Sesenta millones de euros. Ese es el presupuesto que ha destinado el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) durante los últimos cinco años para reponer arena en las playas de litoral español. El problema, derivado de fenómenos climáticos, la erosión y la ocupación de la primera línea de costa en algunos casos, obliga a un importante esfuerzo económico y técnico. En ese marco, la Autoridad Portuaria de Avilés ha encargado un estudio técnico con el que se pretende concretar si el material procedente de dragados de la ría se puede utilizar para reponer arena en Salinas, tal como se exige en la última “Declaración de Impacto Ambiental” (DIA) del MITECO para llevar a cabo la extracción de áridos en el canal de acceso al puerto. Pese a las diferencias que los gestores portuarios mantienen con los responsables ministeriales a cuenta de lo inasumible que resulta afrontar todo el coste de reposiciones de árido, el contrato, tramitado por la vía de urgencia trata de avanzar hacia la búsqueda de una solución para que esa labor resulte económicamente viable.
A escala estatal las intervenciones más elevadas en este sentido, y siempre según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, se realizaron en arenales de Cádiz y Huelva, tras los daños de los temporales de 2018. La gota fría que asoló el Levante en los inicios de 2020 también obligó a un importante desembolso en aportes de arena para atajar los numerosos desperfectos en las costas de la Comunidad Valenciana. Del otro lado, en las provincias de Guipúzcoa, Vizcaya, Asturias y Lugo no se han producido, sin embargo, aportes de áridos en sus playas en los últimos cinco años y medio.
Según los expertos, extraer arena del fondo marino –la solución que se propone en el caso de Avilés– no es la técnica más complicada. El estudio contratado por la Autoridad Portuaria para concretar si la arena de la costa tiene características similares a la que se draga de la ría obligará a tomar al menos dos kilos de muestra de áridos en trece estaciones diferentes del litoral señaladas en las playas de Aguilar, Los Quebrantos, Bayas, Arnao, Salinas, El Espartal, Xagó, Verdicio, Llumeres y La Carnera. Según la distancia y profundidad a la que se encuentre el yacimiento para realizar los aportes de arena los costes pueden ser muy dispares: desde los tres o cuatro euros por metro cúbico en movimientos de arena dentro de la misma playa hasta los 20 euros si hay que recurrir a canteras o yacimientos terrestres. Y las diferencias entre regiones también son notables: algunas estimaciones sitúan en dos euros el metro cúbico de arena en el Cantábrico mientras en Baleares se eleva hasta los 24..
El profesor del departamento de Geología de la Universidad de Oviedo, Germán Flor Blanco, sostiene que las dificultades para hallar áridos apropiados para esos aportes pendientes en el litoral son mayores en el Mediterráneo mientras en el Cantábrico “los estuarios y acantilados van vertiendo de forma natural”. No obstante, eso no implica que no sea necesario abordar soluciones para preservar los ecosistemas costeros. “Son modelos diferentes”, advierte. Las dunas, otro de los ecosistemas críticos para que las playas puedan autodefenderse y regenerarse por sí solas, también requieren de una atención específica. Un estudio reciente de Flor-Blanco en el que participaron investigadores de las universidades de Oviedo, Autónoma de Madrid y del Ulster, revela cómo los sistemas dunares de Salinas se recuperaron de las tempestades de 2013 y 2014. “Con una buena gestión se recuperan bien, pero es necesaria una reordenación, evitar pasillos para que no se produzca erosión, acordonar alguna zona…”, indica el geólogo. El conflicto, abundan los expertos, radica en que “hemos desnaturalizado la costa”. El debate social sobre los presupuestos para actuaciones en el litoral está sobre la arena.
