La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Valentín Escobar, Capitán de la Guardia Civil de Avilés: “Ahora hay más robos en segundas viviendas porque hay menos movilidad”

“En la comarca hay unas siete mil armas y unas seis mil licencias: están bajando las de caza y están subiendo las de tiro deportivo”

El capitán Valentín Escobar, ayer, en el cuartel de Bustiello. MARA VILLAMUZA

Valentín Escobar (Teverga, 1964) es, desde el pasado diciembre, el nuevo capitán de la compañía de la Guardia Civil en Avilés. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA en su despacho del cuartel de Bustiello, con la distancia obligatoria y la corriente entrando por la ventana.

–¿Qué tal estas semanas en su nuevo puesto?

–Aterrizando, pero, bueno, casi no nos da tiempo. Te tienes que enganchar al carro del covid rápido. La suerte que tengo es que esto ya lo conozco. Para mí no es nuevo nada más que un mínimo cambio de personal que ha habido y la situación esta, claro, la situación de la pandemia. Pero, bueno, vengo rodado de Palencia que, aunque es otro nivel, hemos tenido las mismas restricciones. Así que nada: llegar y engancharte al trabajo. No me ha dado tiempo, ni siquiera, a organizarme.

–Ya vio todo esto como teniente. ¿Cómo se ve esto desde el punto de vista de un capitán?

–Somos un poco más mayores. La plantilla es prácticamente la misma: tengo idéntica disponibilidad tanto de medios como de personas, lo único es que han envejecido un poco porque han pasado unos años. Esta plantilla es muy estática: Avilés es un sitio de retorno, la gente una vez que llega aquí, se estabiliza y se queda . Los conozco prácticamente a todos y ellos me conocen a mí. Ya hemos trabajado juntos siete años. Es terreno ganado. Estoy contento porque vengo a terreno conocido.

–Viene de Saldaña, una demarcación muy rural.

–En Saldaña estuve muy a gusto. No conocía yo Palencia. No tenía otro sitio más cerca de Asturias y por eso cogí aquella zona. Y, como les digo, estuve muy a gusto porque la gente interactúa mucho con nosotros, aunque es una zona eminentemente rural. Ha sido muy fácil trabajar allí. Aparte, claro, porque es una zona muchísimo más tranquila en cuanto delitos y tal porque allí no hay bandas asentadas en el territorio: allí, el que te viene a robar, te viene de fuera. Para nosotros el trabajo es relativamente fácil. Claro, aquí, en Avilés, la cosa es distinta. Aquí tenemos varios tipos delincuenciales: el propio y el itinerante, que de vez en cuando te vienen a robar y es más difícil de controlar: hay muchísima gente, muchísimos núcleos urbanos donde esconderse, muchas vías de comunicación. Pero también tenemos más medios y más posibilidades de combatirlo.

–Bajo su mando está el Puerto, la cárcel, el medio rural de Corvera o Llanera. ¿Cómo se organiza el día a día?

–Es fácil porque, por ejemplo, tanto la cárcel como el Puerto o el Aeropuerto, aunque son unidades que pertenecen orgánicamente a la compañía de Avilés, están especializadas en lo suyo; cada una tiene su propio personal con su estructura de mando y yo lo único que puedo hacer es supervisar un poco el tema. Los técnicos son ellos. Cada puesto está organizado con su estructura de mando particular: la Guardia Civil está organizada así. Son unidades autónomas: cada una de ellas responde de lo suyo. Mi trabajo en este punto es coordinar la actividad, es decir, si Cancienes necesita apoyos puntuales busco cómo los pueden obtener. El sistema está bastante bien organizado. Llevamos así 177 años, sí.

–Lo ha dicho antes, pero ahondemos en ello. No parece que delinquir sea igual en Avilés que en Santa Cruz de Llanera.

–No hay tanta diferencia. Dense cuenta de que Avilés con Corvera es casi un núcleo continuo prácticamente. Lo comentaba el otro día con el Comisario y los dos coincidimos en que los delincuentes actúan tanto en su zona como en la mía: entran y salen. Las bandas que estuvieron “trabajando” estos meses pasados lo hacían por toda la demarcación. Ahora mismo están parados porque dos ingresaron en prisión y así está la cosa más tranquilas. ¿Qué diferencia hay? En la zona rural hay más robos de material de chatarra que, bueno, en realidad no es chatarra: es cobre que luego ellos convierten en chatarra. Ahora hay más robos en segundas viviendas porque hay menos movilidad de la población y hay casas a las que no se va desde hace tiempo. Sí que son robos de poca entidad, porque en estas casas no hay muchas cosas de mucho valor.

–¿Cómo estamos de armas en la comarca?

–Lo que les decía antes: tenemos un grupo especializado que se dedica exclusivamente al control de armas. Calculamos que hay unas siete mil armas y unas seis mil licencias: están bajando las de caza y están subiendo las de tiro deportivo.

–¿Cuál es el delito de moda?

–Son los telemáticos, todo lo relacionado con internet. Usted compra un teléfono móvil y le viene un ladrillo. De estas estafas hay muchas y más ahora, en estos tiempos de pandemia, que la gente está más en casa. Los delincuentes, realmente, tienen que vivir de algo y cambian de especialización. Si ya no tienen objetivos en la calle porque los bares están cerrados, las tiendas están cerradas, pues se dedican más a temas de internet. No se ve en la calle, pero sí que es verdad es grave.

–La Policía Nacional investiga este delito.

–Igual. El delito telemático se denuncia en el lugar en el que reside el estafado y el procedimiento de investigación es el mismo, tanto si lo cogemos nosotros como si lo cogen ellos. Como las demarcaciones de la Nacional siempre están más pobladas, imagino que tendrán que investigar más denuncias de este tipo. El ciudadano no se tiene que preocupar de esto, además: puede presentar la denuncia donde sea –en la Comisaría o en el cuartel–, si compete al otro cuerpo, somos nosotros los que lo gestionamos.

–¿Cómo es la vida itinerante de un guardia civil?

–Para mí, apasionante. Si pretendes “hacer carrera” empezando de abajo no te queda más que aceptar los traslados: llevo más de veinte traslados de vivienda en los cuarenta años que llevo en el cuerpo. Empecé en Proaza en los ochenta y, de aquella, te destinaban forzosamente al País Vasco y luego me quedé. Allí estuve, en Oyarzun y en Irún, casi cinco años. Luego volví para Asturias, pasé a Sueca, en la ruta del Bakalao: tenía once discotecas en pleno apogeo, en aquellos noventa. Aquello fue... una experiencia. Estuve en Madrid, en una unidad de investigación de narcotráfico. Cuando ascendí a alférez me fui a Ibiza: dos años combatiendo la delincuencia organizada y luego ya me vine para acá. He tocado bastantes palos dentro de la Guardia Civil, pero mucho tiempo estuve en temas de investigación. Enseguida se acopla uno aquí con la gente que trabaja conmigo. Tenemos gente muy veterana y muy buena.

Compartir el artículo

stats