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Antonio Guillem Guillem, en el centro, detrás de un carrito de los helados de “Los Valencianos” en Avilés. En el recuadro, una foto reciente del fallecido. | Familia Guillem

Fallece a los 89 años el rey del helado avilesino

Antonio Guillem Guillem diversificó la firma “Los Valencianos” que fundó su padre hace un siglo para endulzar la ciudad

Antonio Guillem Guillem satisfizo durante muchos años el sueño más dulce de los paladares llambiones. También fue un emprendedor que creó un universo de sabores: nata, pistacho, chocolate.... Y mucho más. Llegó a Avilés procedente de su pueblo natal, Ibi, en Alicante. De ahí el nombre de la firma que le dio popularidad: “Los Valencianos”, una empresa familiar que fundó su padre, Antonio Guillén Nomdedeu, y que ahora continúa en manos de sus descendientes. Los mismos que ayer le lloraban: Antonio Guillem Guillem falleció a los 89 años en su tierra de nacimiento tras una larga enfermedad. También enjugaban lágrimas todos esos guajes, hoy paisanos, que muchas veces se colgaron de su mostrador en busca de cucuruchos. Guillem era una persona muy apreciada en Avilés, especialmente en Rivero, donde “Los Valencianos” echaron raíces.

De Guillem Guillem ayer solo se escuchaban elogios: “Era una buena persona, un referente en Avilés”. Su hijo Antonio Guillem –tercera generación de heladeros en la ciudad– manifestaba: “Era muy conocido en Avilés por la trayectoria de la empresa y por la venta de helados cuando Avilés tenía unos 15.000 habitantes. Entonces se conocían todos. Era una persona muy agradable y muy trabajadora. Tuvo que trabajar mucho en aquellos tiempos tirando por los carritos de los helados por las playas y por las romerías”.

Antonio Guillem Guillem con su hermano Fernando y su padre, el fundador de la heladería "Los Valencianos", en el centro.

De los pequeños kioscos y las playas el negocio saltó al reparto al por mayor que introdujo la segunda generación de los Guillem: los hermanos Fernando y el recién fallecido Antonio. “Ellos fueron los que hicieron que la empresa fuera más grande. Empezaron a hacer reparto al por mayor por bares, restaurantes... Diversificaron. Compraron una furgoneta y empezaron a vender en fiestas; dentro llevaban los carritos”, explicaba la familia que en el año 2018 recibió la distinción “Cofrade Gastrónomo de Mérito” que concede Gastrónomos del Yumay. Ayer los amigos de esta saga de empresarios lloraban la pérdida de Antonio Guillem, que aprendió el oficio de su progenitor, con quien guardaba, además, gran parecido físico.

El primer heladero nómada de la familia, Antonio Guillem Nomdedeu, llegó a Gijón con una garrafa de hacer helados como único equipaje. Los asturianos, poco avezados entonces a comer helados, fueron entrando por el aro y el negocio prosperó. Después de la garrafa llegaron los carritos de helado que la familia Guillem empujaba por las romerías y las playas de la comarca de Avilés, donde finalmente asentaron el negocio. Era el año 1926. La primera fábrica de helados se instaló en la calle Llano Ponte y la segunda en Rivero, donde aún tienen fijada la sede. Con Guillem Nomdedeu aprendieron el arte de los helados Fernando y Antonio, ahora los tres ya fallecidos. Pero “Los Valencianos” aún tienen cuerda para rato, aunque falte en el plantel el viejo Antonio, el heladero que endulzó las vidas de los avilesinos.

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