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Urge jardinero en el vergel de la I+D

Avilés, con ocho centros de innovación, sufre los embates de una política industrial errática y el abandono de quienes deben definir la tendencia del desarrollo regional 

Concentración en defensa de la industria días atrás en Avilés. EP/JP

“Nuestro polo de innovación es un ejemplo de éxito”. Así lo defendía en la última convocatoria de la Mesa de la Industria de la Comarca de Avilés el presidente de la Cámara de Comercio, Luis Noguera. Esa “meca” de la I+D avilesina, llamada a mejorar la competitividad de las industrias del entorno a través del desarrollo tecnológico y la captación de nuevas inversiones, cuenta con algunos de los mejores embajadores: las empresas multinacionales que están implantadas en el Principado. Pero no acaba de lograr el realce y reconocimiento que merece en casa. Avilés y, por ende, Asturias, se encuentra en emergencia industrial. Lo advirtieron esta semana los sindicatos UGT y CC OO, que movilizaron a un millar de personas en la ciudad. Y en esa llamada que lanzaron a cuidar de una actividad que representa 20% del PIB de Asturias, también se evidenció cómo algunos de los agentes fundamentales en la batalla por la defensa de la industria están ejerciendo el papel de “meros observadores”. Señalaron los manifestantes hacia el presidente del Principado, Adrián Barbón, y el consejero de Industria, Enrique Fernández. También hacia los “pata negra” de la FSA en el Gobierno de Pedro Sánchez, como Adriana Lastra, y hacia las ministras de Industria, Reyes Maroto, y de Transición Ecológica, Teresa Ribera, respectivamente, por sus políticas erráticas.

La industria del Principado ya ha sufrido impactos severos como el cese de las explotaciones mineras, el cierre de las térmicas o la eliminación de la subasta de interrumpibilidad. Ni el consenso político, económico, social y académico que el Gobierno de Asturias quiso escenificar en la presentación de la Alianza por la Industria han servido para dar pasos hacia delante. Más bien al contrario. La comarca de Avilés, precisamente por su tradición industrial, asiste en los últimos tiempos a duros golpes en algunos de sus puntales económicos. El antaño boyante futuro que se esperaba de la aluminera de San Balandrán barrunta ahora nubes negras en el horizonte. Y si con Alu Ibérica es posible que se pierda la oportunidad de dar un nuevo recorrido a la producción de aluminio, no resulta mucho más favorable el futuro para otras grandes empresas a las que también se aludió en la última reunión de la Mesa de la Industria de la Comarca. El peligro de la deslocalización vuelve a asomar a cuenta de los costes energéticos. La pérdida de competitividad y de actividad industrial derivadas deberían preocupar más a quienes no les tiembla el pulso para medir la evolución de la pandemia.

Un breve recorrido por la comarca avilesina, el que precisamente echaban en falta de quienes los manifestantes tildaron este jueves de “meros observadores” desde diferentes puestos de Gobierno, podría ser un primer paso. Los centros de investigación de Windar, Gonvarri, Idesa y Satec, además de los pioneros Idonial (fruto de la fusión del ITMA y Prodintec) y Arcelor, y los de otras dos multinacionales que trabajan la I+D en la comarca desde hace décadas: Asturiana de Zinc y Saint-Gobain, son algunos ejemplos de esa potencia industrial con sello avilesino. El polo de la innovación funciona, pero precisa apoyos. Ocho centros de I+D industrial de los que presume –con razón– la regidora Mariví Monteserín, están radicados en la comarca de Avilés. “Lo que estamos viviendo estos últimos años es fruto de un trabajo previo de décadas en los sectores que han caracterizado el desarrollo económico de este territorio”, sostiene el director gerente de Idonial, Íñigo Felgueroso.

Ensidesa fue, es y será para siempre el engranaje de la gran industria de la comarca, cuya factoría “tapó” el Avilés de los años cincuenta del siglo pasado, desde los muelles del puerto hasta Tamón, en un tramo de algo más de once kilómetros de largo, dando empleo a miles de personas de Avilés, Asturias, España y parte del extranjero y que vio crecer una ciudad que pasó de unos 20.000 habitantes, en 1950, a 90.000 en 1988. Aquel fenómeno industrial fue también el introductor de una nueva organización del entorno. Hoy, Avilés es la cabecera de la industria 4.0, del desarrollo del industria eólica, de la investigación en metalurgia y nuevos materiales y también del big data, la realidad aumentada, los robots y los drones, la fabricación aditiva, la robotización, la aplicación de la biotecnología para la valorización de recursos y la mejora de procesos productivos en general a partir de la digitalización. Toda esa I+D mueve unos 450 empleos, sin contar las plantillas de las fábricas.

¿Acaso duda alguien de las garantías que ofrece el polo de la innovación avilesina para empujar en la competitividad y viabilidad de las empresas, así como para el sostenimiento de los puestos de trabajo? A juicio del consejero de Ciencia, Borja Sánchez, Avilés presenta “un recorrido increíble” para los próximos años por la concentración de centros de I+D+i en su territorio, más el desarrollo posterior que vendrá de la Isla de la Innovación. El combustible de la industria del futuro ya existe. Conviene contar con los mejores catalizadores para darle el recorrido que merece, a este motor sin dejar de plantearse nuevas rutas. El futuro empieza hoy.

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