La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Molero: “Ni un euro de fondos europeos a una empresa sin plan de innovación”

El especialista en sociedades innovadoras pide proyectos “medibles” | El profesor Archibugi plantea crear una empresa tecnológica pública europea

El profesor José Molero, durante su videoconferencia; en la mesa, por la izquierda, Antonio García, Ruth Rama y Daniele Archibugi, ayer, en los cursos de La Granda. | Ricardo Solís

Ni un solo euro de los fondos europeos a los proyectos empresariales e industriales que no vayan acompañados de su plan de innovación. Esta es la propuesta del Foro de Empresas Innovadoras que ayer defendió José Molero, director de la cátedra de Estudios de la Innovación (CESIN) de la Universidad Complutense de Madrid, durante su intervención en los cursos de La Granda. Por su parte, el académico italiano Daniele Archibugi, especialista en economía y las políticas del cambio tecnológico y en teoría de las relaciones internacionales, fue un paso más allá, y defendió la creación con fondos públicos de una gran empresa tecnológica europea que compita con Estados Unidos y China.

El nuevo curso de La Granda está dedicado a la “Internacionalización e innovación: un desafío para la industria española”. El profesor José Molero intervino por videoconferencia desde Canadá para explicar la influencia con el paso de las décadas del asentamiento de multinacionales extranjeras en España y como finalmente sus filiales acabaron siendo intensivas en innovación y tecnología.

La situación actual de España, como país intermedio entre los líderes tecnológicos y el tercer mundo es “complicada”, señaló antes de indicar que la fortaleza española en las tecnologías de la información y la comunicación “no es la que muchos desearíamos”, de ahí que abogase por la cooperación y la búsqueda de fórmulas que permitan aplicar políticas que generen estímulos para que la interacción sea positiva para los líderes y también para el resto de territorios, como Europa y los países que la integran.

Una de las grandes preocupaciones es el reparto de los fondos europeos para la recuperación y transformación económica e industrial tras la crisis provocada por el covid-19. “La pandemia ha puesto de manifiesto que los asuntos territoriales son importantísimos. Las condiciones no son las mismas en Asturias que en otros territorios. Hay que ofrecer condiciones beneficiosas para ambas partes, para el que esté interesado en invertir y para el territorio en el que se va a asentar”, remarcó Molero. Y los fondos europeos van a jugar un papel fundamental. Pero España sufre una grave carencia de nuevas tecnologías, y es fundamental investigar, desarrollar e innovar. “Todos los proyectos deben ser proactivos, también los de las multinacionales, con planes de innovación cuantificados y medibles, para poner evaluar su impacto. Y aquel que presente esa carencia, no debería recibir fondos. Y hay más de uno que no tiene ese plan de innovación”, advirtió Molero.

El profesor italiano Daniele Archibugi centró su conferencia en una cuestión: ¿Es posible una recuperación europea sin empresas públicas de alta tecnología? La respuesta es negativa. “Europa no está en el desarrollo de nuevas tecnologías, ni software, ni móviles... nada en general. Está fuera”, mientras que las empresas líderes son americanas y chinas.

Así que Europa tiene dos retos básicos: innovar para competir en un mundo globalizado y difundir el conocimiento. “A veces ambos objetivos entran en contradicción, y, además, si se comparan los recursos, las inversiones, vemos que las de un plan europeo son similares a las que realiza una sola multinacional estadounidense”, con lo que “son necesarios más recursos”, remarcó Archibugi.

“Tenemos que compartir el conocimiento europeo entre empresas, universidades, administraciones, instituciones...” Y entonces su propuesta es radical: “intervención pública directa, creando empresas tecnológicas internacionales”. El ejemplo del éxito es Airbus. “Europa es muy dependiente de lo que hacen otros países y eso es un problema muy serio. Ya creó una empresa una vez, y puede volver a hacerlo”, insistió el profesor.

La pandemia mostró un tejido empresarial competitivo, según el experto Gonzalo Solana


Las empresas españolas exportadoras son competitivas, el problema es la falta de colaboración y de cooperación, advirtió ayer Gonzalo Solana, director de la Cátedra Nebrija-Santander en Dirección Internacional de Empresas. Según explicó durante su ponencia en los cursos de La Granda, la pandemia por el covid-19 evidenció que el descenso en las exportaciones fue de volumen y en proporciones similares a las de los principales competidores, pero no se produjo destrucción del tejido exportador, “lo que es fundamental porque permitirá de nuevo el despegue cuando se den las condiciones”, señaló. Solana llamó la atención en el hecho de que la mayoría de las empresas españolas son pequeñas y medianas (pymes) y micropymes. De ahí que para crecer en internacionalización hayan jugado, y jueguen, un papel fundamental las cadenas de valor. Este proceso, explicó el profesor, “ha traído consigo una mejora de la productividad”. Pero España debe cuidar dos aspectos fundamentales, que son las condiciones para seguir atrayendo inversión extranjera, y el comercio de servicios no turísticos, sobre los que apenas hay información estadística, pero que hay que reforzar. Gonzalo Solana hizo hincapié en que la economía española es de las más abiertas del mundo y que uno de cada cuatro empleos están relacionados con la internacionalización. En el ámbito microeconómico, el tejido exportador es competitivo y hay “vocación estructural” de competir en un mercado global.

Compartir el artículo

stats