenciaba Marietel Suárez días antes de su jubilación en estas páginas. Anteriormente había realizado su especialidad con Rodríguez-Vigil, en el Hospital Universitario Central de Asturias.

El trato humano hacia los pequeños, su actitud y vocación durante su carrera fueron su mejor carta de presentación. Natural de Trubia, Suárez se desplazó con su familia a Mieres con sólo 6 años. Creció en la Cuenca, estudió en la Pontificia de Salamanca y cuando trabajaba de residente se casó. Pronto engendró a su primer hijo. Siete años después, ya en el San Agustín, tuvo una niña. Era abuela de cuatro nietos.

Fue responsable de un estudio sobre malformaciones congénitas, participó en la elaboración del plan de infancia del Ayuntamiento de Avilés y fue miembro del comité asesor de vacunaciones y enfermedades inmunoprevisibles. Y, luego, su obsesión: la nutrición y la obesidad infantil.

Para muchas familias avilesinas, Marietel Suárez en un ángel de los niños. Ella decía que su único mérito había sido trabajar para salvar vidas. Marietel Suárez recibió el último adiós el jueves, en Oviedo.

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