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Zapateros de caballerías: así es el trabajo de un herrador

“Pase lo que pase, estamos para todo”, sostiene Santiago Vilatuñe, que comenzó con el jinete Sergio Álvarez Moya

El herrador, ayer, en el concurso de Luanco Miki López

“Lleva viniendo al hípico de Luanco diez años. Es un concurso muy bonito, ya que está muy bien organizado y todos los años sale muy bien. Además, las vistas son espectaculares”, asegura el experimentado herrador Santiago Vilatuñe. Los 18 años que lleva en esta profesión le avalan, aunque él llegó hasta aquí gracias al reconocido jinete avilesino Sergio Álvarez Moya.

El herrador cuenta que sus inicios en la profesión fueron muy emocionantes, pues comenzó siendo mozo de cuadra del citado jinete internacional. “Cuando yo empecé a trabajar con él, estaba despuntando, pero ya se veía que iba a ser el gran jinete que es ahora”, recuerda ilusionado. Y es que Santiago Vilatuñe ha herrado caballos que han competido en las olimpiadas y en campeonatos europeos, equinos de renombre como “Carlo” o “Action Braker”. También ha herrado los caballos que monta el conocido jinete Gerardo Menéndez.

“Mi trabajo es muy importante, ya que la correcta posición de la herradura evita posibles lesiones. Si la herradura está suelta, el animal puede clavarse la pestaña, que es la punta de la herradura, y se pueden hacer daño”, comenta sobre los problemas frecuentes que pueden ocurrir con estos animales.

Alberto Menéndez, cuidando de “Gui de Maeza” y “Graf de Maeza” ayer en La Mofosa. | Miki López

“Aquí en Luanco, al ser una pista verde, los caballos necesitan llevar en sus herraduras, además de los clavos habituales para sujetarla, unos elementos llamados ramplones, una especie de pinchos que permiten que el caballo se adhiera mejor al suelo, ya que en la hierba pueden resbalar y sufrir algún tipo de lesión”, explica sobre su trabajo.

Vilatuñe apunta que, aunque los caballos vienen con las herraduras de sus caballerizas, a veces, durante el trayecto, se pisan y pierden la pierden, por lo que al llegar a la ubicación del concurso deben acudir al herrador a poner la herradura de nuevo. Añade que también pueden perder herraduras mientras saltan en la pista. “Tenemos que estar aquí todo el día, hay que solucionar los problemas que puedan surgir”.

Zapateros de caballerías

“Pase lo que pase, estamos aquí para todo. Por eso me gusta tanto esta competición, por el buen ambiente que hay”, asegura el herrador en relación con el compañerismo que caracteriza al concurso de Luanco. “Todos nos llevamos genial porque nos conocemos al venir tantos años por aquí. Siempre nos ayudamos mutuamente”, concluye.

“En los vehículos, los caballos no se ponen nerviosos, los tratamos muy bien. Calculamos el tiempo justo para estar lo menos posible en carretera y que no pasen calor”, explica Alberto Menéndez, empleado de la Yeguada Finca Maeza, ubicada en el concejo de Sariego, que ayer estuvo presente en el concurso hípico de Luanco, en La Mofosa.

Zapateros de caballerías

Menéndez asegura que los animales no lo pasan mal mientras los trasladan de las caballerizas a los concursos, ya que todos los remolques están completamente equipados con paredes y suelos acolchados, ventilador, agua y heno. “Además, les ponemos protectores en las patas para evitar que se hagan daño durante el trayecto”, continúa.

Menéndez cuenta que todos los caballos siguen una dieta especial, ya que cada uno necesita una alimentación específica. “Los caballos trabajan a diario con la misma intensidad, salvo el día antes del concurso, para que lleguen en sus plenas condiciones al concurso”, remata.

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